Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos un post sobre el célebre personaje de Stan Lee y Steve Ditko, Spiderman, y sus relaciones con los principios (casi olvidados) de la magia simpatética, tan magistralmente estudiados por J.G. Frazer en la magistral obra, La rama dorada.
SPIDERMAN O LOS
PRINCIPIOS
DE LA MAGIA SIMPATÉTICA
Y LAS POTENCIAS
DEL ESPÍRITU SIMBÓLICO
AL margen de los aspectos y
detalles (siempre muy dignos de reseña, estudio y reflexión), que se han visto
tan complejamente relacionados con la figura del héroe (véanse así sus
interrelaciones antropológicas, socio-culturales y psicológicas en determinadas
épocas y, por cierto), de tanta y renovada prevalencia en la cultura popular de
todos los tiempos (y de hoy, sin duda, de forma muy especial a través de la novela
gráfica de los siglo XX y XXI), no me resultan de menor interés, sino muy al
contrario, de singular fascinación, sobre todo aquellos otros matices y
componentes que lo integran además con otros factores, acaso más oscuros y
menos reconocidos en los estudios actuales, aunque que en modo alguno pueden calificarse
de actual invención y reconocimiento[1].
Nos gustaría hacer una semblanza entorno a las reminiscencias arcaicas de la
magia (simpatética)[2] y a los
arquetipos arcanos -e inconscientes- simbólicos radicados en la figura de los
superhéroes, muchos de ellos de gran popularidad, como es el caso que traemos a
colación en este opúsculo abreviado y urgente: el de Spiderman, o el hombre
araña, publicado por Marvel Comics (aparecido por vez primera en agosto de 1962,
en el número 15 de la revista Amazing
Fantasy), creado por Stan Lee y Steve Ditko, allá por el inicio de la
década de los 60 del siglo pasado, (Peter Parker, en la vida cotidiana)[3].
Los poderes del superhéroe provienen (no tanto de la
deducción que pueda inferirse de la explicación pesudocientífica[4]
que hace la tira del comic como), a mi juicio, de la contaminación
mágico-homeopática ya descrita en los arcanos ritos de la magia, manifiestos en
los rasgos de semejanza y contacto[5]
con el ser (la araña) del que obtiene sus extraordinarias potencias. En el
relato gráfico, si bien quiere justificarse esta preponderancia sobrehumana con
razonamientos y presuntas propuestas de hipotéticas analogías científicas -el
contacto con las arañas mutantes-, insistimos, nos parece mucho más cercano a
los mecanismos y dinámica ancestrales descritos por denominada magia
simpatética[6]. De
hecho, los planteamientos teóricos –explicativos- para la adquisición de los
poderes en el desarrollo narrativo -de la tira de Marvel- se nos presentan manifiestamente
como peculiar hechicería positiva, frente a la ostentación de fuerza
antagonista de los villanos, cuyos poderes son la manifestación negativa -o
tabú- de dichos dominios o señoríos, y cuyo poder se vierte para la consecución
del mal.
Puede constatarse en nuestro personaje con gran
claridad el que en los estudios al respecto se identificó como progreso del
mago (como héroe singular), en un proceso de taumaturgo privado, en principio,
pues los poderes que ostenta se vierten en beneficio propio para, más tarde,
ocupar el rol de mago público, en tanto que su magia se ofrece para el bien
común. El lector avisado sabe de la importancia que este funcionariado mágico[7]
tiene en la sociedad primitiva o salvaje[8]
manifiesta en no pocos ejercicios de creación artística propagados, en este
caso, en la novela gráfica que reseñamos.
Las potencias sobre humanas del héroe se revelan de
manera natural, es decir, de modo a como se diría que acontecen ordinariamente en
la naturaleza, o lo que es lo mismo, sin intervención sobrenatural o personal
(siendo su presupuesto, en este sentido, cercano al científico) que es paradigmático
de la magia simpatética. En este sentido el pensamiento del mago heroico es el
pensamiento salvaje que, no duda por cierto, de que las causas de un suceso
derivan en determinados efectos procedentes de manera acorde de aquellas,
siendo su conjuro o encantamiento ajeno a ningún poder divino, pues, sobreviene
de la propia (y enigmática y mágica) naturaleza que, no obstante, siempre
permanece sujeta a las leyes de la causa y el efecto; así pues, derivan de las
asociaciones contaminantes que, correctamente aplicadas al sujeto contaminado
adquieren las cualidades del contaminante (la araña), y por las que el héroe es quién es y es capaz de hacer
lo que hace.
De lo
anteriormente expuesto puede deducirse, un cierto rudimentario conocimiento
científico en sus aproximaciones en la obtención de su magia y poderes. No está
de más observar la paradójica y contradictoria naturaleza detectada desde la
antigüedad y que aparece en el héroe actual, al albur de la obtención de sus
poderes, nos referimos al debate entre
el sacerdote y el mago[9]
y que, en realidad, en la protohistoria no eran diferenciados, ya que el
hechicero y el mago combinaban sus actividades singulares. La oración y el
conjuro en nuestro héroe parecen discurrir sin incidentes reseñables en el
discurrir de la contaminación y contigüidad (arácnida) del mismo, pues
manifiesta armoniosamente el poder físico e hipersensible del contaminante y la
responsabilidad que se infiere de dicho poder, el cual encomienda de forma
devota (religiosa) a la consecución
del bien, de la verdad y la justicia. Sin embargo, insistimos, es preciso
colegir que la fuente del poder del superhéroe proviene de manera directa de
procesos muy elementales y rudimentarios (hoy recogidos en la metodología de la
ciencia), por lo que no por ello entran en contradicción con la realidad.
Podemos decir ante manifestaciones artístico
totémicas como la del héroe que nos ocupa, que el interés antiguo por
determinados animales (y plantas), en modo alguno estaba únicamente sujeto a
las necesidades básicas de subsistencia, así se puede inferir de toda la
compleja y extraordinaria simbología que conllevan dichos animales (o plantas),
tal es el caso de la araña, y cuyas ancestrales clasificaciones y significados
derivados del pensamiento mágico, se ofrecen como vía no sólo de una tosca
ciencia determinista, sino que muy bien puede ser considerado independiente en
su creación (ritual) a la generación de un mito que salvaguarde y a la vez nos
dé nociones de cómo aprehender el mundo. Así las tareas del héroe están
destinadas a afianzar el carácter mitopático del personaje y de este modo
entender mejor el mundo: he aquí que el comic (el cine) se ofrece(n) como medio
ideal en tanto que se mueve(n) en la imagen (dibujo) y el concepto (el texto)
que, actúan a su vez como signo e idóneo intermediario entre la naturaleza y la
cultura, y que nos pone de manifiesto la senda para la comprensión de que el
conocimiento del todo precede al de las partes.[10]
En personajes como el que debatimos puede constatarse
cómo el pensamiento mágico (salvaje) inventa entidades (héroes) que instruyen,
informan e interaccionan entre el hombre y el mundo y entre los afectos y la
intelectividad (razón), por eso estos
seres de la invención primitiva (y como vemos también modernos), mágica,
salvaje, siempre ofrecen al hombre común un grado empático de parentesco.
La carga simbólica de los rasgos mágicos de los que
se inviste el héroe, acaso son también esenciales para entender la afinidad de
su personaje con el público (unidos a nivel inconsciente a todos los prodigios
del sujeto de las heroicidades).
La fascinación simbólica de la araña como tejedora
del destino (o gran madre)[11]
viene como anillo al dedo para el personaje que accede a los poderes del
arácnido, en virtud no tanto del azar de su adquisición, sino al destino que le
ha de proponer como garante y benefactor de derechos
de los hombres ante sus
detractores violentos. La araña teje, pues, como las hilanderas (diosas
lunares) el destino del héroe al gran poder (y a la gran responsabilidad del
mismo) que cambiará su vida, y con ella, la de no pocas personas cercanas o no
a él.
La misma transfiguración del superhéroe está llena
del significado metamórfico que, de común, inviste a la araña y que la muestra
sometida de continuo al cambio a lo largo de su existencia.[12]
Símbolo de la maleficencia, la araña manifiesta en la
conducta del héroe en no pocos momentos, que se debate entre la benevolencia y
la inclinación perversa, así puede contatarse en muchos momentos de la obra
gráfica; también el emblemático significado cosmológico (ya reconocido en la
India), [13] expuesto
en su debate interior sobre los rasgos antagónicos manifiestos en el mundo, así
como en su enfrentamiento con sus archienemigos, muchos de ellos torturadas
criaturas de este y de otros mundos.
Aspecto también de mucho interés será el del héroe
como productor del hilo (símbolo también de notable complejidad) con el que
cambiará el signo de su vida y de la de otros, y mediante el que se emparenta en
la confección de su singular tejido, no sólo con el símbolo lunar, habitual de
la araña, también, o sobre todo, con el del sol como elemento integrador
(pacificador) del mundo (para los Upanishad este hilo es el soporte de la
realidad espiritual), y que nuestro héroe pretende, en su ejemplar y benéfica
conducta, mostrar al que quiera verlo.
Nos parece esta analogía tan breve y apresuradamente
expuesta, de interés al menos para comprobar cómo la aparente novedad de las
representaciones en las publicaciones gráficas modernas, pueden estar en
realidad inundadas de instintos y motivaciones ancestrales manifiestos en la magia
de los ritos ancestrales, amén informarnos sobre los enigmas que pueblan
nuestro inconsciente (colectivo de diría Jung), y que siguen ejerciendo su
singular influencia en la actualidad, por lo que aquella ciencia salvaje,
mágica y rudimentaria, decíamos, nos muestra que no estamos tan expuestos,
segregados, aislados del mundo como la ciencia en su proceso analítico,
reductor y cuantificador se esfuerza en mostrarnos a través de su aparato
teórico positivo y de su comprobación empírica, y que, acaso, no llena ni
explica el poso (o el vacío) del espíritu humano que se diría, hoy quizá más
que nunca, más insatisfecho, vacío o ahíto, según el caso, y que sin embargo
sigue encontrando singular reducto,
albergue y explicación a través de estas estructuras dinámicas, mágicas y
simbólicas, las cuales parecen indicarnos que hay una no explicada plenitud
interior que es posible y verdadera sin desligarse del mundo.
Francisco Acuyo
[1] Véanse
los estudios J.G. Frazer, J, Campell, C.G. Jung, entre otros muchos y de no
menor interés, y que parecen en cierto modo relegados a un cierto ostracismo en
favor de los estudios científicos positivos.
[2] Magia
que actúa según los principios de similitud, mediante el cual, lo similar
produce lo similar, por lo que los efectos deben parecerse a sus causas, y el
principio de contagio o de contacto, por el que aquellas cosas que tuvieron
contacto juntas, han de mantener su influencia una vez separadas.
[3] Inteligente estudiante de secundaria, solitario y que
a menudo era víctima del abuso estudiantil.
[4] Es
interesante señalar los procesos de indagación y reconocimiento del mundo a
través de la magia se ofrecían no sólo como los procedimientos una ciencia para
muchos equívoca y rudimentaria (cuestión acaso discutible), también como una
manera integradora de verse y ser del hombre en el universo.
[5] Frazer.
J.G.: La rama dorada, F.C.E., México, 1986, p.35.
[6] Ibidem.
[7] Ibidem,
p. 72.
[8] Salvaje,
en el sentido más cercano al que Levi Strauss planteaba en su célebre obra El pensamiento
Salvaje.
[9] Frazer.
J.G.: La rama dorada P. 78
[10] Levi-
Satrauss, El pensamiento salvaje, F.C.E. Méjico, 1997.
[11] Cooper,
J.C.: Diccionario de símbolos, ed. G. Gili, México, 2000, p.22.
[12] Cirlot,
E.: Diccionario de símbolos, Siruela, Madrid, 2005, p. 89.
[13] Chevalier, J. y Gheeerbrant, A.: : diccionario de los símbolos, Herder, Barcelona, 1969, p. 115.
Amigo, me has hecho recordar un libro que leí hace largo tiempo, titulado "La Rama Dorada". Este trabajo tuyo es muy interesante y cercano a la condición humana. Un fuerte abrazo.
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