INFORMACIÓN, ONDAS GRAVITACIONALES
Y ENTROPÍA: ENTRE EL TODO Y LA NADA
Una de las consecuencias más notables que
pueden extraerse del principio de
entropía será que la energía tiene la tendencia modificarse. Dicha
alteración discurre conforme el tiempo pasa, y lo hace de forma, en principio,
ordenada, para luego tender al desorden. En virtud de esta tendencia se nos
muestra la asimetría del tiempo (flecha del tiempo) y su irreversibilidad que
impide que cuando se rompa un vaso este vuelva a recomponer sus trozos para
restituirse en el vaso original. En cualquier caso, si, como todo parece
indicar, la flecha del tiempo (pasado, presente hacia el futuro) se encamina,
se dirige hacia una aleatoriedad cada vez mayor, la información a tenor del
caos creciente, acabaría por perderse. De la disolución de los agujeros negros
que comentábamos con anterioridad, parece deducirse lo contario. De hecho, la
historia del tiempo nos muestra que en su registro no se desciende hacia el
caos, más bien a nuevo tipo de orden, y la información, como medida de la
novedad, aumenta en vez de disminuir con el transcurso de los años[1].
De
lo anteriormente dicho puede extraerse una nueva paradoja, en tanto que la
flecha entrópica que reside en los entornos de los supuestos vacío y nanidad,
no sigue la aleatoriedad prevista por el principio entrópico, sino precisamente
lo contrario, todo indica que se tiende a una mayor complejidad y equilibrio.
Tan solo advertiremos un detalle (porque no es el propósito de esta exposición
actual entrar en profundidades sobre esta cuestión) que en el mundo subatómico
los[2],
por lo que las paradojas parecen sucederse en el ámbito de la energía y de la
información, al contrario de lo que sucede en el mundo macroscópico. Dicho esto,
creo conveniente volver a reflexionar sobre la información supuestamente
perdida en la disolución material de diversos fenómenos (apuntábamos los
agujeros negros, ¿acaso también deberíamos incluir los proceso vitales?) constatables
en el mundo que nos rodea. Para eso debemos volver al concepto y fenómeno de la
entropía.
La
entropía (que como hemos adelantado,
parece concebirse y describirse en el vacío o en la nada más cómodamente) supone
la pérdida de la información. Pero, ¿esta información está realmente perdida?
Se diría que en los sistemas cerrados del mundo de lo ordinario –decíamos, macrocóspico-
la información que se supone perdida aumentará en el mundo subatómico.
Entonces, insistimos en este punto, ¿el vacío en realidad está vacío? Más allá
de las fallidas conjeturas del éter o
el pneuma o la matière subtile cartesiana, que pretendían llenar el espacio vacío
y toda la problemática para explicar la materia – y sus derivaciones
energéticas-, quedan las rotundas dudas manifiestas por la teoría de la
relatividad, que acaba con cualquier explicación de aquella naturaleza vacía
que se resiste a ser rellenada; si el espacio no es absoluto como tampoco lo es
el tiempo, ¿qué papel juega el vacío espacial –y temporal) en el universo? ¿Es
posible, por tanto, que la información pueda permanecer en un lugar donde la
entropía es máxima y el orden propicio para la información es imposible?
Desde
una óptica matemática, si esta ha sido fundamental para trazar un nueva
geometría y una nueva física, superando el axioma euclideo de una geometría
plana, frente a las nuevas geometrías (Gauss, Lobachevski, Bolyai), parece
engrandecerse las distancias ente el mundo físico y las realidades matemáticas, diríase que mucho más amplias y profundas,
las cuales acabarían por influir y hacer mucho más complejo la noción de cero
y, por tanto de vacío (Boole y Cantor), ya que conjunto vacío[3],
el cual, pese a que no tiene elementos, diríase tener un grado de existencia
similar al de los conjuntos que sí los tienen, es decir, capacidad o
potencialidad de creación, por lo que, al igual que el vacío físico, tiene la potencialidad de ser parte de todo aunque
nada tenga dentro de él.[4]
Dicho esto, ¿es posible la información en un vacío sin nada, sin elementos? O,
¿acaso no es el mismo vacío un elemento crucial de información en tanto que en
él radica cualquier potencialidad de adquirir dicha información? Si bien la
matemática pura logró liberarse hasta de la misma ciencia, ella nos enseña el
camino hacia la liberación de las cargas conceptuales y lógicas pensamiento
mismo (acaso como la poesía).[5]
Cuando
Alfred North Whitehead afirmaba que no se
puede tener espacio y después cosas para poner en él, reafirmaba a Einstein,
quien llevará a cabo una nueva contemplación del vacío o la nada a través de
sus ecuaciones y de la inferencia de los universos vacíos. De hecho expone algo
realmente enigmático, ¿cómo es posible que esos universos descritos puedan
describir curva si no contienen materia (estrellas, átomos…)? El límite de la
velocidad de la luz tiene que ver con esta singularidad, la cual se emparenta a
su vez con las ondas gravitacionales, ya que será por influjo de la gravedad
que viaja bajo la prescripción y el límite de la velocidad de la luz que
adquiere esta singular curvatura el espacio vacío de estos universos. ¿Las
mareas de ondas gravitacionales en el universo y sus espacios vacíos no son en
cierto modo una potencial manifestación creativa y de orden y por lo tanto de
información? Sobre estas y otras interesantes cuestiones debatiremos en las
siguientes entradas del blog Ancile.
Francisco Acuyo
[1] Campell,
J.: Op. Cit. p.112.
[2] Ibídem,
p. 113.
[3] Concepto recogido en la Teoría
Axiomática de conjuntos, de la matemática de finales del siglo XX, y que viene
a resumirse en que dicho conjunto vacío en realidad está compuesto por aquellos
elementos que son desiguales a sí mismos.
[4] Barrow,
J.: Op. Cit. pag. 189 (El conjunto vacío es el único conjunto que es un
subconjunto de cualquiera otro conjunto).
[5] Acuyo,
F.: Poesía y matemáticas: https://franciscoacuyo.blogspot.com/search/label/Poes%C3%ADa%20y%20matem%C3%A1ticas
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