Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos la nueva entrada que lleva por título: Símbolo e intención oracular del lenguaje poético.
SIMBOLO E INTENCIÓN ORACULAR
DEL LENGUAJE POÉTICO
El carácter apodíctico del
verdadero lenguaje poético parte de una necesidad uniabarcadora de
significación y de compromiso con una verdad universal, que en no pocas
ocasiones trasciende el cálculo o la pretensión lógico racional. La poesía, en virtud de su singular
interpretación, en modo alguno está dirigida para mentes poco o nada
meditativas. Insistimos, tampoco tendría mucho que decir a una intelectualidad
netamente racional. No trata de demostrar o establecer establecer en su discurso una metodología
científica ni ninguna suerte de taxonomía o recomendación demostrativa. Es un
discurso –no discurso- en verdad potente para la autoexploración y el
autoconocimiento.
Hemos
de reconocer ya de inicio que lenguaje netamente poético precisa de un tratamiento
tan inteligente como sensible. Para ver y aprehender su pronóstico subyacente se debe entender que su significado puede tener un sentido que supera en muchas ocasiones lo
consciente racional. El suceso poético trascrito por el lenguaje especial de la
poesía actúa oracularmente, hablándonos de acontecimientos internos y externos,
físicos y psicológicos de los que, cuando tratamos de establecer significado, por
nimio que este sea, establece una probabilidad de realidad que se sitúa en un
futuro que en realidad está más allá del tiempo mismo.
El
inconsciente poético integra una conciencia de carácter
suprarracional que adviene a manifestarse al usuario del artefacto poético como
una vía de conocimiento excepcional para saber de sí mismo, y de su sí mismo en el mundo. Indagar en este conocimiento exige una fina inteligencia para la
comprensión del universo simbólico que la estructura. Lo cierto es que en este simbolismo subyace una energía que nos
ayuda a entender incluso los vericuetos más oscuros de nuestro propio ser.
El
cuestionamiento del nihil est in intelectum
quod non antea fuerit in sensu[1],
en poesía es una constante, dado que en ella es posible lo real acotado por el
sentido, pero también vive en ella con total naturalidad aquello que está por
venir (o que está ya fuera del tiempo) y puede entenderse a los ámbitos de lo
suprasensorial, o puede decirse que está imbuido de lo psíquico que, a su vez, está
más allá de la percepción física de lo sensorial. Acaso sea la percepción
poética la que mejor cuestiona la relación unidireccional de nuestra mente con
el mundo a través de la materia, al contrario, nos dice que la realidad deviene
del mundo psíquico, mental, y que es este lo inmediatamente real.
La
poesía, como ímpetu o potencia esencialmente creativa, es la que nos pone, al
fin, en contacto con el orbe o la fuerza o energía universal que nos abre y dirige más
allá de la razón para entrar en lo plenamente irracional inconsciente y para
crear la conciencia plena del mundo.
Insistiremos
más adelante en esta fascinante potencia de lo poético y su manifestación a través de la materialización
lingüística de su fenómeno literario. Eso será en próxima entrada del blog
Ancile.
Francisco Acuyo
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