Para la sección, Fotografía, del blog Ancile, traemos como primicia el post titulado, Granada vista desde sus azoteas, extraído del libro de fotografías del artista Juan Francisco Navarro. Aprovechamos la ocasión para invitaros, a los que podáis y queráis asistir a su presentación el día 4 de abril, a las 20:00 horas en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Granada.
GRANADA VISTAS DESDE SUS AZOTEAS,
DE JUAN FRANCISCO NAVARRO
Visión singular desde las torres más altas y estratégicas de la ciudad, ofrecen estas instantáneas un panorama tan hermoso como estremecedor y sorprendente de Granada.
El autor de un hito tan considerable es nuestro amigo y artista Juan Francisco
Navarro, y el sitio donde aparecen estas admirables imágenes es este libro intitulado, Granada vista desde sus azoteas, bellísimamente
editado por Entorno Gráfico Ediciones, al cuidado de las manos maestras de José
Antonio Rodríguez, editor, impresor y tipógrafo excepcional que nos muestra en
el esmero diligente mediante el que obtiene el resultado excepcional de esta publicación, hermosura
real de una edición única resuelta en una impresión impecable.
Podrán
encontrar reflejado -redactado- en sus páginas iniciales para la ocasión, el asombro de un arquitecto, la profesora catedrática de la
Universidad de Granada en la Escuela Superior de Arquitectura, Elisa Valero; la
fascinación de un maestro insigne y reconocido pintor como es, Diego Canca, y
el pasmo no menos maravillado de quien les habla, Francisco Acuyo, humilde
poeta, que vio en estas semblanzas fotográficas lo más granado de la imagen
poética que nunca creo puedan ponderarse suficientemente para mayor gloria de nuestra ciudad de Granada.
Reproduzco para la ocasión unos párrafos de la introducción del libro para que se sitúen en la espectacular publicación que anunciamos; también el poema inspirado en alguna de sus extraordinarias fotografías.
IMAGEN
Y SEMBLANZA DE LA PALABRA POÉTICA,
A
TENOR DE UNA INÉDITA GALERÍA DE ESTAMPAS FOTOGRÁFICAS.[1]
FRAGMENTO
[…] resulta inevitable dejar volar mi -ya veleidosa e inconstante- imaginación
sobre lo que hubieran considerado los poetas y escritores (cada uno en su
época), de haber gozado de la extraordinaria prerrogativa de esta visión y
contemplación inaudita de la ciudad a ras
de cielo, de rincones famosos -y de otros que pudieran no serlo tanto -
desde esta rara pero excelsa perspectiva. Así, los nativos Ibn Al-Jatib, Diego
Hurtado de Mendoza, Pedro Soto de Rojas, Ángel Ganivet, Federico García Lorca,
Francisco Ayala, Elena Martín Vivaldi…, o los innumerables foráneos enamorados de
la capital del Genil y del Darro, como el ya citado Luis de Góngora, Garcilaso
de la Vega y Juan Boscán, Pedro
Espinosa, San Juan de la Cruz, Juan Ramón Jiménez… los cuales hubiesen quedado
sin duda fascinados por esta insólita visión de la ciudad.
Porque sería
fácil andar mendigando sentencias de ilustres y relevantes nombres,
innumerables y maravillosos versos, sustanciosas y cautivadoras fábulas de
poetas muy diversos, reflexiones y tratados descriptivos e históricos altamente
significativos, introspecciones y advertencias eruditas (a las cuales, de
manera docta y avisada, acogerme para ponderar los lugares y las mismas extraordinarias
imágenes que los recogen y, así, ponderar con criterio, si no experto, sí
documentado, las excelencias de la ciudad y de las fotografías que ilustran el
volumen que comentamos), no haré tal cosa. No lo haré aduciendo, entre otras razones
más que justificables, el espíritu inquieto y la limitada aunque siempre
entusiasta ciencia de quien suscribe estas líneas, impulsados ambos por la traviesa
imaginación que caracteriza al dueño y señor de sus pocas virtudes y bastantes
defectos, que no es otro que quien insiste en ponderar estas páginas, sobre
todo, a fuer de que poco o nada acrecentaría al arte y ciencia de la fotografía
(no digamos añadir nada a los ríos de tinta que han llenado mares de páginas
sobre el carácter, historia y monumentalidad de nuestra noble e insigne
ciudad). Pero sí quiero resaltar lo que a mi llano entender me parece algo del
todo inédito, y se refiere a la condición, índole y originalidad de este
selecto conjunto de imágenes que invisten tan genuinamente este título que
presentamos: aquel visionar, otear y plasmar a ras de cielo, decíamos, el
entorno y el paisaje únicos de la ciudad de la Alhambra. […]
CATEDRAL: SEMBLANZA DE LA LUZ[1]
CATEDRAL
LA luz esboza y la sombra
sobre el tiempo un retablo
que traza la eternidad
del infinito en su espacio.
Allí, lapislázuli, éter,
aguamarina o cobalto;
índigo, neón, lavanda,
llenan de azules el ámbito
que un cielo en el
horizonte
de la mole pétrea ingrávido,
los arcos triunfales alza
entre los ocres y blancos
de las piedras y los
mármoles,
cuyas luces en el plano
de los fuertes retranqueos
en estribos de los arcos
sostienen y el hemisferio
de la luz, robusto, intacto;
allí donde de azucenas
la sombra hizo simulacro
para beber de la luna
el elixir cinerario.
De entre la luz se escuchaba
y la sombra tenue un diálogo:
[…] las ménsulas, los triglifos,
las cartelas, los
bucráneos;
las metopas, las cabezas
de león de los cimacios,
entonces, su proporción
reflejan espejo y, abajo,
lo que arriba está,
estructura
con mesura mayestático.[…]
Desde las puertas del
templo
se oye: Vivo y, sin embargo,
no vivo. Dios vive en mí.
E inmutable, en el espacio,
el ángel de la distancia
vertical traza al pináculo
un arbotante de luz
en desenlace del arco.
Francisco Acuyo
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