Para la sección, Ciencia, del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: Leyes universales de la física y la conciencia de la realidad.
LEYES UNIVERSALES DE LA FÍSICA
Y LA CONCIENCIA DE LA REALIDAD
De todo lo inmediata y
anteriormente referido en precedentes entradas sobre la conciencia y de su necesidad en lo que la realidad sea añadiría, que la abstracción matemática no
necesariamente debe suponer en su ejercicio de entendimiento una pérdida de la inmediatez orgánica y vívida del mundo
y, por supuesto, de la conciencia, de hecho, el reconocimiento de los límites de la
propia matemática (recordábamos a Gödel) es una prueba cierta de ello, además
de las muestras numerosísimas de anticipación matemática a la prueba
experimental de la existencia de determinados comportamientos y estructuras de la misma
materia, por lo que las indubitables sustantibilidades intrínsecas de la
conciencia matemática son o están en correspondencia con las realidades de lo físico. Una
muestra coherente de esto son las mismas matemáticas de la física relativista y
cuántica. En el caso de esta última, podemos contemplar la realidad dual (corpuscular
e inmaterial) de la luz, ajustadas a una matemática de probabilidades
(Heisenberg) y de no localidad que muy bien nos pueden estar hablando de una
paradójica realidad que está sujeta a la propia naturaleza de la conciencia, si
es que aquella extraña ambigüedad desaparece cuando cuantificamos y medimos la
estructura cuántica de sus componentes cuánticos. En cualquier caso, todo
parece indicar que en modo alguno es tan sencillo explicar las estructuras
ordenadas del mundo solo en virtud de la abstracción de la ciencia matemática aplicada a la física o química desde una óptica supuestamente objetiva, al margen de la conciencia.
Así
mismo, de todo lo anteriormente expuesto cabe inferirse una suerte de duda que,
a nuestro juicio, es muy potente y razonable y que expone una visión sanamente escéptica
sobre los dogmas de la ciencia (leyes fijas y universales de la naturaleza, la
misma conservación de la energía y la materia –véasen la materia y energía
oscuras, hoy por hoy verdaderamente enigmáticas- , la visión[1]
En estos momentos se nos viene a la cabeza las reflexiones y demostraciones
sobre la organicidad de las estructuras del verso[2],
como un curioso reflejo del funcionamiento de los sistemas dinámicos que
configuran el mundo, pues cuestionan la mecanicidad fragmentaria de sus
componentes (métricos, gramaticales, retóricos…), por lo que el poema en modo
alguno puede disociarse de su naturaleza dinámica y viva, así mismo de la poesía o de
cualquier otro proceso creativo (poiesis) sustanciado en un sistema vivo, dinámico y complejo que no es posible entenderlo sino es unido a la misma conciencia.
No
somos los únicos que piensan que es de
capital importancia superar los dogmas e idolatrías[3]
de la ciencia; nosotros hemos indagado sobre ello ampliamente en referencia a la ciencia y arte métrica y sus preceptos supuestamente inamovibles de su normativa en el ámbito
poético (y literario), observamos que el lenguaje singular del verso (desviado[4]
en su uso), nos enseña los entresijos y funcionamiento, así como las relaciones estrechamente íntimas entre sus
representaciones[5] y las
cosas referidas, si es que el ser dicho lo es desde dentro,[6]
o si el alma es en cierto modo todas las cosas[7].
La poesía verdadera (amparada en lo más profundo de la sensibilidad creativa de
la conciencia) puede ser una muestra en verdad esencial para entender el
funcionamiento dinámico, vital y orgánico de la conciencia, a su vez
estrechamente vinculada a la realidad del mundo.
Francisco Acuyo
[1] Arnau,
J.: La fuga de Dios, Atalanta, Gerona, 2017, p. 161-162.
[2] Acuyo,
F.: De la proporción en lo diverso….
[3] Laszlo,
E.: El paradigma akásico, Kairós, Barceolan, 2013.
[4] Jakobson,
R.: Lingüística y poética
[5]
Barfield, O.: Salvar las apariencias, Atalanta, Gerona, 2015.
[6] Arnau, J.:
Ob. cit. p. 250.
[7]
Barfield, O.: Ob. cit. 251.
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