Bajo el título de, El libre albedrío y la conciencia del ser, traemos una nueva entrada para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, siguiendo las reflexiones de anteriores entradas en torno a la idea del alma.
EL LIBRE ALBEDRÍO Y LA CONCIENCIA DEL
SER
.
EN verdad que, ante los evidentes
condicionamientos (sociales, culturales, religiosos, incluso científicos) del
ser humano, no es extraño que la conciencia desde la cual podemos elegir
libremente es ciertamente algo raro. Esta cuestión sí que nos parece relevante
a la hora de establecer la posibilidad del libre albedrío (junto a la relación
y naturaleza de la propia conciencia y de su sustrato material, que es el
cerebro, como estructura dinámica, compleja e indeterminista),[1]
y que tiene una muy estrecha relación con los procesos creativos, si es que en
verdad logra deshacerse de los vínculos personales y condicionados que viene a
conformar el rudimento de la conciencia y que, en definitiva, denominamos ego.
Resultaría interesante discernir entre aquellos factores condicionantes
anteriormente mencionados (sociales, culturales…) y el mundo de la consciencia no
local (subjetiva) que abarca los arquetipos y su influencia –o no- en la
conformación del yo individual.
Parece
improbable (no solo por los condicionamientos fisiológicos del propio cerebro[2]),
sobre todo por lo que impide actuar libremente en virtud de lo aprehendido en
la memoria de lo cultural, social, religioso…. que nuestra conducta sea
realmente libre, y es que todo este acervo condicionador es lo que construye el
ego, pero, ¿hay algo más allá de estos condicionamientos que pueda ser
denominado como consciencia? Advertimos en primer lugar que, para quienes les
hablan, los procesos inconscientes forman parte de la conciencia como totalidad
integrante e integradora del mundo de la
mente; mas, ¿qué papel juegan aquellos universales arquetípicos (simbólicos) en
el devenir de las entidades conscientes? Todo parece indicar que para acceder a
una compresión de aquellos hemos de estar resueltos a ir más allá del significado
conceptual, lógico lingüístico, hemosSoy un mentiroso)
al respecto de la necesidad de un metalenguaje para su entendimiento, en tanto
que la separación de esta, de su autorrefencia del exterior, no es más que una
mera ilusión, acaso como la escisión sujeto y objeto de la misma consciencia.
La
construcción del ego se impulsa en la vida en pos de su durabilidad
condicionada, pero la conciencia del ser nos lleva (muchas veces a través de
arquetipos como el Tánatos, la muerte) a la [3].
Pero nos parece esta una visión incompleta del movimiento de nuestra
conciencia, pues en modo alguno explica los procesos creativos que en modo
alguno pueden enseñarse (acaso pueden ejemplarizarse), puesto que aparecen dominios
en los que la conciencia requiere –crear- nuevos contextos para su desarrollo,
véanse las matemáticas y la poesía, como singulares paradigmas de lo que
hablamos. Son campos que regidos por la razón (o la afección insatisfecha con
la realidad convencional) se percatan de las limitaciones del ego, que son las
que en verdad constriñen la libertad, capital para cualquier ejercicio de
creatividad que es, en definitiva, la conciencia del ser. Añadiré tan solo un
rasgo altamente definitorio de la imposibilidad del libre albedrío visto desde
una óptica enteramente positivo
materialista, la cual aboga por la existencia única de la materia (sin saberse
muy bien que es esta) y el fruto de nuestras sensaciones (y la razón positiva)
como vía única para entender la realidad de nosotros diferenciados radicalmente
del mundo, siendo el ego –consciente- el constructo único de entendimiento,
rasgo, decía, que conlleva a la visión nihilista y pesimista del ser humano en
el universo y el horror a la muerte.
En
próximas entradas haremos humildes pero oportunas reflexiones al respecto de
unas cuestiones que a nadie le son (o deberían ser) indiferentes.
Francisco Acuyo
[1] Ancile:
Del alma y su necesaria acta de defunción, y la imprescindible negación del
libre albedrío: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2016/08/del-alma-y-su-necesaria-acta-de.html
[2] Ibidem,
ver la referencia a dichos procesos para el condicionamiento de la conciencia.
[3] Una de
las leyes fundamentales del conductismo está precisamente basada en esta idea
de nuestro pensamiento.
Se habla de vivir "al aire libre" En una canción se canta "libre como el mar". Totalmente absurdo. No se si los humanos somos libres, de serlo me parece que muy poco, pero es obvio que el mar y el aire no son libres.Luis Manteiga Pousa.
ResponderEliminarUn comentario bastante estúpido el mío, ciertamente.
EliminarEl libre albedrío ¿una ilusión...o una desilusión?.Depende.
ResponderEliminarMe maravilla la capacidad del cerebro humano para pensar sobre si mismo como si fuese algo ajeno, como si fuese otra cosa. Y digo pensar en un sentido muy amplio además.
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