CARDINALIDAD DEL
VERSO: LA CORRIENTE INFINITA
A veces el cálculo o la
cuantificación de los componentes rítmicos del verso (por cierto, integrados
inevitablemente en los significados y hallazgos expresivos del poema) se tiene
de manera habitual por las preceptivas métricas por un ejercicio mecánico, mediante
el que contar (sílabas, pies, pausas, acentos….) sus diversos elementos de
estructura rítmica y eufónica, ejercicio, como decimos, ubicado en el más
elemental y primitivo acto aritmético; mas igual que en su momento se necesitó
de una profunda revisión en el dominio de las matemáticas,[1]
sobre todo en el ámbito de lo que se denominó teoría de conjuntos, y que sería
fundamental para el concepto de infinito relacionado precisamente con el número
y su cálculo y computación, en la ámbito de la métrica se precisa de una
consideración más realista en virtud de la naturaleza –métrica, y no sólo
métrica- del mismo constructo poemático
atendiendo al número con el que se contabilizan los componentes singulares que
lo integran y dinamizan.[2]
Si
el matemático era la persona dedicada a nombrar con el mismo nombre a
diversidad de cosas,[3]
el poeta será aquél que (con un propósito no sólo de generalización, como el
que asiste a las matemáticas) atiende a la integración de aquellos nombres
desde la conciencia del hombre a la realidad del mundo. Los elementos que
constituyen el verso son muchos y muy complejos, aun tenidos en cuenta incluso
por separado: lingüísticos, gramaticales, métricos, retóricos…. En su conjunto,
como construcción poemática, exige una consideración diferente a la que en
muchos casos trata de sustentarse a lo largo de los años y todavía en la actualidad.
La generalización o totalización integradora que marcan los nombres de la
poesía, puede considerarse infinita en su manifestación material poético
expresiva, que necesita una apreciación no solo potencial de ese infinito como
entidad abstracta, sino como muy actual.
Pero el conjunto de los elementos poéticos no es una mera consideración simultánea de entes, que diría Bertrand Russel, ya
que es relegada al ámbito de las observaciones netamente abstractas o mentales.
La entidad poética es algo vivo, activo y dinámico que, insistimos,
interacciona orgánicamente y se integra en el mundo actual.
Si atendemos a los entresijos de la
construcción o de la estructura poemática, veremos que sus elementos
(gramaticales, métricos, lingüísticos….)
no son sólo susceptibles de ser comparados en su[4]
por lo que la situación de ese acento adquiere la condición de cardinalidad:
Véase también las características rítmicas de la situación de cada acento, se
dice que si la acentuación es en 2ª y 6ª, (endecasílabo histórico)[5]
se ofrece un ritmo sobrio, certero… si es 3ª y 6ª, (melódico) el ritmo se hace
melodioso…., cuando los acentos aparecen en sílabas no autorizadas por la norma
preceptiva métrica, suponen un caso extremo, pongamos por ejemplo, si el acento
en cuestión se sitúa en un verso endecasílabo en la sílaba novena, produce un
elemento perturbador al situarse justo en el acento obligado en décima; sirva
como ejemplo:
cómputo e identificación, sino
que se pueden establecer correspondencias conjuntivas (como aplicaciones
biyectivas o biunívocas), por ejemplo, la utilización de determinados acentos
en sílabas determinadas con el fin de incrementar la expresividad precisamente
en ese determinado acento y momento del verso y del poema,
Aquí ciega pasión se estrelló fría,
—2ª–(3ª)———6ª———(9ª) 10ª
aquí mi corazón golpeó obseso,
——2ª———6ª——8ª——10ª
tercamente insistió, // palpitó
opreso.
———3ª———6ª————(9ª) 10ª
y se dice que estamos ante un caso de desvío
de la norma del precepto.
Podríamos
en este caso establecer una cardinalidad del orden: Card(A) = Card (N)= 11,
teniendo a N como el número de sílabas en cuestión que componen el verso
endecasílabo y la situación de dicho acento. Le relación biyectiva o de
biunicidad es evidente. Podría pensarse que si bien esta relación es clara, no
estaríamos ante un conjunto infinito, ya que el conjunto A son los versos de 11
sílabas (finito), no tiene por qué mantener la relación 1,2,3,…..n, en relación a la situación del acento en determinada
sílaba en el conjunto de todos los versos endecasílabo, no digamos cuando el
conjunto A es la variación de todos los versos combinables en un poema. Esto se
hace aún más evidente cuando establecemos todos los subconjuntos posibles en un
verso y en una determinada composición poética y que no son solo el número de
sílabas, posición de los acentos en esas sílabas…. sino también todas las
posibilidades lingüísticas, gramaticales, retóricas y de significado de los que
son susceptibles. Así las cosas podemos afirmar que hay tantos endecasílabos,
octosílabos y versos que puedan computarse, como relaciones posibles entre
todos los complejísimos subconjuntos que conforman el conjunto A de determinado
tipo de verso, o en el conjunto A de los versos posibles y, no digamos, en el conjunto
de todos poemas posibles.
Esto
puede parecer una obviedad, pero esta infinitud es de la que participa el
verso, el poema y la poesía. La numerabilidad del conjunto de determinado verso
o conjunto de versos, será de donde inferimos que no solo aquellos conjuntos
discretos de versos, en realidad, lo que nos ofrece es una singular y relevante
continuidad que muy bien casa con
aquella descripción de Baltarsar Gracián: Todos
te conozcan, ninguno te abarque, que con esta treta lo moderado (numerable)
parecerá mucho, lo mucho infinito y lo infinito más.[6]
La reflexión sobe la cardinalidad del número poético es pues harto interesante, ya
que nos lleva a la continuidad paradójica en la que la numerabilidad del
conjunto de los elementos que conforman el poema no pude ser numerable, al
menos en el sentido mecánico de numerabilidad. Seguiremos abundando sobre esta cuestión
harto fascinante de la estructura del verso.
Francisco Acuyo
[1] Véase la
teoría de conjuntos, esbozada en primera instancia por Bolzano y perfeccionada
por George Cantor que propuso la consideración de los elementos de cualquier
conjunto de manera abstracta.
[2] Acuyo,
F.: Los fundamentos de la proporción en lo diverso: sobre la
simetría y la asimetría endecasilábica, tesis doctoral,
Departamento de Lingüística y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada,
Universidad de Granada, Granada 2007; Fundamentos de la proporción en
lo diverso: nueva edición corregida y adaptada, Jizo ediciones,
de Ensayo, nº 17, Granada, 2009,
[3] Así lo
expresaba el gran matemático francés Henri Poincaré.
[4] Acuyo,
F.: De la proporción en lo diverso, ver nota 2.
[5] Tomás
Navarro, T: Métrica española, Guadarrama, Madrid, 1978.
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