sábado, 26 de agosto de 2017

DE LA ÉTICA Y LAS LOGOMAQUIAS

Presentamos para la sección, De juicios, paradojas y apotegmas, del blog Ancile, una nueva entrada que es en realidad un fragmento de una publicación que en breve verá la luz, lleva por título: De la ética y las logomaquias.



De la ética y las logomaquias. Francisco Acuyo



DE LA ÉTICA Y LAS LOGOMAQUIAS





 Cuando el filósofo epicúreo advertía: Huye, afortunado, con velas desplegadas de toda Paideia,[1] así como cuando hacía aquella otra admonición tan apropósito aun en nuestros días de: Es necesario no fingir que filosofamos, sino filosofar realmente, son sentencias que no sólo se complementan, sino que son colegibles una de la otra. El fingimiento filosófico es muy parecido al nocivo enmascaramiento de los valores éticos de una inficionada pedagogía casi siempre interesada. El fingimiento es un gesto de falsedad que carece de vida y de sustancia. El lenguaje ha sido (y es, por desgracia, en muchos momentos aún en nuestros días) un instrumento perturbador de la realidad que puede llevar a la cultura, a la obra del pensamiento, en palabras de nuestro querido y admirado maestro Emilio Lledó a, un largo sintagma terminológico, en el que se olvide el paradigma único que puede conjugar el discurso de la razón: a saber, la felicidad y, por consiguiente, la vida.[2]

                El anterior párrafo de estas palabras liminares tiene el propósito sincero de mostrar que, no obstante, la generosidad, la solidaridad, como manifestaciones del Bien, también son posible a través del logos, de la palabra, pues, al fin y al cabo, ¿de qué está hecho este objeto que contiene el alma de quienes han puesto lo mejor de sí mismos para esta aspiración verdadera de fraternidad y adhesión al necesitado? Pero para esto es bueno reconocer los peligros y los riesgos de la máscara y de las miserias y falsedades que pueden ocultarse tras la apariencia de los falsos dueños de las palabras. Pero, he aquí que, el logos, la palabra, puede ser objeto especial de comunicación libre, verdadera y, una vez llevada a cabo la terapia del reconocimiento de nuestras propias deformaciones más execrables, exponernos ante el milagro de lo fraternal y verdadero, precisamente a través de la misma palabra.



Francisco Acuyo



[1] Paideia: educación, formación, y en el sentido que querían atribuir los filósofos del jardín, aquella instrucción, enseñanza viciada a propósito para malear las almas todavía inmaculadas del infante, para el interesado influjo de élites o ideologías..
[2] Lledó, E.: Memoria de la ética, Taurus, Madrid, 1994, p. 271.



De la ética y las logomaquias. Francisco Acuyo

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