Para la sección de Pensamiento del blog Ancile, traemos el trabajo titulado Poesía: semiosis del mundo organizado, que cierra el conjunto traído a este medio desde hace ya algunas entradas atrás y que lleva el nombre de Arqueología de un instante.
POESÍA: SEMIOSIS DEL MUNDO ORGANIZADO.
SOBRE LA RUINAS DEL SENTIDO LITERAL.
EN UNA AUTÉNTICA humanización del mundo43 o socialización del mismo, será capital tener muy en cuenta la praxis humana desde una perspectiva primordial como es la de la semiótica, o semiosis,44 la cual invita a una lectura social, realista, de aquello sobre lo que nos venimos a centrar en el apunte que suscribimos, es decir: la poesía. Será también muy conveniente saber si ésta está en disposición, desde el mundo organizado socio-cultural en el que nos encontramos (y en el que parece que queremos integrarnos) de incidir sobre el mismo, y si desde aquella, desde la poesía, podemos en forma alguna transformarlo.
A nuestro juicio, el poeta, como hombre en el libre ejercicio de su arte, se verá comprometido inexorablemente en aquella praxis anteriormente anunciada. Mas, debemos, muy a pesar de quienes por razones no precisamente vinculadas a la propia metodología expuesta por Marx y Engels y de las que no hablaremos en este instante, no pueden o no quieren distinguir la realidad de aquella que se establece como suprema realidad, y nos referimos a la de la vida cotidiana. Mas no queremos obviar que la transmisión y constitución de aquella realidad cotidiana fundamental se hará en buena parte por el lenguaje, teniendo muy presente el conjunto de semióticas significantes que lo constituyen y que, desde luego, tendrá una importancia de una magnitud acaso no rigurosamente reconocida.
Esto en lo que atañe al lenguaje en general, y tenido éste como uno de los medios primordiales de comunicación, además de portar esa carga de significación sistémica que le habrá de conferir una autonomía inusitada, amén de ser el medio de traducción de todo su sistema significativo; mas, en fin, no debemos olvidar que dicho lenguaje será el soporte material de la poesía, amén de ser uno de los factores decisivos de la hominización, y por ende, de la socialización.
Es precisamente el material verbal con el que se construye el discurso literario (y poético), así las cosas el que se establece como sustancia de su expresión que se manifiesta de forma evidente como generador de sentidos muchas veces ignotos y nuevos para la lengua cotidiana, de donde colegir una reproductora de la realidad socio-cultural: abre flamantes alternativas que se ofrecen como inusitadas formas de significación y entendimiento, las cuales abarcarán, en su visión clarividente, una noción ontológica de nuestro mundo y del hombre en su circunscripción excepcional.
intencionalidad estética (entre otras) que observará el tránsito del signo como unidad lingüística al del símbolo como valor metafórico Abre una práctica que generará un amplio y nuevo sentido, y no sólo como una actividad.
El carácter subversivo de la literatura se acentúa en el ámbito de lo poético en cuanto que trasciende no sólo el marco manifiesto por el lenguaje propio de la semiótica del sentido común, sino el mismo muchas veces inscrito por las convenciones puramente literarias a través de mecanismos tales como el del distanciamiento.
Finalmente, sería recomendable hacer una llamada de atención en lo que al discurso poético se refiere en tanto que, a nuestro entender, se vierte más cercano a la lengua que el mismo discurso narrativo,45 pues la imagen acústica y el ritmo sonoro no sólo no están ausentes, sino que reproduce en muchos casos con más fidelidad el modelo fonético de la lengua, incluyendo también el paralelismo fonético del silencio.46 Además, el uso de la función metafórica en su discurso aparece también como raro distintivo de su expresión y también como mecanismo lingüístico.
Son necesarias las referencias a la metáfora como característica de la expresión poética, aunque es perfectamente detectable en otras formas de expresión lingüística consideradas como literarias, e incluso no literarias. Al menos señalaremos en este punto la problemática en la diferenciación entre signo y discurso,47 y la distinción, por tanto, entre semiótica y semántica, de donde se colige que los signos remiten a otros signos, mientras que el discurso se refiere a las cosas, y todo ello en relación con el enunciado metafórico, el cual garantiza su sentido metafórico precisamente sobre las ruinas del sentido literal. Así pues, la metáfora en poesía se establece como aquella estrategia de discurso por la que se redescribe la realidad y se la lleva a un nivel (en principio, mítico) mediante el que establecer la (realidad) que se puede calificar como verdad metafórica propia del lenguaje poético (después, paradójicamente, científico, pues se ofrece) emergiendo en el movimiento de un discurso total.
Este discurso, en fin, se ofrece como aquel lenguaje primitivo heideggeriano que enlaza necesariamente con lo social, no pudiendo apartarse este de la obra poemática (o de cualquier otra manifestación artística), pues posibilitará este factor sociológico una introducción e indagación más profunda en ella(s). Por otra parte es preciso entender la esencia del lenguaje en virtud de lo esencial de la poesía,48 si ...los signos son, // desde tiempos remotos, el lenguaje de los dioses, para los hombres.49
Francisco Acuyo
Notas.-
43 Marx, K.: Manuscritos económico-filosóficos, Fondo de Cultura Económica, México, 1966.
44 Prada Oropeza, R.: Literatura y realidad, Fondo de Cultura Económica, México. 1999.
45 Ibidem.
46 Carvajal, A.: La Metáfora de las Huellas, Jizo Ediciones, Granada, 2002.
47 Ricoeur, P.: La metáfora Viva, Ediciones Europa, Madrid, 1980.
48 Heidegger: ob. cit. notas 34, 39 y 40.
49 Hölderlin: Poesía completa, Ediciones 29, Barcelona, 2001.
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