jueves, 19 de diciembre de 2019

BREVE REFLEXIÓN HISTÓRICO-TEOLÓGICA: ¿CUÁNDO NACIÓ CRISTO?


Para la sección nueva, Cuadernos espirituales, del blog Ancile, y muy a propósito de estas fechas navideñas,  traemos un post titulado: Breve Reflexión histórico-teologíca: ¿Cuándo nació Cristo?, de Alfredo Arrebola (Profesor- Cantaor; Maestro de Enseñanza Primaria; Doctor en Filosofía y Letras (Sección de Filología Clásica, 1978); Licenciado en “Ciencias Religiosas”; Director del “Aula de flamencología” de la Universidad de Málaga (desde 1977).


BREVE REFLEXIÓN HISTÓRICO-TEOLÓGICA:

 ¿CUÁNDO NACIÓ  CRISTO?



 Breve Reflexión histórico-teologíca: ¿Cuándo nació Cristo?, Alfredo Arrebola


    
         Guiado por mi inmanente inquietud de “dar razón a mi fe”, he dedicado buen tiempo en reflexionar acerca del nacimiento de Jesús de Nazaret, pensando que todos los hombres están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla, conforme al espíritu de la Carta Apostólica “Dignitatis humanae” . Porque, a la verdad, ninguna otra celebración religiosa, ni siquiera la Pascua que es  la más importante de las fiestas cristianas, tiene la carga de ternura y recogimiento que encierra la Navidad. La noche del 24 de diciembre millones de personas conmemoran, con la más profunda emoción, otra noche de hace dos mil largos años, en la que Cristo vino al mundo. Así estaba prescrito  desde los más remotos tiempos bíblicos.

     En muchas partes del mundo, recordando ese día, se suspenden las guerras, se conceden indultos, se saludan quienes no se hablaban. Aún más: la gente trata de ser más amable y generosa de lo que es el resto del año. Lo que nos lleva a pensar  que  el 25 de diciembre se  reviste de ciertos toques mágicos. Por otra parte, pienso, en perfecta comunión con el Papa Francisco, que la Iglesia no es un refugio para gente triste. Nada más  lejano: la Iglesia es la casa de la alegría, que encuentra su razón de ser en el saberse acogidos y amados por  Dios. De  ese Dios,  el mismo “Logos”, hecho carne humana”  (Jn 1,14) en las purísimas entrañas de María. He aquí, pues, la  base y  fundamento metafísico de nuestra alegría: Nativitas Christi.
 Breve Reflexión histórico-teologíca: ¿Cuándo nació Cristo?, Alfredo Arrebola


    Ahora bien, ¿Jesucristo nació realmente ese día? No. El 25 de diciembre no es la fecha histórica del nacimiento del Señor. Creo conveniente, incluso didáctico -  para todo seguidor de Cristo - , recordarle que durante los dos primeros siglos de la  Era  Cristiana nadie sabía ni le importaba cuándo nació Jesús. Luego, unos y otros empezaron a celebrar el nacimiento en fechas muy distintas, el 1 y 6 de febrero, el 25 de marzo y el 20 de mayo. Esta última fecha fue la que obtuvo más aprobación en aquel  entonces puesto que san Lucas en su Evangelio dice que los pastores estaban vigilando sus rebaños en plena noche, lo que solo acontece en la época en que nacen  corderillos , no en invierno. El texto lucano dice así. “Había cerca de Belén  unos pastores que  dormían al aire libre en el campo y vigilaban sus ovejas por turno durante la noche” (Lc 2, 8), cfr. “Navidad Flamenca”, pág. 12-13 (Málaga, 2019), de Ángel Rodríguez  Cabezas/ Alfredo Arrebola.
   
   ¿Cuál es, entonces, el día exacto del nacimiento de Jesús? No lo sabemos. Sí es posible saber – escribe Ariel Álvarez en “Evangelio y Vida”,nº 366 (Nov.Dic. 2019) –  el año de su nacimiento (fue, aunque suene extraño, alrededor del año 7 antes de Cristo).  Pero  saber el día resulta imposible con los datos  que disponemos actualmente. Una simple reflexión nos lleva a  tener en cuenta la climatología de Palestina; sabiendo, además,  que la región cercana a Belén es sumamente fría y
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lluviosa durante el invierno, cuesta admitir que en ese mes había pastores cuidando
sus  rebaños.  Tanto las ovejas como los pastores permanecían dentro de los establos. Sólo a partir de marzo, mejoradas ya las condiciones climáticas, solían pasar la noche a la interperie. Por consiguiente, si cuando nació Cristo había pastores con sus ovejas a la interperie, pudo haber sido cualquier otro mes menos diciembre.

¿Por qué  razón celebramos la Navidad el 25 de diciembre?
     Estamos, sin la menor duda, ante  un complejo y difícil problema  histórico-teológico. Ya he dejado dicho que en los primeros siglos, los cristianos mostraron poco interés en celebrar el nacimiento de Jesús. Los motivos eran bien sencillos: en aquel tiempo se festejaba con toda solemnidad el cumpleaños del emperador, pero los cristianos no estaban dispuestos a colocar a Jesús en el mismo nivel que éstos. Así - la historia lo dice – el  teólogo  Orígenes (185 - 253), hacia el año 245, repudiaba la idea de celebrar la “Nativitas Christi”, como si fuera la de un emperador.
    No obstante, de vez en cuando aparecía algún teólogo proponiendo una fecha para su nacimiento . Por ejemplo, San Clemente de  Alejandría (siglo III) decía que era el 20 de abril, en tanto que San Epifanio la fijaba el 6 de enero. Hubo teólogos  que  hablaban del 25 de mayo, o  17 de noviembre. Es decir, no se llegaba a un acuerdo definitivo por falta de datos y argumentos ciertos para justificarla. Por tanto, durante los tres pimeros siglos la fiesta del nacimiento del Señor se mantuvo incierta. Pero – según la ley de la “Evolución histórica” - en el siglo IV sucedió algo inesperado, que llevó a la Iglesia ineludiblemente a tomar partido por una fecha definitiva y  dejarla - cómo no! -  totalmente asentada.

 Breve Reflexión histórico-teologíca: ¿Cuándo nació Cristo?, Alfredo Arrebola      En este afamado siglo IV apareció una temible y peligrosa herejía que no sólo perturbó la paz de los cristianos, sino que puso  en jaque a los teólogos y pensadores de aquel tiempo: El Arrianismo, doctrina creada y difundida en Alejandría de Egipto por el sacerdote Arrio, nacido en Libia en el 256. Este, ordenado sacerdote hacia el 315, se ganó la admiración de cuantos llegaron a conocerle, debido a sus prácticas ascéticas y a su gran capacidad de convicción, cfr. “Diccionario Teológico”, pág. 46   al tiempo  e inmediatamente del Padre, de manera distinta al resto de las criaturas, pero sin  ser sustancial del Padre. Así, es a la vez engendrado y creado, es Dios por participación lo mismo que nosotros, entidad media entre Dios y el mundo. Como prueba, este “Logos” tuvo que hacerse hombre, de tal manera, según el arrianismo, que el “Logos” ocupó en Jesús el lugar del alma, de forma   que Jesús carecía de alma humana”. Estas teorías fueron condenadas en el primer Concilio de Nicea (325).
(Herder, 1966), donde podemos leer: “Según el arrianismo, el “Logos” no es eterno como el Padre, aunque recibe la existencia con anterioridad

Para los que no han estudiado Teología, les diré que el pensamiento de Arrio puede  reducirse a esto: Jesús no era realmente Dios. Era, sí, un ser extraordinario, maravilloso, grandioso, una criatura perfecta, pero no era Dios mismo. Dios lo había creado para que le ayudara a salvar a la humanidad. Y debido a la ayuda que  Jesús le prestó a Dios con su pasión y muerte en la cruz, se  hizo digno del título de  “Dios”, que Dios Padre le regaló. Pero no fue verdadero Dios desde su nacimiento, sino  que llegó a serlo gracias a su misión cumplida en la tierra. En esta misma línea está el pensamiento del teólogo A. Álvarez Valdés ( op- cit. “Evangelio y Vida”, 16).

     Aunque  Arrio fue totalmente derrotado, sus seguidores siguieron defendiendo sus teorías y dándolas a conocer por toda la Iglesia alcanzando  gran cantidad de adeptos, de tal manera que treinta años más tarde no se encontraba un obispo que defendiera el “credo” de Nicea, excepto San Atanasio, obligado a  sufrir destierro varias veces.

    Pero gracias a la habilidad del Papa Julio I (337 – 352), quien se dió cuenta de que una manera rápida y eficaz de dar a conocer la idea de la divinidad de  Cristo  era propagar la fiesta del nacimiento de Jesús – contrarrestando, por otra parte, las teorías de Arrio – poco conocida. Pensaba el Papa que si se celebraba el nacimiento del “Niño-Dios”, las  personas dejarían de pensar  que Jesús llegó a ser Dios solo de grande.

    Pero, por fin, ¿Qué fecha elegir, si no se sabía a ciencia cierta qué día era?.
La tradición popular nos enseña que siempre hay “un listillo de turno” para resolver lo imposible. Al tal – se ignora quién sería – se le ocurrió una idea genial: servirse del folklore romano donde se celebraba una fiesta muy popular, llamada “ El día del Sol Invicto” (Dies Natalis Solis Invicti): celebración pagana antiquísima, llevada a Roma por el emeprador  Aureliano desde Oriente en el siglo III, consistente en adorar al sol como al dios Invencible. A esto habría  que añadir  los elementos geoclimáticos del hemiferio norte para admitir el origen de esta fiesta. A partir del 21 de diciembre – el día  más corto del año – los días comienzan a alargarse lentamente. El sol, pues, no ha sido vencido por las tinieblas, sino que es invencible. He aquí, por tanto, la razón del festejo: 25 de diciembre, nacimiento del Sol Invicto.

   El  emperador Aureliano inauguró el nuevo templo al Sol Invicto – 25 de diciembre del año 274 – en el Campus Agrippae de Roma, proclamándolo patrón principal del Imperio, ordenando que ese día fuera el festival del nacimiento del  Sol Invicto. Ahora bien, para los cristianos JESUCRISTO era el verdadero Sol. Y así nos lo muestra  la Sagrada Escritura. El profeta Malaquías  (siglo V a.C.) ya había anunciado que cuando llegara el final de los tiempos “... brillará el Sol de Justicia, cuyos rayos serán la salvación” (Ml 4,2). Por su parte, el  Evangelio de Lucas nos dice que “...nos visitará una salida de Sol para iluminar a los  que viven en tinieblas y en sombras de muerte (Lc 1, 78). Sin abusar de los textos sagrados, el Apocalipsis de  Juan predice que en los últimos tiempos no habrá necesidad de sol, pues  será reemplazado por JESÚS, el nuevo  sol que nos ilumina desde ahora  (Ap 21, 23).
    Los cristianos tampoco debemos olvidar que a Jesús hubo un día en que las tinieblas parecieron vencerlo, derrotarlo y matarlo, cuando lo llevaron al sepulcro. Pero  él salió triunfante de la muerte, y con su resurrección se convirtió en invencible.  Cristo, el Hijo de la siempre virgen María, era, por tanto, el verdadero y auténtico SOL INVICTO.
 Breve Reflexión histórico-teologíca: ¿Cuándo nació Cristo?, Alfredo Arrebola


   Estas pruebas, histórico-teológicas, fueron más que suficientes para que los cristianos rompieran con el tradicional rito del 25 de diciembre: celebrar el
nacimiento de un ser inanimado, de una simple criatura de Dios, sino más bien el nacimiento del Divino Redentor, el verdadero Sol que ilumina a todos los hombres del mundo, creyentes y no creyentes. De esta forma la Iglesia primitiva, con su especial sabiduría pedagógica, “bautizó y cristianizó” la fiesta pagana del “Día natal del Sol Invicto”, y la transformó en el “Día natal de Jesús”, el Sol de Justicia mucho más radiante  que el astro rey. Y así – simpliciter simplex – el 25 de diciembre se  convirtió en la Navidad cristiana.
      
      La primera mención directa de esta fecha  la tenemos en el calendario litúrgico escrito por el literato Filocalo, en Roma, en el año 354. Allí se dice que “... el 25 de diciembre nació Cristo en Belén de Judea”, según leemos en “Evangelio y Vida”,19.

Las noticias históricas recogen que fue en Roma donde tuvo lugar la primera celebración de la fiesta de Navidad. Inmediatamente se fue extendiendo por las distintas regiones del Imperio. En el 360 pasó al norte de África. En el 390, al norte de Italia, y a “nuestra” España hacia el 400. En el año 535 el emperador Justiniano decretó como ley imperial la celebración de la Navidad el 25 de diciembre.

En  síntesis, la fiesta de la Navidad se convirtió en un poderosísimo instrumento para “CONFESAR” y “CELEBRAR” la fe en Jesús – Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6) – y defender, a capa y espada, que Jesús es verdadero y auténtico Dios desde el día de su nacimiento.



                           
                                                      A todos  mis amigos: FELIZ  NAVIDAD  2019.

                                                                    Alfredo Arrebola Sánchez


 Breve Reflexión histórico-teologíca: ¿Cuándo nació Cristo?, Alfredo Arrebola


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