viernes, 8 de noviembre de 2019

MÍSTICA DEL LENGUAJE POÉTICO

Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos la entrada nueva que lleva por título:
Mística del lenguaje poético.



Mística del lenguaje poético. Francisco Acuyo




MÍSTICA DEL LENGUAJE POÉTICO






Decíamos anteriormente[1] que hablar de poesía es hablar de  Lo oculto se ofrece para ser aprehendido no de manera analítico reductiva, sino integradora, sintética, creativa. Será por eso que cuando hablamos de poesía (fuera de la música y el símbolo del verso) poco se dirá que ver tenga con su singular y genuina sustancia, acaso sólo derivaremos sobre la ilusión de lo que decimos tenga que ver con ella. Merced a esta reflexión podemos constatar que la verdadera experiencia poética es una experiencia nunca antes vivenciada, que no es conocimiento, si es que adviene como algo inesperado, nunca antes visto u oído,  o al menos ofrecidos para el entendimiento de algo que acaso siempre estuvo allí y que no supimos acceder a ello a no ser por la vía del entendimiento poético. Así, cuando queremos explicarlo no hacemos sino sumir en la confusión en cualquier intento de análisis a aquel que quiera comprender fuera del seno mismo de la poesía. Es por eso que la flor, la fuente, el árbol, antes de ser nombradas por la poesía eran lo que son: flor, fuente, árbol. La explicación dl lenguaje poético hace en su nombramiento, que dejen de ser flor, fuente, árbol; reconocer este hecho hace que gracias a la poesía sean de nuevo y de forma genuina, flor, fuente, árbol.

Mística del lenguaje poético. Francisco Acuyo

            Es cierto que el verbo poético invoca a la naturaleza de lo genuino, autenticidad que no hace sino liberar a la conciencia de lo ilusorio (representativo) que envuelve al lenguaje en su significación común –y en el uso habitual del mismo-. El poema encierra en su expresión singular no tanto un hecho contrastable objetivamente como una sustantividad subjetiva o psíquica con una existencia anímica indubitable. De todo ello podemos inferir que en el ejercicio genuinamente poético el menester intelectual no es conditio sine qua no para su realización completa. Estamos ante un lenguaje para el recogimiento interior que, sin embargo, aspira a una interioridad más profunda que la del mí mismo, para ser en un estado de conciencia nuevo que aspira a un no yo que se mira ya en el sí mismo. Este contemplar, en la más alta poesía, invoca a una transformación que provoca asombro, una extraña e inefable emoción que convulsiona al que la experimenta en su contemplación. A través de la poesía genuina vemos las mismas cosas, pero son vistas de una manera muy distinta: habitamos la dimensión poética –y  creativa- del mundo.

            Las limitaciones conceptuales -y convencionales- del lenguaje no limitan en poesía, al contrario, esta nos hace libres de la lógica y del intelecto que impiden ver la genuina naturaleza de la cosas. Se precisa para ello la pasión por un saber creativo que nos pone en contacto de nuevo con la realidad del mundo, es la filosofía que ya es catástrofe y engendra el pensamiento –que nos pensamiento sino destrucción- poético sin ataduras intelectuales para la posibilidad de transformación y apoteosis que toman fundamento en la más radical paradoja: se es cuando no se es, porque su potencia proviene de la individualidad más extrema y la concepción expresiva del lenguaje más iconoclasta. El poema verdadero se ofrece como acción expresiva fieramente paradójica, por eso es tan propio del lenguaje poético encontrar interpretaciones que se ciñan a un vínculo racional satisfactorio. El proceso anímico en el que integra el poema rechaza muchas veces el enlace conceptual y lógico que cabría esperar en el lenguaje, y pone en entredicho no solo los presupuestos racionales del constructo lingüístico, también los de su posible interpretación lógica. Esta ruptura supone la liberación de cualquier antecedente intelectual con el fin de adentrarse en una realidad, a mi juicio, netamente trascendente y, paradójicamente, extraída de lo más íntimo y profundo de nosotros mismos que donde  a su vez descansa toda mitología, filosofía y saber que crea y da forma a la vida y a la conciencia plena.

            A colación de todo lo antecedido traeremos nuevas aproximaciones en relación al fenómeno de la expresión poética y su singularidad, eso será en próximas entradas del blog Ancile.






Francisco Acuyo




[1] Acuyo, F.:,  Fe, ciencia y conciencia de la poesía, Blog Ancile:






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