Nos parece del todo oportuno dedicar esta nueva entrada de Ancile, en nuestra muy apreciada sección de Poetas invitados, al escritor y poeta jerezano José Manuel Caballero Bonald; nos parece muy apropósito, decíamos, ante la flamante publicación de su último libro Entreguerras (Seix Barral, Barcelona, 2012), con carácter autobiográfico y testamentario en forma de poema único de libre estructuración métrica donde suenan los ecos de sus poetas dilectos (Virgilio, Góngora, Juan de la Cruz, Garcilaso, Juan Ramón Jiménez, Rimbaud, Bécquer, Cernuda, IbnArabi, Quevedo, Cesar Vallejo, Valente, Mallarmé, Gimferrer, Luis Rosales o Gonzalo Rojas). Hacemos nosotros aquí una breve semblanza de su vida y obra mostrando algunos de sus poemas y de su trayectoria literaria y poética. Agradecemos a la poeta Josefa Parra su amable disposición para asesorarnos y a la Fundación Caballero Bonald por el aporte de parte el material ofrecido en estas páginas.
BIO-BIBLIOGRAFÍA.
José Manuel Caballero Bonald nace en Jerez de la Frontera en 1926, cursó estudios de Filosofía y Letras en la ciudad de Sevilla y de náutica y astronomía en Cádiz. Remitimos para una aproximación más prolija y completa a la Fundación que lleva su nombre que lleva su nombre, en la que podrán encontrar información detallada de su intensa trayectoria vital. En cuanto a su labor literaria y poética establecemos la siguiente relación de títulos que completan y avalan hasta la fecha su importante proyección e influencia en el panorama literario de la actualidad. Poesía: Las adivinaciones (1952), Memorias de poco tiempo (1954), Anteo (1956), Las horas muertas (1959), Pliegos de cordel (1963), Descrédito del héroe (1977), Laberinto de Fortuna (1984), Diario de Argónida (1997), Manual de infractores (2005), La noche no tiene paredes (2009), Entreguerras (2012); Antologías poéticas: El papel del coro (1961),Vivir para contarlo (1969) -Poesía completa-, Selección natural (1983), Doble vida (1989), Poesía amatoria (1999), Somos el tiempo que nos queda (2004 y 2007) -Poesía completa-, Años y libros (2004), Paz con aceite (2005), Summa vitae (2007), Casa junto al mar (2008), Estrategia del débil (2010), Ruido de muchas aguas (2011). Novela: Dos días de septiembre (1962), Ágata ojo de gato (1974), Toda la noche oyeron pasar pájaros (1981), En la casa del padre (1988), Campo de Agramante (1992). Memorias:Tiempo de guerras perdidas (1995), La costumbre de vivir (2001), La novela de la memoria (2010). Ensayo: El cante andaluz (1953), El baile andaluz (1957), Cádiz, Jerez y los puertos (1963), El vino (1967), Narrativa cubana de la revolución (1968), Luces y sombras del flamenco (1975), Cuixart (1977), Brevario del vino (1980), Luis de Góngora: poesía (1982), Los personajes de Fajardo (1986), De la sierra al mar de Cádiz (1988), Andalucía (1989), Botero: la corrida (1990), España: fiestas y ritos (1992), Sevilla en tiempos de Cervantes (1992), Copias del natural (1999), Mar adentro (2002), José de Espronceda (2002), Miguel de Cervantes. Poesía (2005), La ruta de la campiña (2005), junto a Vicente Rojo Almarán, La luz de Cádiz en la pintura de Cortés (2005) Junto a Antonio Agudo y Francisco Calvo Serraller, Encuentros con la poesía (2006), Copias rescatadas del natural (2006), Relecturas. Prosas reunidas (1956-2005) (3 vols., 2006), Un Madrid literario (2009). Premios y reconocimientos: Premio de Poesía Platero (1950), Accésit
del Premio Adonáis (1952), Premio Boscán (1959), Premio de la
Crítica (1963, 1974 y 1977), Premio Fundación Pablo
Iglesias (1978), Premio Ateneo de Sevilla (1981), Premio Plaza
& Janés (1988), Premio Andalucía de las Letras (1990),
Miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua
Española. (1993 -1994), Declarado Hijo Predilecto de
Andalucía (1997), Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de
Madrid (2000), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2004),
Premio Nacional de las Letras Españolas (2005), Premio Internacional Terenci
Moix (2005), Premio Nacional de Poesía (España) (2006), Premio
Internacional de Poesía Federico García Lorca (2009), Premio ABC Cultural
& Ámbito Cultural, 2010.
POEMAS
CASA JUNTO AL MAR
Azulada por el nocturno oleaje,
entre el ocio lunar y la arena indolente,
la casa está viviendo, decorada de cenizas votivas,
hecha clamor de memorables días dichosos
o palabra más bien, que ahora escribo en la sombra,
apoyando mi sueño en sus muros de solícitos brazos.
La casa está en el sur; es lo mismo que un cuerpo
ardoroso, registro de certeza embriagada,
donde estuvo mi vida, orillas de un emblema marino,
resonante de alegres impaciencias
o de ilusorias lágrimas que otros ojos cegaban.
Sus ventanas, a veces, están dando a mi nombre,
porque son todas ellas como bocas que acunan,
como labios que brillan bajo el furtivo pétalo del cielo,
aberturas que el mar vuelve sonoras
y en cuyo fondo habitan verdades como pechos,
palabras semejantes a manos que se juntan
o acaso esa tristeza que hay detrás del amor.
Recuerdo sus paredes, sus puertas de madera entrañable,
la verídica cal en cuyas lindes
se estaba congregando toda la luz de aquella casa,
sin poder ocultar cosa alguna por detrás de sus lienzos,
sin poder ser distinta a un cristal desnudado,
a un renglón transparente de tiempo sin edad.
Recuerdo también sus rincones más hondos y ocultos,
su razonada disposición de alegría,
la distribución de sus sueños con afán perdurable.
Todo allí se contagia de una idéntica vida,
y es para siempre su estación humana,
los ciclos de su fe, raíz de cuanto soy,
de todo lo que ordena mi palabra y sus márgenes:
las dudas con que erige sus muros la verdad,
los recuerdos que a veces son lo mismo que llagas,
el olvido, ese moho que corroe el rostro de la historia,
lo que está sin remedio convirtiéndose
en una misma forma de aprender a volver,
el miedo al desamor por donde sangra el mundo.
Sí, la casa es un cuerpo: mi corazón la mira,
la habita mi memoria; sé que está restaurándose
como la abdicación del mar en las orillas,
como las germinales herencias del verano,
y quizá sea posible que esta casa no pueda nunca envejecer,
no pueda cumplir nunca más tiempo que el de entonces,
porque sus habitantes son lo mismo que llamas
sin quemar, frágiles al aliento de la grieta más tenue,
y ellos están haciendo que las paredes vivan,
que los peldaños latan como olas,
que cada habitación respire y reproduzca
los irrepetibles y anónimos hechos de cada día.
Casa sin tiempo junto al mar, cumbre
sonora entre los astros, libre razón con muros,
criatura en donde acaban mis- fronteras,
soy menos si me faltas,
tu paz rige mi vida y la hace humilde,
55 justifica mi espera tu paciencia,
bogas, persistes, reinas, como un ave en la noche,
acaso ya recibas el nombre de José.
De Las adivinaciones (1952)
TODA LA DICHA CABE EN UNA LÁGRIMA
Fortalecido en la traición, el cuerpo
contempla un día la frustrada huella
de la felicidad, fuego engendrado
en cautelosa nieve, donde sólo
perviven ya rescoldos, momentáneos
delirios, rebeldías, simulacros
de desnuda agresión. Estéril
ya el olvido, toda la dicha cabe
en una lágrima, toda la culpa
en un recuerdo.
Así la carne yergue
su gastada mentira frente al rostro
fugaz de la verdad, emblema despiadado
de lo que no se puede poseer,
pasión que muere cuando está naciendo.
De Las adivinaciones (1952)
MI PROFECÍA ES MI MEMORIA
Vuelvo a la habitación donde estoy solo
cada noche, almacén de los días
caídos ya en su espejo naufragable.
Allí, entre testimonios maniatados,
yace inmóvil mi vida: sus papeles
de tornadizo sueño. La madera,
el temblor de la lámpara, el cristal
visionario, los frágiles
oficios de los muebles, guardan
bajo sus apariencias el continuo
regresar de mis años, la espesura
tenaz de mi memoria, toda
la confluencia simultánea
de torrenciales cifras que me inundan.
Mundo recuperable, lo vivido
se congrega impregnando las paredes
donde de nuevo nace lo caduco.
Reconstruidas ráfagas de historia
juntan el porvenir que soy. Oh habitaci6n
a oscuras, súbitamente diáfana
bajo el fanal del tiempo repetible.
Suenan rastros de luz allá en la noche.
Estoy solo y mis manos
ya denegadas, ya ofrecidas,
tocan papeles (este amor, aquel
sueño), olvidadas siluetas, vaticinios
perdidos. Allí mi vida a golpes
la memoria me orada cada día.
Imagen ya de mi exterminio,
se realiza de nuevo cuanto ha muerto.
Mi propia profecía es mi memoria:
mi esperanza de ser lo que ya he sido.
De Memorias de poco tiempo 1954
cada noche, almacén de los días
caídos ya en su espejo naufragable.
Allí, entre testimonios maniatados,
yace inmóvil mi vida: sus papeles
de tornadizo sueño. La madera,
el temblor de la lámpara, el cristal
visionario, los frágiles
oficios de los muebles, guardan
bajo sus apariencias el continuo
regresar de mis años, la espesura
tenaz de mi memoria, toda
la confluencia simultánea
de torrenciales cifras que me inundan.
Mundo recuperable, lo vivido
se congrega impregnando las paredes
donde de nuevo nace lo caduco.
Reconstruidas ráfagas de historia
juntan el porvenir que soy. Oh habitaci6n
a oscuras, súbitamente diáfana
bajo el fanal del tiempo repetible.
Suenan rastros de luz allá en la noche.
Estoy solo y mis manos
ya denegadas, ya ofrecidas,
tocan papeles (este amor, aquel
sueño), olvidadas siluetas, vaticinios
perdidos. Allí mi vida a golpes
la memoria me orada cada día.
Imagen ya de mi exterminio,
se realiza de nuevo cuanto ha muerto.
Mi propia profecía es mi memoria:
mi esperanza de ser lo que ya he sido.
De Memorias de poco tiempo 1954
HIJA SERÁS DE NADIE
(La soleá)
Me fui acercando hasta la lúgubre
frontera de la llama, todavía
reciente el maleficio. Dioses
en vez de hombres arrancaban
a la terrestre boca sus rescoldos
de mísera epopeya. Ebria
mejor que loca era la sed,
mientras las jadeantes llaves
del amor, la roja flor del vino,
el nudoso gemir de la madera,
recorrían la vida de un estéril
fragor de insurrección.
Nunca fue
la omnipotencia concebida
con más proscritos fueros
de humildad. Aquí moría el tiempo
retumbando entre las sometidas
deserciones, fugaz la orilla incrédula
del alma, inmortal su corriente.
Pero la mordedura de lo negro,
¿tú también?, repetía. Toca
mis azotados senos infecundos,
abre el furioso horno del relámpago,
ciega a tu casta en la lujuria
de la estación del hambre, en las sangrientas
volutas del recuerdo, por las roncas
angosturas de un grito. Allí verás
cómo se alza en errabunda cólera
tu propia sumisión. Bebe conmigo
el cuenco de la música, la líquida
maraña del lamento, pérfido
amor tendido en la harapienta
majestad de la noche, menguando el clamoroso
martirio de la luz.
Pero la mordedura
de lo negro, ¿tú también?, repetía.
Hija serás de nadie, laberinto
de infamantes asedios, tributaria
humillación del llanto, hija
serás de nadie, soleá tan libérrima
que su arma es su yugo, alimentada
de tierra, engendrada en la tierra,
tanto más alta cuanto más
caída, ¿tú también?, como Anteo.
De Anteo (1956)
DOBLE VIDA
Entre dos luces, entre dos
historias, entre
dos filos permanezco,
también entre dos únicas
equivalencias con la vida.
Mi memoria equidista de un espacio
donde no estuve nunca:
ya no me queda sitio sino tiempo.
De Descrédito del héroe (1977)
CÁLCULO PLATÓNICO
Cada palabra, cada página
que no hablé,
no escribí,
me contradicen
desde un silente fondo
de pueriles informes, controversias,
penosos prontuarios de la infecundidad.
¿Seré entonces mi propio consejero,
el siempre equivocado
mentor de quienes aún me siguen resarciendo
de tantas indolencias matutinas?
Tal vez consiga recobrar así
esa platónica ignorancia en que se funda
el fondo prenatal de la sabiduría.
Tal vez no acabe nunca de hacer este poema.
De Diario de Argónida (1997)
SUMMA VITAE
De todo lo que amé en días inconstantes
ya sólo van quedando
rastros,
marañas,
conjeturas,
pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna
de un cuarto triste de París,
la sombra rosa de los flamboyanes
engalanando a franjas la casa familiar de Camagüey,
aquellos taciturnos rastros de Babilonia
junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,
un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas
de un memorable lupanar de Cádiz,
una mañana sin errores
ante la tumba de Ibn`Arabi en un suburbio de Damasco,
el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,
aquél café de Bogotá
donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...
Cosas así de simples y soberbias.
Pero de todo eso
¿qué me importa
evocar, preservar después de tan volubles
comparecencias del olvido?
Nada sino una sombra
cruzándose en la noche con mi sombra.
De Manual de infractores (2005)
He disfrutado muchísimo a este invitado de lujo y estoy tratando de conseguir su obra Las Adivinaciones para disfrutar de ese poema Casa junto al mar, que me ha gustado tanto.
ResponderEliminarGracias, Francisco, por difundir su obra tan valiosa.
Un saludo cordial desde Miami.