MAGIA, CIENCIA Y POESÍA
QUE
LA PENSÉE SAUVAGE no es ciertamente un pensamiento inacabado por
primitivo, pues aquél se ofrece como una conducta mental totalmente reconocible
en cualquier sociedad, y, que viene a manifestarse de forma primordial en la
práctica totalidad de las actividades artísticas, no es cosa de nueva referencia.
Desde aquí, no obstante, exponer que la
magia será un sistema no menos completo (y complejo) y aun coherente que
cualquier otra sistemática –digamos, científica- (pues no son místicas o irracionales), no será
ninguna exageración; en realidad dicha coherencia se sitúa sólo al margen de
poder establecer diferencias y semejanzas en referencia a la precisión o
exactitud, no tanto de nuestros sentidos, sino de los instrumentos (más o menos
sofisticados) de observación, al margen de la finalidad de una y otra forma de singular
logicidad. Además, una y otra forma
de conocimiento establecen la relación esencial entre aquello que es
perceptible (sensible) por los sentidos y lo inteligible, pues, como
significante y significado pueden remitirnos a sus cualidades significativas
(de signos) así como a integrarse de forma perfecta como sistemas de relaciones
de oposición y semejanza.
Son,
por tanto, bastantes obvias las analogías en el proceso de sistematización
lingüística, el cual nos ofrece una visión, desde luego, muy alejada del hombre
antiguo (primitivo) y su pensamiento como arraigado en lo netamente irracional,
pues, al contrario, se encuentra en mundo donde los signos y los mensajes
colman su mundo de reflexión y pensamiento.
La
diferencia sustancial habríamos de situarla en un ámbito lejano al de la
dinámica propia de un pensamiento lógico: estaría en el ámbito de la
afectividad, campo que se sitúa en relación cercana con el sentir y razonar
lógico poético, y es que el hombre salvaje se siente en íntima comunión
con el entorno y la naturaleza, mostrando una clara desconfianza del
conocimiento histórico, por ser este la causa de la desintegración de aquella
fraternidad suya con el mundo vivido donde se integra.
Su
pensar (cibernético) establecido en categorías
concretas, se establece como un
sistema de relaciones específicas que se incorpora como una oposición binaria.
Esta conexión, como decimos, se sitúa al margen de la historia, y como
anteriormente señalábamos, se relaciona con el totemismo que pone en
funcionamiento un modus operandi de carácter universal que manifiesta
operaciones de estructuras mentales de tipo colectivo e inconsciente, cuyo
procedimiento responde a un método de oposición y similitud. Podemos pensar en
las analogías con el pensamiento y la lógica genuinamente poéticos.
Nos
encontramos ante un pensamiento analógico que basa su razonamiento y capacidad
clasificatoria, en la relación entre lo sensible y lo inteligible, presentando
una sistemática que muestra coherencia y capacidad ilimitada de extensión,
además, capaz de un a lógica simbólica que pone en relación (u oposición) las
categorías sensibles para construir un sistema de equivalencias (formales)
entre signos.
La
clasificación totémica mencionada en capítulos anteriores de esta exposición,
en su oposición a la historia, se muestra como un ejemplo de singular
importancia para equiparar el modo de aprehensión de la poesía, que ofrece más
que un canon intemporal 69 que impida la fuga del grupo hacia
la historia, un instrumento donde reconocer la naturaleza del ser; donde
el ayer y el hoy son la misma cosa; donde el fin y el principio conviven en un
instante único e infinito, pues se sucede espontánea e instantáneamente para
reconocer el reino ilusorio de la impermanencia en un eterno presente.
Es
por todo esto que, para nosotros, la poesía se ofrece como aquel vehículo ideal
con el que se hace posible la integración de la sociedad histórica en una
sociedad natural, y a la naturaleza en un potencial ejercicio de conocimiento y
filosofía donde, por fin, reconocer en lo único (el ser) la alienante e
ilusoria (i)realidad de lo diverso.
Que
la escritura como invención y, por tanto, como artificio, se sitúa bajo
sospecha, como el propio Levi-Strauss señala, y se alce como el instrumento
por excelencia de dominación y esclavitud veremos que, en el ámbito de la poesía
verdadera (inspirada), pretende en
realidad restaurar (de lo desnaturalizado que la escritura comporta) el diálogo
no sólo con los hombres sino con el mundo todo; ser en definitiva el vehículo
con el que acercar al que habla (y escribe) y el que oye (y lee); por todo lo
cual es conveniente reivindicar su carácter esencialmente unitivamente pacífico, y reconocer
que donde la poesía se mueve natural y fluida será en la relación que se
traduce genuinamente: en la personal (de hombre a hombre), con la naturaleza y
con nosotros mismos.
Francisco Acuyo
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