viernes, 22 de abril de 2011

SOBRE EL AMOR II: DE JUICIOS, PARADOJAS Y APOTEGMAS

Sobre el amor 2, Francisco Acuyo


Esta segunda entrada a propósito del Amor, versa sobre la tantas veces no evidente distinción entre el deseo y el amor. Puede seguir la trayectoria esta entrada de una visión del Amor muy poco adecuada a las convenciones sensuales, románticas o sentimentales; en cualquier caso, a mi modesto entender será una perspectiva que, en su singularidad, puede hacernos reflexionar sobre los patrones, conformidades y prejuicios que tantas veces llenan el concepto que creemos propio del Amor.


SOBRE EL AMOR II:
AMOR Y DESEO


Sobre el amor 2, Francisco Acuyo



LA relación entre el amor y la inocencia se establece en la tradición purista platónica y neoplatónica como proverbial; una conciencia casta ni puede recibir ni hacer daño, aunque paradójicamente siempre será vulnerable. Mas esa vulnerabilidad proviene de su capacidad directa de percepción de lo bello, y esta siempre presente antes de que cualquier concepción intelectual o sentimental o sensual de lo que el amor sea, es decir que puediere estar conducido por cualquier pensamiento utilitario (como referíamos en la anterior primera entrada) o finalista. A partir del entendimiento de este rudimento esencial de distinción, comprobamos una vez más que el deseo y el amor abarcan dimensiones bien distintas: el deseo se estructura en virtud del pensamiento (sentimiento, emoción, deseo, pulsión) para la consecución y perpetración del (de los) mismo(s); el amor no es un deber ser construido según nuestras necesidades intelectuales, emocionales, sentimentales, sensuales, previamente establecidas.

Si no caemos en la cuenta de la falaz idea del Amor en virtud de la naturaleza finalista de nuestros pensamientos y emociones, nunca sabremos la inmensa si no infinita realidad de su dimensión. El amor requiere, para su real, no virtual, preconcebido,, influido, insuflado y manido reconocimiento, una percepción que ha de situarse más allá del proceso de aislamiento, de negación y resistencia, que diría Krishnamurti, impuesto por un patrón mental y por la reducción precisa por la abstracción y representación del nombre y significado con el que designamos la palabra Amor, porque el Amor no es representación, teoría, ideación… Así, el amor es aprehensible única y realmente cuando la conciencia es pura y no proyecta sensaciones particulares o impulsos en forma de creencia, influjo, deseo posesivo… sino que su conciencia se mantiene alejada, olvidada de nosotros mismos. El Amor es un estado del ser que no se puede identificar, encontrar, describir, representar o definir. Sólo cuando el pensamiento está en silencio y la mente quieta, atenta, perceptiva, inquirimos y comprendemos que en el amor no hay distinción, dualidad, sujeto y objeto, tú y yo.





Francisco Acuyo 




Sobre el amor 2, Francisco Acuyo


1 comentario:

  1. HOLA FRANCISCO!! TE HE CITADO EN MI FACEBOOK. UN ABRAZO Y HASTA PRONTO!!.-

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