Para la sección de De juicios, paradojas y apotegmas del blog Ancile, ofrecemos una temática controvertida y seguro muy interesante a través de una serie de reflexiones que quieren aproximarnos al ámbito de las diferencias y similitudes entre los seres humanos.
LA
VÍVIDA HEREDAD: ENTRE LA RAZA
Y LA RAZÓN EXISTENCIAL
I
EL
PÓRTICO DE LA DISCORDIA
QUE la dinámica,
tantas veces ignominiosa -y segregadora-, de la raza, traducida, por ejemplo,
en la imposición tan tristemente familiar como nefanda de los nacionalismos, es
(y seguramente será) origen de innumerables y seguras calamidades a lo largo y
ancho del asendereado trajinar existencial de la especie humana, así tenemos
constancia desde sus inicios –tribales- más rudimentarios como sociedad. El
relato histórico da patente testimonio de sus miserias y estragos con tal grado
de evidencia que nos parece que no mereciera crónica o exposición alguna para
la reflexión que tan puntualmente queremos ofrecerles, no obstante, ha de
resultar muy a propósito para exponer nuestro argumentario, basado en tan
triste realidad constatable desde siglos, y de muy digna mención, sin embargo,
en estos párrafos, sobre todo porque la justificación de identidades tribales
como modo de desigualdad sigue teniendo una singular preponderancia en ámbitos
no sólo ideológicos y políticos de la actualidad, también en lo más íntimo de
la supuesta idiosincrasia de la psicología humana.
Discusión interesante sería
indagar en las causas (culturales, sociopolíticas, ideológicas…) de la
enunciada predisposición individual a verse distinto, tantas veces en virtud de
la pertenencia de un determinado grupo frente a otro u otros más o menos
diversos o dispersos de la comunidad humana general. Pero no será este el
motivo principal de nuestra exposición, aunque sea muy digno de mención para
nuestros propósitos expositivos, pues es una parte importante de lo que siempre
es un controvertido asunto, a saber, el de las identidades de grupo como forma
de identificación personal. No obstante, sí haré unas precisiones que parecen
pasarse por alto cuando el individuo y esos grupos integradores de supuestas
identidades diferenciadoras no pueden dejar de mostrar su profunda y profusa
estulticia, ante todo preponderando valores sentimentales (emocionales)
impuestos con los característicos instrumentos de manipulación y enajenación (
acaso de subgrupos sociales) interesados en mantener estas y otras falacias por
mor de intereses –explotadores las más de las veces-, no siempre moralmente
confesables. La cuestión no es en modo alguno de fácil debate en una sociedad de naciones que bajo cualquier
concepto quiere hacer vales supuestas singularidades de grupo, las cuales les
cualifican bajo el emblema o el signo de esta o aquella enseña -¿sagrada?- referencial.
La cultura es factor esencial
en toda esta compleja disyuntiva, pero no es en realidad nueva la aparición de
los denominados factores biológicos que, de una manera inevitable, habrían de
confluir (según los defensores de estas proposiciones socio-biológicas) en la
conformación de determinadas comunidades, las cuales se verían investidas de
rasgos de distinción respecto a otras cualesquiera. Factores genéticos que se
han venido valorando como la herencia
incómoda[1] por un
determinado sector científico actual que, como decimos, ha venido estudiando
estas supuestas contingencias biológicas (sociobiológicas) en las diferentes
razas o etnias, documentando sus tesis en
el supuesto de que la naturaleza humana social está condicionada por la genética, y por tanto impuesta por la selección natural, como acaso lo estuviere cualquier otro rasgo del individuo en relación a la especie de la que formare parte. Así las cosas, las razas diferencian a los grupos humanos incluso en la consecución histórica exitosa o no de sus determinadas comunidades. ¿Esto significa, de ser cierto, que hay razas superiores a otras? Como reconocen los propios científicos que defienden estas tesis sociobiológicas, en modo alguno existen razas sobresalientes o dominantes respecto a otras. En cualquier caso la controversia está servida, sobre todo porque otros sectores científicos (de sesgo sociológico) han mantenido como dogma que el constructo de raza es totalmente social. El yugo de la cultura como marcador de las diferencias entre los diversos grupos étnicos ha sido considerado como elemento estructurador y factual de dichos grupos. La inquietud ante los estudios de la diversidad (biológica) racial es evidente (sobre todo ante los desmanes terribles de la eugenesia, sobre todo en la historia reciente) al querer imponer una supuesta preponderancia de una raza sobre otra, con las terroríficas consecuencias de todos conocidos.
el supuesto de que la naturaleza humana social está condicionada por la genética, y por tanto impuesta por la selección natural, como acaso lo estuviere cualquier otro rasgo del individuo en relación a la especie de la que formare parte. Así las cosas, las razas diferencian a los grupos humanos incluso en la consecución histórica exitosa o no de sus determinadas comunidades. ¿Esto significa, de ser cierto, que hay razas superiores a otras? Como reconocen los propios científicos que defienden estas tesis sociobiológicas, en modo alguno existen razas sobresalientes o dominantes respecto a otras. En cualquier caso la controversia está servida, sobre todo porque otros sectores científicos (de sesgo sociológico) han mantenido como dogma que el constructo de raza es totalmente social. El yugo de la cultura como marcador de las diferencias entre los diversos grupos étnicos ha sido considerado como elemento estructurador y factual de dichos grupos. La inquietud ante los estudios de la diversidad (biológica) racial es evidente (sobre todo ante los desmanes terribles de la eugenesia, sobre todo en la historia reciente) al querer imponer una supuesta preponderancia de una raza sobre otra, con las terroríficas consecuencias de todos conocidos.
No obstante del descubrimiento
y estudio del genoma humano y de las pruebas aportadas para aceptar la igualdad
(y univocidad ecuménica y de paridad) entre todos los seres humanos, creemos
que dicha universalidad estará amparada no sólo bajo el ámbito de dichos
estudios biológico-sociales, es más, esta perspectiva sociobiológica se ofrece,
junto a los estudios culturales y antropológicos- como una nueva vía de
reflexión para la correcta interpretación de la unidad e igualdad del ser
humano, más allá de sus principios de análisis en interpretación científicos,
cosa que veremos con mejor detalle a la mayor brevedad en el siguiente capítulo
de esta singular y seguro que controvertida entrega.
Francisco
Acuyo
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