domingo, 3 de enero de 2016

BLAS DE OTERO, AMOR Y POESÍA

Para la sección, Amor y poesía, del blog Ancile, traemos una selección -mínima- de los poemas de amor del gran Blas de Otero. Muestra breve pero muy significativa del autor de Angel fieramente humano, que esperamos sirva para algo más que la sugerencia de su lectura o relectura de la obra de enorme poeta tan comprometido como sincero.


Blas de Otero, amor y poesía, Ancile




BLAS DE OTERO, AMOR Y POESÍA




Blas de Otero, amor y poesía, Ancile







CÁNTICO ESPIRITUAL



Todo el amor divino, con el amor humano, 
me tiembla en el costado, seguro como flecha. 
La flecha vino pura, dulcísima y derecha: 
el blanco estaba abierto, redondo y muy cercano. 

Al presentir el golpe de Dios, llevé la mano, 
con gesto doloroso, hacia la abierta brecha. 
Mas nunca, aunque doliéndose, la tierra le desecha 
al sembrador, la herida donde encerrar el grano. 

¡Oh Sembrador del ansia; oh Sembrador de anhelo, 
que nos duele y es dulce, que adolece y nos cura! 
Aquí tenéis, en haza de horizontes, mi suelo 

para la vid hermosa, para la espiga pura. 
El surco es como un árbol donde tender el vuelo, 
con ramas infinitas, doliéndose de altura.





MADEMOISELLE ISABEL, RUBIA Y FRANCESA…



Mademoiselle Isabel, rubia y francesa,
con un mirlo debajo de la piel,
no sé si aquél o ésta, oh mademoiselle
Isabel, canta en él o si él en esa.

Princesa de mi infancia; tú, princesa
promesa, con dos senos de clavel;
yo, le livre, le crayon, le…le…, oh Isabel,
Isabel!e…., tu jardín tiembla en la mesa.

De noche, te alisabas los cabellos,
yo me dormía, meditando en ellos
y en tu cuerpo de rosa: mariposa

rosa y blanca, velada con un velo.
Volada para siempre de mi rosa
-mademoiselle Isabel- y de mi cielo.






UN RELÁMPAGO APENAS



Besas como si fueses a comerme. 
Besas besos de mar, a dentelladas. 
Las manos en mis sienes y abismadas
nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme, 

me declaro vencido, si vencerme
es ver en ti mis manos maniatadas. 
Besas besos de Dios. A bocanadas
bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme, 

tiras de mi raíz, subes mi muerte
a flor de labio, Y luego, mimadora, 
la brizas y la rozas con tu beso. 

Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte
bastara un beso, un beso que se llora
después, porque, ¡oh, por qué!, no basta eso. 




EN UN CHARCO




No vengas ahora. (No vengas ahora,
aunque es de noche.)
Huye.
Hay días malos, días que crecen
en un charco de lágrimas.

Escóndete en tu cuarto y cierra la puerta y haz un nudo
en la llave,
y mírate desnuda en el espejo, como
en un charco de lágrimas.

Me acuerdo que una vez me mordiste los ojos.
Se te llenó la boca de pus y hiel; pisabas
en un charco de lágrimas.

Despréciame. Imagíname convertido en una ruta gris,
sucia, babeante, con las tripas esparcidas
en un charco de lágrimas.





CUERPO TUYO




Esa tierra con luz es cielo mío.
Alba de Dios, estremecidamente
subirá por mi sangre. Y un relente
de llama, me dará tu escalofrío.

Puente de dos columnas, y yo río.
Tú, río derrumbado, y yo su puente
abrazando, cercando su corriente
de luz, de amor, de sangre en desvarío.

Ahora, brisa en la brisa. Seda suave.
Ahora, puerta plegada, frágil llave.
Muro de luz. Leve, sellado, ileso.

Luego, fronda de Dios y sima mía.
Ahora. Luego. Por tanto. Sí, por eso
deseada y sin sombra todavía.




ARREBATADAMENTE TE PERSIGO



Arrebatadamente te persigo.
Arrebatadamente, desgarrando
mi soledad mortal, te voy llamando
a golpes de silencio. Ven, te digo

como un muerto furioso. Ven. Conmigo
has de morir. Contigo estoy creando
mi eternidad. (De qué. De quién.) De cuando
arrebatadamente esté contigo. 

Y sigo, muerto, en pie. Pero te llamo
a golpes de agonía. Ven. No quieres.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te amo

a besos de ansiedad y de agonía.
No quieres. Tú, que vives. Tú, que hieres
arrebatadamente el ansia mía. 




MÚSICA TUYA



¿Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas, abismarte
en esa luz tan honda y escondida?

Si no es así, no ames más; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida estás de Dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar solo esa herida.

Mares, alas, intensas luces libres,
sonarán en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, tañida entre mis brazos.

Y yo sabré la música ardorosa
de unas alas de Dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos.




DADME UNA CINTA PARA ATAR EL TIEMPO




Con palabras se pide el pan , un beso, 
y en silencio se besa y se recuerda 
el primer beso que rozó aquel pétalo 
en el jardín de nuestra adolescencia. 

Las palabras son tristes. Tienen miedo 
a quedarse en palabras o promesas 
que lleva el aire como un beso muerto: 
pobres palabras que el olvido entierra. 

Dadme una cinta para atar el tiempo. 
Una palabra que no se me pierda 
entre un olvido y un recuerdo. 

Quiero que el aire no se mueva y venga 
un mal viento que arrastre por el suelo 
años de luz, palabras bellas...





CAMPO DE AMOR



Si me muero, que sepan que he vivido
luchando por la vida y por la paz.
Apenas he podido con la pluma,
apláudanme el cantar.

Si me muero, será porque he nacido
para pasar el tiempo a los de atrás.
Confío que entre todos dejaremos
al hombre en su lugar.

Si me muero, ya sé que no veré
naranjas de la china, ni el trigal.
He levantado el rastro, esto me basta.
Otros ahecharán.

Si me muero, que no me mueran antes
de abriros el balcón de par en par.
Un niño, acaso un niño, está mirándome
el pecho de cristal.




TARDE ES, AMOR 




Volví la frente: Estabas. Estuviste
esperándome siempre.
Detrás de una palabra
maravillosa, siempre.
Abres y cierras, suave, el cielo.
Como esperándote, amanece.
Cedes la luz, mueves la brisa
de los atardeceres.
Volví la vida; vi que estabas
tejiendo, destejiendo siempre.
Silenciosa, tejiendo
(tarde es, Amor, ya tarde y peligroso.) 
y destejiendo nieve...



Blas de Otero







Blas de Otero, amor y poesía, Ancile




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