miércoles, 19 de enero de 2022

LA CIUDAD ILUSTRADA, Nº 13 CON ANTONIO SÁNCHEZ TRIGUEROS RAPSODIA EN HELVETIA

A la sección de Noticias del blog Ancile traemos un nuevo post con un texto del profesor Antonio Sánchez Trigueros incluido en el pliego número 13 de la colección La ciudad ilustrada, de la editorial Entorno Gráfico Ediciones, que se presenta el día 21 de enero a las 19.30 horas en la librería Picasso de la Calle Obispo Hurtado de Granada, y que desde aquí invitamos a su asistencia y a la adquisición del pliego y de cualquiera otra obra de nuestro autor escogido, que dialogará con el editor, José Antonio Rodríguez y el poeta Francisco Acuyo.

La ciudad iIustrada, nº 13; Antonio Sánchez Trigueros


LA CIUDAD ILUSTRADA, Nº 13

CON ANTONIO SÁNCHEZ TRIGUEROS



RAPSODIA EN HELVETIA

 


La ciudad iIustrada, nº 13; Antonio Sánchez Trigueros






 

Mi buen amigo el hechizado, enemigo de la informática y correos electrónicos, me escribe una larga epístola a lo clásico desde su retiro en las montañas de Suiza, y entre otras muchas cosas me comunica su alegría al comprobar que en una pequeña, pero muy selecta, librería de Zurich se ha encontrado con algunos de los libros poéticos de Antonio Carvajal, que según el librero, son muy solicitados por sus clientes habituales: hispanistas de todo el mundo, estudiantes de español y los más cultivados funcionarios hispanoamericanos que trabajan en organismos internacionales.

Y le añade el librero que el volumen más deseado es Rapsodia Andalusa, la antología traducida al italiano por Rosario Trovato, en la que la poesía de Carvajal, en un acto supremo y sublime de belleza poética, se cita y se desposa con la más musical de entre todas las lenguas del mundo, la lengua del Dante y de Petrarca:

    Non vi sono giardini al di là di quel muro,
    è tutto un lungo oblio. E se il mio amor ti stringe
    vedrai un cielo aperto dietro l’oscuro pianto. 

Me recuerda el hechizado lo que tantas veces me ha repetido: que leer en voz alta los poemas de Carvajal, en la bellísima versión del hispanista italiano, le produce un escalofrío íntimo que le sube por el cuerpo hasta concentrársele en un lugar preciso de la nuca, para después dilatarse por todos los rincones del cerebro y de inmediato proyectarse hacia el universo de sus sentidos. Entiendo perfectamente a mi hiperestésico amigo, porque, aunque a mi pesar no consigo llegar a tanto, algo parecido me ocurre a mí también, pues esta traducción alcanza lo que se había propuesto su autor: recrear, en la que para mí sería su lengua de origen, la atmósfera y el tono de la poesía del granadino, con su delicada luminosidad de imágenes y la fragilísima musicalidad del verso:

    Dammi, dammi la siesta del tuo labbro, 
    la sera della tua pelle, i capelli:
    ii letto, sii vulcano, sii delirio.

A propósito de Carvajal mi querido convaleciente me cuenta también que ha tenido noticia de que en el último Congreso dedicado monográficamente a los poetas novísimos (él los llama siempre “los fantasmas de Castellet”) se ha hablado más de los que no estaban en la célebre antología (Carvajal, Siles, Talens) que de muchos de aquellos virtuosos seleccionados que, salvo excepciones, en general andan hoy un poco desvaídos, desnortados, huecos y ausentes. Me relata además que en una de las intervenciones de ese congreso en que se hablaba del poeta de Tigres en el jardín, un osado ponente acompañó su discurso con una serie de ilustraciones musicales: cuando arremetía contra Castellet y su antología se oían unas dulces melodías catalanas interpretadas por el violonchelo de Lluis Claret, y cuando hablaba laudatoriamente de Carvajal se escuchaban unas piezas granadinas de Ángel Barrios en la guitarra de Gabriel Estarellas. Y al amigo no le ha parecido mal el invento, muy acorde con la siempre insólita y sorprendente poesía del autor de Extravagante jerarquía. Algo semejante a la que fue mi primera epifenodia o canto de la manifestación (1981), en que me atreví a proponerlo como doctor honoris causa por la Universidad de Riddle Park (USA), lo que le proporcionó muchas felicitaciones y parabienes en aquella memorable tarde de la Madraza. Muchas otras cosas han pasado desde entonces, mucha buena poesía ha ido acumulando el poeta de Albolote y hoy su obra se eleva, con una originalidad casi imposible, a la altura de los clásicos. Esta última afirmación no la hago ahora por primera vez, y si en algún momento pudo parecer prematura o hiperbólica, hoy me parece francamente indiscutible. En esto el hechizado siempre ha estado de acuerdo conmigo.

 

[Ideal, Artes y Letras, 25-9-2003]


La ciudad iIustrada, nº 13; Antonio Sánchez Trigueros


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