Mañana, día 28 de mayo, se presenta el último premio Miguel de Cervantes de poesía de la ciudad de Armilla, en la librería Picasso de Granada, aprovecho la ocasión para dar noticia del acto y ofrecer, a modo de semblanza de su libro, el prólogo que hice para la edición del libro. Incluyo algún poema que sirva de aperitivo sabroso para que leáis el poemario todo.
MARA ROMERO TORRES
Y EN "LAS OLAS DE TUS OJOS"
AUDACIA POÉTICA
Y SENTIMENTAL COMPARECENCIA
De entre los argumentos más útiles y convenientes, por
necesarios y ventajosos, para reseñar con cierta garantía de fidelidad cualquier
iniciativa poética o artística, e incitar justamente a su más aproximada y
correcta interpretación, será el de señalar los rasgos de originalidad y audacia
en su decisión, propósito y dinamismo creativos presentes en la obra en
cuestión. Diremos que no es muy frecuente encontrarse con una producción lírica
en la que el verso y la prosa fluyan con total naturalidad, sin perder un ápice
el espíritu y la actitud poéticos y, lo que es aún más complicado, sin decaer
en ningún momento esa suerte de melodía (métrica y anímica) que caracteriza la
estructura versal al uso, me refiero al verso convencional, tanto en
composiciones estróficas isosilábicas como anisosilábicas;1 aún más singular resulta cuando, nos
encontramos la denominada prosa poética, entre diversas composiciones nadando,
tan a la sazón con el verso medido y su razón métrica en combinación singular
para alcanzar la organización unitaria de poemas que componen este libro. Situación
esta señalada que aumenta con nuevos testimonios mi argumentario, y el de
autoridades relevantes,2 en relación a que los múltiples recursos del verso y del
discurso poético están lejos de ser agotados 3. Y que las distancias entre la prosa y el verso, cuando
verdaderamente poéticos, mantienen carta de particular naturaleza.
Cuando Aloysius Bertrand4 ensayaba con éxito, en los inicios de la
prosa poética, sus composiciones, trazaba ya un camino que no habría de tener
retorno para mayor gloria de la poesía. No en vano El Spleen de París, de Baudelaire, o las Iluminaciones
de Rimbaud hollarían con rastro indeleble
esta senda inaudita, mediante la que el Ocnos
de Cernuda o la Pasión de la tierra alexandrina encontraron en nuestra lengua ejemplares muestras
de originalidad. A mí, que soy un raro, y que, con toda modestia, me fascinan
las cuestiones que derivan de la estructura y materia del poema (que es decir
del lenguaje poemático), y de las que he hablado muy humildemente en diversas
ocasiones,5 no
puedo sino referirme al observar este poemario, y al hecho de que el dinamismo
y complejidad estructural del poema son fiel reflejo del decir y del sentir del
verso y de la composición poemática. No es este proemio lugar para hacer un
estudio comparativo del verso y de los poemas en prosa que pueblan este En las olas de tus ojos, de Mara Romero Torres, pero sí para hacer una admonición
conveniente para el lector atento, a saber que, las distancias, no son ni con mucho
infranqueables, pues beben de las aguas comunes de la más sentida, sincera y
delicada creatividad al servicio de una expresión poética altamente justificada
en el amor mismo a la poesía. Por eso son tan naturales las transiciones de una
a otra composición poética en este libro.
Aquella romántica (recuérdese a Los Mártires de Chateaubriand) queja –a mi juicio injustificada- de la
rigidez métrica de la poesía medida, hizo pensar ingenuamente que la estética de lo absoluto6 no era posible
sin la ruptura con el metro, como si aquella prosa del poema careciese de
estructura rítmica y de especiales entresijos dinámicos característicos,
perfectamente descriptibles, en su siempre insólito funcionamiento. Me parece
evidente en este libro de poemas, en el que juegan tan armónicamente el verso y
la prosa (especial poemática) que no existen fronteras precisas, con rigor
inamovible trazadas, entre unas estructuras y otras, pues beben de las mismas fuentes
líricas y sentimentales de nuestra poeta, y porque ni siquiera estructuralmente
están tan distantes. Pero insisto, no es este espacio para disquisiciones de
esta índole, aun cuando sea necesario su apunte para el mejor entendimiento de
este conjunto delicado de poemas.
Que la metáfora y el símbolo circulen con
sencilla pero precisa disposición a lo largo de los versos que pueblan tan ricamente
este En las olas de tus ojos, debe ser asunto en modo alguno nada desdeñable para su mejor
paladeo y fruición. Si, al principio, estas cuestiones de fondo y forma
(siempre íntimamente enlazadas) de este libro puede pasar casi de puntillas por
la atenta mirada incluso del lector avezado de poesía, será por la intensa
entrega de su autora al rasgo sentimental de sus contenidos, comparecencia audaz,
sin duda, porque abre al exterior componendas íntimas para el corazón fraterno,
que así debe ser siempre el del lector de poesía. Mas es fundamental incidir en
estos valores de estructura y de fondo poéticos, pues son los que, con su
construcción, agrupamiento y manifestación originales los que, al fin y a la
postre, investirán aún de más sentido estos poemas.
Franqueza,
sinceridad, espontaneidad vital, que hacen que este libro se resuelva, en
principio entre las manos del lector, como una correspondencia abierta y
natural donde fluyen las emociones más íntimas, pero también más necesitadas de
ser compartidas. La complicidad con el mundo poético de Mara Romero Torres
será, pues, elemento esencial para el adepto a la literatura de hondas
convicciones sentimentales. El sentimiento como el más macerado y dilecto fruto
de las atribuciones humanas.
El mar será el marco perfecto donde
encuadrar el inaudito caudal de un alma que desborda emociones aquilatadas por la
experiencia vital de una mujer ejercitada en la adversidad, mas siempre
estimulada por la sensible impronta de un corazón abierto al amor, a la
belleza, y a la manifestación integradora de ambas más sutil y perturbadora: la
poesía.
La sensible, sensitiva cotidianeidad que
desbordan estos versos se ve amparada por el colector supremo de todo espíritu sensible:
la naturaleza. Panteísmo personal unas veces, otras pansiquismo profundo y enamorado
que pone alma en cada objeto que conforma el paisaje, como aditamento genuino y
espontáneo que constituye una parte más de una naturaleza vívida y consciente
de su sentir decepcionado, pero en virtud de esta decepción, abierto a la verdad
de la que tan solo puede ser partícipe la belleza y su ostentación más sutil,
profunda, delicada y auténtica en el acto creativo: la poesía.
Por eso, el amado, corpóreo o intangible,
debe ser portador de lo hermoso conseguido en la contemplación pura, inocente y
exenta de cualquier engaño que supone ver las cosas con los ojos del amor y de
la poesía:
Todo lo que te rodea es bello:
Bello como el misterio del color de la rosa que aún no
ha nacido;
bello como el plumaje del pájaro que aún no se ha
vestido;
bello como el recibimiento que la noche le hace al
alba;
bello como el perfume de la tierra acariciada por el
agua;
bello como la danza de las hojas en la sinfonía del
viento;
bello como el vientre fértil que gesta una vida dentro;
bello como el sabor prohibido que en la manzana hace
impacto;
bello, amado mío, como el eterno suspiro que el aire
conserva
[intacto.7
Es por todo esto, en fin, que ante estos versos de Mara Romero
Torres, no puedo sustraerme ante la prueba de que es posible un neoplatonismo poético que vibra vívido y libre, original, no obstante, entregado y
siempre sencillo, y transparente para el que quiera detenerse un instante a
contemplar lo eterno de la genuina realidad, la que merece la pena de tenerse
en seria consideración, puesto que es la que todo lo sustenta.
Si todos Todos los seres tienen su
existencia por el Uno8, será en el amor que se contempla, pluriabarcador y que en el
alma confluye como realidad única y diversa. Las tres hipóstasis plotinianas (el Uno, el Nous y el Alma) subyacen en estos versos como un mensaje señero,
inconfundible, completo y unitario. El amor, como afinidad entre los seres,
adquiere aquí un valor singularmente intenso, compasivo, pues va unido al concepto
del Bien y de la Belleza y, si estos son ciertamente las vías insustituibles
para alcanzar la verdad, será la consagración de esta evidencia la
seguimiento y comprensión a través de estas páginas, pues son
muestra ideal del vehículo irremplazable que es el impulso creativo
selectamente signado, y unido a la verdad por obra y gracia del verbo poético.
Francisco Acuyo
1. Me refiero a las composiciones regulares de versos o las
que muestran
distinto tipos de versos en su composición estrófica.
2. Recuérdese la figura de Tomás Navarro Tomás a este
respecto.
3. Acuyo, F.: Las cuentas del perenne poético: Del Arte y
Ciencia Métrica,
aproximaciones (y epítome) de versificación española. En
prensa.
4. Bertrand, A.: En su Gaspar de la Nuit.
5. A parte del título anterior véase: Fundamentos de la
proporción en lo
diverso, 1ª edición Universidad de Granada, 2007, y el mismo
título en
2ª edición ampliada en Jizo ediciones, Granada, 2009.
6. De raigambre claramente romántica.
que se nos muestre para su mejor
7. Del poema de este libro titulado: Todo lo que te rodea es
bello.
8. Plotino: Enéada: Sobre el bien en el Uno. Gredos, Madrid, 2002.
POEMAS
TODO
LO QUE TE RODEA ES BELLO
El
incansable murmullo de la noche busca refugio en el recuerdo.
Las
redes de la memoria parecieran estar impregnadas de un
viscoso
alquitrán salino que pugna por lo venidero, reclamando
a
voluntad abierta sobre un ciclo que debe cerrarse.
De
la dársena del alma, emerge el corazón que antaño puse
a
buen recaudo y el tiempo que todo lo muta hace tu imagen
[gigante.
Todo
lo que te rodea es bello:
Bello
como el misterio del color de la rosa que aún no ha nacido;
bello
como el plumaje del pájaro que aún no se ha vestido;
bello
como el recibimiento que la noche le hace al alba;
bello
como el perfume de la tierra acariciada por el agua;
bello
como la danza de las hojas en la sinfonía del viento;
bello
como el vientre fértil que gesta una vida dentro;
bello
como el sabor prohibido que en la manzana hace impacto;
bello,
amado mío, como el eterno suspiro que el aire conserva
[intacto.
MATERIA
SIN PASOS
Está
a punto de amanecer y mi cuerpo se sumerge en el mar.
Para
todo hay una primera vez y me deslizo en el último reflejo
de
luna, fundida en los instantes del preámbulo a la alborada.
No
hay barreras en el azul que me transforma en sirena
clandestina
ni ambiciono posesiones fortificadas ni fortificables.
Más
allá de los muros que limitan la grandeza, respiro
el
pertenecer al ágil tesoro de los elementos.
Tengo
el don de formar parte del Todo en la existencia y
al
mismo tiempo ser el minúsculo compendio de la tierra, el
agua,
el aire, el fuego.
Soy
la materia sin pasos en un agua que no deja huella, la
hermana de un mar impoluto que va disolviendo mi estela.
Mara Romero Torres, de "En las olas de tus ojos"
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