HALLAZGO DE UNOS MANUSCRITOS DE GÓNGORA
Ante la sorpresa del descubrimiento de
los manuscritos de los que damos cuenta en esta nueva entrada de Ancile, nos parece que será
muy digno de contemplar la reacción ante los mismos por los grandes
estudiosos especialistas en el maestro cordobés. Adjuntamos una imagen de uno
de los documentos para ilustrar esta entrada del blog y poner en antecedentes a
los interesados en la vida y obra de D. Luis de Góngora. Para quien suscribe estas
apresuradas líneas de presentación, ha sido motivo de gran expectación los textos
encontrados, y espero con gran interés
los concienzudos estudios que precederán a su hallazgo y, sobre todo, constatar si son en
realidad manuscritos auténticos o no. Mientras tanto ofrezco aquí el grueso o motivo esencial de la noticia.
Si Doña María de Lara entraba
y salía […] muy de hordinario […]
de la casa del Inquisidor Reynoso, contado esto por su paje Álvaro de Vargas y, finalmente, relatado por un joven Luis de
Góngora (allá por los 35 años de su trasegada existencia), en su declaración al
Tribunal del Santo Oficio, en 1597, en testificación contraria al susodicho
Alonso Jiménez de Reinoso, a la sazón miembro del órgano inquisidor (de
Córdoba), acusándolo de conducta irregular (por claramente indecorosa –[…] muy pública y escandalosa […]-, resulta
dicha declaración escrita (de confirmarse definitivamente su autoría), una
novedad que acaso pueda ofrecer una visión del gran poeta cordobés muy digna de
ser tenida en consideración para la perspectiva y dictamen de su singular personalidad.
Así lo declara la hispanista Amelia Paz, quien ha sido la que, indagando sobre
otros menesteres (texto autógrafo descubierto en el Archivo Histórico Nacional cuando investigaba asuntos relacionados con la Inquisición de Córdoba),
propició fortuitamente este importante hallazgo. Cosa extraordinaria, habida
cuenta que el mismísimo Dámaso Alonso había estudiado la sección de dicho
Archivo Histórico Nacional, sin dar con este documento, cosa que no es de extrañar habida cuenta del ingente número
de documentación que se encuentra en el mencionado archivo.
Alonso de Reynoso, amigo que fuera de Luis de
Góngora, en este caso es delatado por el poeta, ¿acaso siguiendo el curso de
alguna particular venganza?.
En los cinco folios recogidos y rescatados
para su público conocimiento, deja cuenta de aquellas entradas y salidas de
María de Lara en la casa del inquisidor Reynoso, dando constancia -a través de Álvaro de Vargas- de que […] la tenía (a la tal señora de Lara)
veinte y tres días en un aposento alto que llaman de la torre […] y que […] cuando el dicho ynquisidor dormía con la
susodicha Dña. María lo echaba él de ver en cuatro o seis camisas que él había
mudado la noche y estaban tendidas a la mañana en el terrado para enjugallas
del sudor, donde hallaba en delanteras de las dichas camisas las inmundicias y
suciedades hordinarias de semejantes actos.[…]
La importancia del hallazgo se infiere porque
son muy pocos los textos autógrafos del autor: desde el siglo XIX no
salía a la luz ninguno. Además, no se tenía ninguna noticia de que el poeta
cordobés hubiera tenido nunca que declarar ante el Santo Tribunal. La exposición
organizada por Acción Cultural Española denominada: Góngora. La estrella inextinguible, fue la ocasión oportuna para
dar noticia del descubrimiento. La gravedad y circunspección del Góngora
anciano queda entredicho por la guasa y retranca del poeta de juventud (Amelia
Paz).
Seguiremos la noticia acerca del maestro y el veredicto de los estudiosos, tan interesante por cierto. Gracias, Francisco!
ResponderEliminarUn cordial abrazo.
Jeniffer Moore
Miami, FL USA