Nos complace traer para la sección, Noticias, del blog Ancile, la primicia sobre la aparición de cuatro nuevos títulos de la colección El torno Gráfico, de la editorial Entorno Gráfico Ediciones, nos referimos a, La costumbre de ser Lluvia, de Fermín López Costero, En piel del Ángel caído, de Magda Robles, La noche de los cangrejos, de Pastor Aguiar y Pan y leche para niños, en su tercera edición aumentada, de Francisco Acuyo. Muy pronto estarán tanto en la librerías como en la tienda virtual de la editorial. Dejamos aquí sus portadas y una aproximación muy breve sobre sus autores y su libro.
CUATRO NUEVOS TÍTULOS DE LA COLECCIÓN
"EL TORNO GRÁFICO", DE LA EDITORIAL
Fermín
López Costero
(Cacabelos, León, 1962) es autor de los libros de poesía, Memorial de las piedras
(Talavera de la
Reina, 2009. Premio Joaquín Benito de Lucas 2008) y La fatalidad (Granada, 2014). Como narrador, ha publicado un libro
de cuentos, titulado Pequeño catálogo de
historias breves (Cacabelos, 2003), y otro de microrrelatos, titulado La soledad del farero y otras
historias fulgurantes (León, 2009). Dentro de la microficción, su obra ha
sido reconocida en varios certámenes y aparece en las más recientes e importantes
antologías. También es autor del libro Catálogo
bibliográfico de Antonio Pereira (Ponferrada, 2006) y de numerosos
artículos y estudios sobre temas artísticos e históricos relacionados con la
comarca leonesa del Bierzo. Algunos de sus poemas y microrrelatos han sido traducidos
al francés y al portugués.
Según la prologuista del
poemario, Magda Robles, estamos ante un libro:
Con
el estilo profundo, elegante y culto, pero a la vez cercano, al que nos tiene
acostumbrados, Fermín López Costero nos ofrece esta lluvia literaria del
Noroeste peninsular, que empapa por igual de júbilo y melancolía la Galicia de
Rosalía de Castro, la Asturias de Clarín, el Bierzo galaico-leones de Antonio
Pereira y el norte portugués de Miguel Torga. Un poemario impregnado de
añoranza, que juega con las luces y las sombras para crear una sublime
composición entre penumbras. La costumbre de ser lluvia oscila entre el
existencialismo intrínseco a la asunción personal de la fugacidad y la
fragilidad humanas, acrecentado en ocasiones por circunstancias propias y
ajenas, y un romanticismo con evidentes tintes góticos que lleva a la voz
poética a la sublevación, a encontrar refugio en lo irreal, en lo ilusorio, en
lo que reside más allá del espejo; a la búsqueda de respuestas vitales que
consigan acallar la duda ontológica en cierta medida, a cuestionar el discurso
hamletiano del ser o no ser, y establecer que la verdadera disyuntiva se
encuentra entre el ser, como realización personal suprema, y el existir, como
mera supervivencia en este aciago tiempo en que vivimos.
EL SALTO
Eres hoja volandera,
pétalo segregado, que se deja seducir
por el misterio de los precipicios.
Bastaría el zumbido de un insecto
para despertar tus ansias de volar.
Equilibrista en la cuerda floja de la palabra,
que calcula las variables de la estocástica
y toma el impulso necesario
para, a pesar de todo,
sobrevivir.
Fermín
López Costero
Magdalena
Robles León, decía
de sí misma en las solapas de este nuevo libro suyo: Con el cuerpo en este
siglo, y la mente dispersa en sueños inciertos y siglos pasados, esta granadina
comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo de las letras a la par que daba
sus primeros pasos por el mundo. Como dice en serio, aunque la suelen tomar a
broma, aprendió a leer y escribir casi antes que a hablar. Y en ello sigue.
Poco a poco cambió la libreta, el boli negro y su mala letra por una perfecta
caligrafía moderna que escribe sin tinta y no mancha los dedos, y comenzó a
llenar de palabras prestadas y “deslices” propios un blog escrito a media luz,
”En penumbras…”. En ese espacio se fue gestando el que hasta ahora era su primer
poemario publicado, En penumbras se hizo
verbo, galardonado con el XVII Premio Nacional de Poesía Miguel de
Cervantes de la Ciudad de Armilla. Guarda en el cajón, que no en el olvido, dos
poemarios más que quizá en otra ocasión vean la luz: su Pequeño muestrario de relojes y silencios, y el puñado de deslices
un tanto oscuros que componen Por los
malditos, y se encuentra dando forma a un tercero, Breviario. Incluida en
las antologías nacionales Antología de
Poetas Andaluces, Antología Poetas de
Sierra Morena, y Ronda de letras,
y la antología internacional La luna en
verso, sus letras aparecen en diversos portales literarios y revistas, y
les ha dado voz en distintos recitales y encuentros poéticos por su tierra
andaluza, y ciudades cercanas. Lectora voraz, es además reseñadora por afición,
y colabora en diversas publicaciones tales como la Revista Jizo de Humanidades, las revistas digitales de arte,
literatura y crítica literaria Espacio-Órbitas
y Papel Literario, y el fanzine Ultratumba, publicación dedicada a la
literatura, música, y fotografía de tendencia gótica.
DECLARACIÓN
DE INTENCIONES
He
necesitado
tan
solo
trece
mil latidos
y
un instante
para
nombrarte.
Eres.
Sed.
Y
calma.
Quede
este cuerpo
como
ofrenda
viva
e inmutable.
Sea
esta voz semilla tuya.
Perpetua.
Esparcida al viento.
Magda Robles
Pastor
José Aguiar
(1950). Nacido en Cuba y estadounidense por elección desde los años ’90.
Es médico, especialista forense,
escritor y poeta. Ha desarrollado un estilo personal de narrativa costumbrista
cubana con matices en la literatura real maravillosa, inspirada en sus
vivencias como hijo de campesinos cubanos emigrantes de Islas Canarias y
asentados en la mayor de las Antillas durante el siglo pasado. Ha publicado, Cuentos, por Editorial Pelícano, Miami (2012)
y Tierrita de la Discordia y otros
cuentos (2014), en Editorial Entrelineas, Miami. Ha participado en numerosas
Antologías internacionales en español e inglés, obteniendo algunos premios y menciones
tanto en Cuba como en Estados Unidos. Su creación literaria es abundante y
permanece en su mayoría, aún inédita. Es fundador de los blogs Viajero, Mi Arboleda y Poesía Libre;
aficionado a la fotografía y a la pesca, actividades que practica en su tiempo libre
en Florida, donde vive actualmente con su familia y trabaja en el campo de la
Medicina del sueño.
Decía en el prólogo a este libro
Francisco Acuyo lo siguiente:
El
apartamiento de la lengua común —desviada— es tan cristalino y de tal sutileza
en estos relatos que, como acaso hubimos de constatar en la poesía de talentos
excepcionales como el caso de Antonio Machado, diríase, tal es la maestría y
exquisitez del tratamiento de los recursos estilísticos, que estos parecen
diluirse hasta su aparente inexistencia, operación nada fácil de llevar a cabo
con resultados tan sutiles y extraordinarios; se diría que cuenta con una total
naturalidad en su conferencia narrativa, aprestado el discurso al uso habitual
de la lengua hablada de común en el territorio en el que nuestro autor sitúa a
los personajes y su acción narrativa. No hay, aparentemente, extrañamiento
lingüístico —que no sea el que causa el léxico local y sus giros propios y
habituales para el no iniciado en su particularidad idiomática, apariencia que,
perseveramos en ello, puede llevar a engaño pues, el aparato literario es mucho
más intrincado de lo que puede parecer, seducido por mor de esta sencillez
aparente. Me estoy refiriendo no sólo a aquellas particularidades psíquicas que
estilísticamente se revelan como propias del genio creador de quien las
escribe, estoy aludiendo también a los innegables valores estructurales que
conforman estos relatos: recursos verbales, procedimientos estilísticos; ritmos
narrativos, de diálogos y de discurso, que confluyen en una sistemática que
resulta extraordinariamente original y compleja en su alegato y conferencia
literaria.
AQUELLOS OJOS (fragmento)
Pareciera
que lo había olvidado, porque pocas veces mencionaba su nombre como cascarón
vacío. Quedaba resonando el eco varios segundos y él ya iba entrándole a otro
asunto. Decía “pipo” hacia arriba y terminaba en algún pájaro de tiempo
irremediable.
Terco disimulo, porque raro era el día en que
no cerraba los ojos un buen rato, estuviera donde estuviera, para rescatar a
pipo, al menos su rostro. A pesar de que en un mes iba a cumplir diez años
cuando el trueno le mató al padre, su figura le llegaba por referencias de los dos
o tres parientes muy ancianos, un pipo corpulento, no tan alto, que
acostumbraba a ponerle nombretes a todo el mundo; y un retazo de mediodía como
en un cofre, para él solamente, con pipo sobre la cama a la hora de la siesta,
las ventanas de par en par y aquella brisa tibia manoseándoles la piel. Su
padre sin camisa con el brazo derecho levantado como una palma real, para que
él lo golpeara con el canto de su manita, arrente el hombro, imaginando que
derribaba un árbol, quizás entre risas.
Pastor
Aguiar
Francisco
Acuyo (Granada
1960) cursó estudios de Derecho y de Teoría de la Literatura y Literatura
Comparada —en esta última disciplina es doctor.
Entre los libros de poemas
publicados se encuentran La
Transfiguración de la Lira (1984), No
la flor para la guerra (1987, 1997, 2ª edición aumentada), Ancile (1991), Cuadernos del ángelus (1992), Vegetal
contra mosaico (1994), Los Principios
del Tigre (1997, 2012, 2ª edición aumentada), Mal de lujo (1998), Pan y
leche para niños (2000, 2010, 2ª edición aumentada), El Hemisferio Infinito (2003), Centinelas
del sueño (2008) o Haikus de la
Alhambra (2013). Entre los cuadernos de poesía y pintura: Diez Décimas Decimales (2000), Ángel contrario al imposible (2001) o En Campos de Zafiro (2001) entre otros.
En cuanto a ensayos científicos y literarios: Los fundamentos de la proporción en lo diverso: sobre la simetría y la
asimetría endecasilábica (2007 y 2011, en edición nueva y revisada), Fisiología de un espejismo (2010) y Elogio de la decepción (y otras
aproximaciones a los fenómenos del dolor y la belleza), (2013). Ha sido
traducido al inglés, francés, polaco y portugués.
Pan
y leche para niños,
3ª edición aumentada, del libro de poemas del poeta Francisco Acuyo, con una
nota introductoria del autor y nuevos poemas. Según el propio autor en un
fragmento de dicha nota introductoria:
Veréis
discurrir en desigual desfile pues, poemas1 que se ubican en el mundo de la
infancia para redimir el prejuicio de nuestra edad adulta, ya tristemente
remisa a indagar en el mundo y en la vida con similar entusiasmo a como lo hizo
cuando niño. Así las cosas, no son poemas para niños, no obstante, lo son
inevitablemente, pues, están inspirados no sólo en el aspecto meramente vital,
existencial de la infancia, también en la necesidad de permanecer como niños
para el mejor y más genuino entendimiento de la razón emocional que hace más
genuino al ser humano. El que no sea como un niño no verá el reino de los
cielos, tiene su fundamento precisamente en que en ese estado de conciencia primordial
se manifiesta el ideal para la integración de esa conciencia en el ser y el
devenir de nuestras vidas.
EN
EL OTOÑO
(Andante)
En
los anales del alma
amarillo
y ocre se cerca
de
amarantos el paisaje,
el
corazón de lobelias.
En
el pensil de los setos
se
desliza una leyenda:
luz
y sombra, sombra y luz
–dice
entre las hojas secas–
que
del fin hace principio,
del infinito frontera.
Francisco
Acuyo
Fermín López Costero (Cacabelos, León, 1962)
Enlace al blog de la Revista Entorno Literario
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