ETIMOLOGÍA
Y SÍMBOLO DE LOS INSECTOS
EN EL ÁMBITO LITERARIO.
ALGUNAS
BREVES APROXIMACIONES
EL
SIGNO Y EL SÍMBOLO EN LA ETIMOLOGÍA
LA descripción,
reconocimiento y posterior taxonomía de aquellos singulares entidades
vivas segmentadas, entomon, ya dispuestas
en su distinción y censo racional para el mejor conocimiento de estas criaturas
en el ámbito animal llevado a cabo por Aristóteles, venía ya a circunscribir
con grandes dosis de ingenio el domino de lo que constituiría el vasto y
sugestivo reino de la entomología (entomai),
para describir, como decía al principio, aquellas peculiares criaturas que
adornaban bien la espalda, bien la parte frontal de sus cuerpos con las
anunciadas y características segmentaciones.
La etimología
denominadora de los insectos
anteriormente a Aristóteles, si bien era imprecisa, designados con los
diminutivos de zoon (zodion, zodarion, bichitos), y traducidos
al latín por Plinio el mayor por insectum,
ofrece una evolución terminológica harto interesante al humilde suscritor de
estas reflexiones, no solo desde el ámbito etimológico y lingüístico, también por su incidencia en el territorio no
menos fascinante de la simbología. La evocación etimológica de las palabras, en
este caso concreto en referencia a la descripción significación y clasificación
de los insectos desde sus orígenes hasta la compilación de los mismos en los
tratados actuales de la historia natural, no pueden dejar de asociarse su
evolución etimológica sin atender a las intuiciones y pulsiones descritas por los
diversos mitos y que, inevitablemente, incidirán en la relación, concomitancias
y parentescos simbólicos de los insectos en culturas muy diferentes y con
pronunciamientos y desarrollo lingüístico muy diferentes. Cuestión esta que es
perfectamente reseñable y descriptible en el ámbito de la literatura e incluso
de la misma poesía en muy diferentes lenguas, mas los cuestionamientos
científicos posteriores a sus referencias más o menos inexactas en el terreno
de sus clasificaciones no habrían de incidir en el atemporal entendimiento
simbólico de aquellas aportaciones simbólicas iniciales.
Numerosas y muy
diversas imágenes y referencias a los insectos pueblan muy ricamente el
arte y la literatura antigua (egipcia,
griega, romana….) y desde luego moderna, aunque con connotaciones muy
diferentes. Así Esquilo, Homero, Aristófenes, por ejemplo ofrecen una dignidad a
estos animales no reconocidas o reconocibles en la mayoría de autores
contemporáneos, compartiendo en aquellas arcanas culturas el vil insecto[1]
el mismo grado de dignidad que el águila, de donde puede deducirse el rango de
excelencia y profundidad mística y simbólica de aquellas arcanas culturas, en
cierto modo, no tan denostado como cabe parecer en la actualidad (véase, como
ejemplo, la Metamorfosis, de Kafka,
que requeriría un estudio más profundo que no llevaremos acabo aquí).
Sería bueno
advertir que el racionalismo estricto, de marchamo riguroso no sería viable
para entender las consideraciones simbólicas, aun siendo deducido de un
instrumento racional como es el lenguaje y su aproximación etimológica, sobre
todo, si es que el símbolo está situado un paso más allá del instrumento
sensible, formal e imaginativo que representado por el signo pues, se distingue
de este en tanto que el significante y el significado para el símbolo no son
ajenos o separados el uno del otro; el sujeto y el objeto simbólico están
homogéneamente representados, no obstante, la etimología nos pone en contacto
con aquellos rasgos simbólicos dinamizadores más profundos que se impregnan de
una honda movilidad y solicitud psicológica que acaba por situarlo en la esfera
de la imagen (eidolon), en lugar de
en la dimensión plenamente intelectiva de lo ideado (eidos).
Es paradójico que
la etimología, como instrumento manifiesto para el reconocimiento de la
evolución de las palabras, y por tanto del lenguaje, de la abstracción y del
signo, nos pueda poner en contacto también con las realidades muy concretas que
afectan a las estructuras mentales profundas de la vida psíquica de los seres
conscientes (arquetipos, que configuraría Jung en su teoría de la psique
humana) que se distribuyen, conforman y sitúan colectivamente en el espíritu de los seres conscientes
(inevitablemente bajo el influjo de la profunda, dinámica y compleja vida de lo inconsciente).
Francisco Acuyo
Francisco Acuyo
[1] Moret, P.: Los insectos en la mitología y la literatura de la
Grecia Antigua, Bol. S.E.A., nº 20, Toulouse, 1997, pps 331-335.
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