domingo, 21 de enero de 2024

SONETOS DE GIACOMO DA LENTINI

Para la sección de Editoriales amigas, del blog Ancile, traemos esta interesante entrada sobre el padre Giacomo da Lentinni, que creemos no tiene desperdicio y redactada rigurosamente por nuestro admirado y muy querido amigo: Francisco José Ramírez, y todo bajo el título de: Sonetos de Giacomo da Lentini., que, además, anuncia la publicación de Sonetos, de la Editorial Alhulia en su preciosa y cuidada colección Sílaba, poemas todos traducidos por autores varios para la ocasión. Reproducimos una versión de un soneto de Lentini no incluida en el libro, que tradujo nuestro admirado y añorado poeta y amigo Luis Javier Moreno.


SONETOS DE GIACOMO DA LENTINI





Ocho siglos se han tardado en traducir al español los 22 sonetos de Giacomo da Lentini, o tal parece, pues no hay registros localizables de otras ediciones. Nació el soneto en Sicilia casi al mismo tiempo que en Toledo veía la primera luz Alfonso, hijo de Fernando III de Castilla y León y de su esposa Beatriz de Suabia, prima de Federico II (estupor del mundo, según sus contemporáneos), rey de Sicilia y titular del Sacro Imperio, quien mantuvo a raya al agonioso papa Inocencio III (creador de la santa inquisición en connivencia con el rey de Francia), quien decretaba la obligatoria escolarización de los niños sicilianos y al mismo tiempo empleaba en su corte a un buen número de notarios y poetas, así que su tierno sobrino tuvo un buen modelo de conducta. El siglo XIII es apasionante, nada oscuro y menos bárbaro que este que vivimos (si por bárbaro entendemos criminal e inconsciente), siglo aquel que abarca desde el nacimiento de Lentini, indiscutido inventor del soneto, hasta el de Petrarca.

Sorprende que una forma poética perviva durante ocho siglos y en tal variedad de idiomas. Hay quienes atribuyen tanta vitalidad, expansiva y contagiosa, a su composición numérica, resultado de aunar doblemente el 4, ámbito de la materia (estaciones del año, elementos constitutivos de la naturaleza, humores, etc.). y el 3, cifra de la divinidad, Más certero parece quien habla de la aproximación o tendencia a la proporción áurea, pues el soneto suena (de ahí su nombre), son suele ser sinónimo de canto, en el tipo de verso original cabe una línea melódica completa y, a su vez, una estructura sintáctica con plenitud de sentido, etc., todo ello repartido en 8/6, una proporción presente esencialmente en la música. Incluso sorprende que se hayan conservado bastante bien, en una copia hecha quizá por un florentino y hoy conservada en la biblioteca del Vaticano.  

Y en su conservación y en su transmisión están gran parte de los problemas que esta forma plantea. El manuscrito presenta algunas palabras con rasgos provenzales y otras del italiano de la Toscana, lo que provoca que supuestos sabios digan que el soneto surge de una cansó provenzal, que es provenzal su temática, y que la lengua en que están escritos es la que se hablaba en la corte de Federico II. Quien tal dice no estaba allí ni oyó hablar a siciliano de la época; yo tampoco estaba, y con la misma autoridad que el sabio niego todas esas afirmaciones.  En cambio, se ignora la presencia islámica en Sicilia y no se recuerda con qué exquisitez y hondura se había prodigado en lengua árabe el tema del amor. Ifriquiya estaba donde está, hoy es Túnez, y bien podía exportar poesía como hoy exporta víctimas en patera.  

Pero al fin aquí los tenemos reunidos, legibles en español y contrastables las versiones con el texto más fiable de que se dispone. Todo gracias al empeño del profesor Rosario Trovato, excelente traductor desde Cervantes, Góngora y Lope de Vega hasta Federico García Lorca, Elena Martín Vivaldi y Rosaura Álvarez, y a la respuesta de un grupo de amigos, poetas y profesores: entre los que destacan Antonio Carvajal y Jenaro Talens como representantes granadinos en tan hermosa tarea. Naturalmente, la variedad de traductores implica variedad en los resultados, a José María Micó se le nota su hábito de traducir a los grandes, como Dante, Ariosto, Tasso, y a Martha Canfield y a Lucia Valori sus profundos estratos florentinos. Labor loable para proporcionarle a quien leyere el placer de reconocerse en el estremecimiento afectivo de estas piezas sonoras que tanto tiempo han permanecido mudas hasta verse editadas con la elegancia y el primor con que lo ha hecho Dionisio Pérez Venegas, también amigo y colaborador de Trovato, en la colección Syl⁓laba que dirige bajo los auspicios de la editorial Alhulia.

Es de esperar que haya italiparlo que tuerza el gesto ante algún detalle irrelevante pero tal vez criticable. Ocho siglos han tenido los posibles mohinos censores para hacerlo a su gusto y no conocemos sus maravillas. En cambio,  aporto una muestra del largo y meditado trabajo que esta edición ha supuesto. En 2008, respondiendo a la invitación del profesor Trovato, nuestro añorado amigo Luis Javier Moreno le envió una carta con una primera versión del soneto I, carta en la que expresaba dudas de diversa índole acerca de su labor, y no era la más pequeña la carencia de rimas. Habiendo fallecido sin retomar el poema, por el respeto debido a tan excelente poeta y amigo, el editor decidió guardarlo y pidió otra traducción. Hoy, precisamente como homenaje debido al amigo ausente, lo damos a conocer con la corrección que conservamos y que introdujo en una inolvidable noche segoviana.




Francisco José Ramírez



                                    Giacomo da Lentini (detalle de una miniatura, siglo XIV, Biblioteca Nazionale Centrale, Florencia)





SONETO I



Al ser cortada la azucena muere  
pues su naturaleza la abandona…
Y yo también, cuando me alejo un paso
de vos, mi Dueña, todo descoyúntome. 

Sobrepasa mi amor a todo amante,
llega mi corazón hasta ese extremo,
que así me hiere amor do quiera vaya 
como águila que da a la caza alcance. 

Nací tan desgraciado a tal destino 
que sólo a vos os amo y a vos sólo!
Esto, Señora, entiendo de mi parte: 

En cuanto os vi por vos quedé transido, 
a vos me debo, con el mundo os honro, 
mi corazón, oh hermosa, nunca os deja.  


Segovia, 26-4-2008

                        Luis Javier Moreno








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