viernes, 18 de octubre de 2019

LA PERCEPCIÓN DEL YO Y EL LENGUAJE INTERIOR


Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: La percepción del yo y el lenguaje interior.


La percepción del yo y el lenguaje interior. Francisco Acuyo




LA PERCEPCIÓN DEL YO 

Y EL LENGUAJE INTERIOR



Nos referíamos anteriormente[1] al valor del yo (subjetividad) en el ámbito de entendimiento de lo que la conciencia sea. Las percepciones de las que somos capaces son uno de los elementos que integran dicha conciencia. Estas percepciones sería los componentes atomizados –casi materiales-de nuestra conciencia (así los advertía Hume).  Pero no es el único de los ingredientes. El lenguaje íntimo[2] que cada cual establece consigo mismo abre una dimensión nada desdeñable para comprender otra parte esencial de la conciencia. Esta internalización de lo externo en ese monólogo interior hace del pensamiento una forma superior de conciencia, en tanto que aquel (el pensamiento) se hace, si no complejo, sí muy singular en tanto que ese lenguaje ayuda a coordinar y ordenar ideas y también para obtener consecuencias de las acciones llevadas a cabo. Otro de los componentes será la imaginería (imágenes y formas interiores).

                Aquellos elementos evocados podrán hacernos una idea de conciencia que se acerque a la complejidad del concepto que nosotros invocamos. No obstante, no son estas las únicas piezas del dinámico puzzle de la conciencia. De hecho, estos pensamientos, cuando se hacen recurrentes, pueden resultar, cuando menos, una molestia, cuando más una obsesión enfermiza e intolerable.[3] No en vano hay visiones sobre la conciencia que aconsejan dar fin a ese parloteo del pensamiento (meditación)  para descanso a nuestra mente e incluso para alcanzar dimensiones de conciencia más elevadas. Esta suerte de liberación del pensamiento, creemos con firmeza que también forman parte de nuestro concepto de conciencia.

                Aún podemos añadir a nuestra dimensión de conciencia otro elemento fundamental, a saber, el ámbito de lo inconsciente que, aunque fuera de la conciencia racional, influye poderosamente en la conciencia general del individuo. De hecho, la filosofía  (también la ciencia) ha(n) conseguido, si no relegar, sí aislar la conciencia (la mente, el pensamiento) al ámbito de la circunscripción de la lógica racional, desuniendo de ella(os) la originaria y primitiva unión[4] con el Anima Mundi.

La percepción del yo y el lenguaje interior. Francisco Acuyo

                Pero, puede medirse la conciencia (el pensamiento, la mente) para su verificación empírica? ¿No confundimos la cualidad con la cantidad (Bergson) al pretender calibrar y verificar aquella(os)? ¿Es en verdad sano despojar a la conciencia de todas sus creaciones –vivas pero indemostrables- que queramos o no perviven en nuestras conciencias? El animal rationalis ha desaparecido con todas sus consecuencias, que no siempre son favorables. De hecho el auge de la subjetividad y del egocentrismo humanos han proporcionado una suerte de neurosis del sí mismo que, lamentablemente, nos aleja de la universalidad primera que, al contrario, nos hacía uno con el mundo.

                La faceta intelectual de la conciencia (del pensamiento, de la mente) prima sobre cualquiera otra atribución que pudiere hacerse de ella(os) pero siempre de manera individual y subjetiva. Mas, es la conciencia un atributo netamente egocéntrico (individual) o puede serlo también cósmico? Esta última atribución no es en modo disparatada, no en vano buena parte de la filosofía oriental bebe y basa sus fundamentos en esta idea.

                En todo esto y mucho más ahondaremos en próximas entradas de este blog Ancile.






Francisco Acuyo




[2] Lev Vygotski: Pensamiento y habla, Colohue Clásica, Buenos Aires, 1986.
[3] Véanse algunos tipos de TOC.
[4] Jung, C. G.: Op. Cit. pág. 146.



La percepción del yo y el lenguaje interior. Francisco Acuyo

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