Con el título: Comunicación y las curiosidades de la paradoja lingüística, ofrecemos un nuevo post para la sección del blog Ancile, abundando sobre este tema ya expuesto en anteriores entradas.
COMUNICACIÓN Y LAS CURIOSIDADES
DE LA PARADOJA LINGÜÍSTICA
Cuando en su Minerva: seu de
causis linguae latinae, el Cahedrático de Rhetorica de Salamanca,
Sánchez de las Brozas exponía la problemática de una de las incógnitas más
hondas de la dialéctica lingüística en relación a la tensión entre los extremos del carácter explícito y la elipsis en la lengua, y aun siendo la ratio
el instrumento fundamental para dirimir cualquier controversia, exponía ya
(acaso sin proponérselo) la necesidad de superar la misma primacía de la razón para explicarla. Así las cosas, y en pos de afrontar
la realidad del uso desviado de la norma en casos muy concretos, como es el de
la poesía, podemos afirmar que habría de consumarse, sino la disolución, sí en la superación
del estricto criterio racional normativo de la lengua. Se hacía preciso un criterio más dinámico y sobre todo expresivo, aunque en muchos casos estuviese supuestamente extraviado de
razón (en el caso de la Minerva, recordemos el estudio del hipérbaton llevado a cabo por el gran lingüista) que nos
transporta a una suerte de desorden que, si lo actualizamos, salvando los muchos años entre aquella y otras aproximaciones recientes, podremos establecer una analogía con las nuevas
teorías del caos y la complejidad que, no obstante, se sustentan en la realidad un orden dinámico implícito, que no necesariamente se
apoya en razón, y que analógicamente podríamos enlazar con la lingüística y poética modernas (véase Jakobson) que tratan de explicar la singularidad del lenguaje poético un paso más alla de la razón normativa.
No obstante, ya desde entonces, el Brocense, ponía de relieve la importancia en la distinción del uso normativo y racional, y el uso extremado de la lengua (que según la nueva lingüística, puede considerarse desviado), y que se extremaría en el objeto lingüístico discursivo de la poesía. Y es que el código lingüístico en el vasto dominio de la poesía ofrece una conjunción harto especial entre los elementos fonéticos y las unidades de significación. Pues bien, con las nuevas necesidades de significación de los paradigmas de la ciencia, parece tomar un nuevo protagonismo el secreto de la economía del código lingüístico para el nuevo reto de la significación en el ámbito de los fenómenos que estudian estas disciplinas de la ciencia.
Si
en poesía, el análisis articulatorio ofrece unos rasgos diferenciales
singulares, mediante los que el emisor y el receptor pueden entenderse de manera no necesariamente normativa y racionalmente conceptual, añaden significados profundos que exponen el sonido (la fonética) al
servicio mismo del lenguaje poético. Mas, en lo que a las paradojas de la nueva ciencia
se refiere, importa particularmente el plano significativo (o semántico), si es
que queremos con cierto rigor establecer una ciencia de las significaciones que
resulte positivamente reconocible en estos dominios.
Las
paradojas, por ejemplo, de la relatividad del espacio tiempo (teoría de la relatividad), o la de la dualidad onda partícula, en el misterioso resultado del
experimento de la doble rendija, o el patrón de interferencia (mediante el que
un solo neutrón se mueve a lo largo de dos caminos simultáneamente, en
proporciones perfectamente cuantificables) en la mecánica cuántica, por poner
solo un par de ejemplos en este último dominio de la física; o en el ámbito de las
matemáticas de conjuntos, la paradoja de Cantor (que establecía que C, como
conjunto de todos los conjuntos, es más grande que sí mismo, y también más
pequeño, y de la que se acaba por inferir, nada menos que el alcance del lenguaje matemático no es tan perfecto como se creía), sin entrar en la gran paradoja que propuso el teorema de la incompletitud de
Gödel (que afirma que, si un sistema es coherente no puede ser completo, por lo
que los axiomas y su consistencia no pueden verificarse dentro del mismo sistema); siendo todos estos sólo algunos ejemplos entre otros muchos, para el desafío de deducir significados de todas y cada una de sus paradojas.
Pero
es que la propia lengua tiene sus propias paradojas. Por un lado, los aspectos sincrónicos y
diacrónicos de la misma, siendo puntos de partida para el estudio del
lingüista, infieren que el lenguaje es un sistema normativo cuyas unidades y
valores es estable, si fijado por una comunidad para su coherencia, pero, por otro lado, nos
encontramos conque el lenguaje es algo vivo, que evoluciona y cambia, por lo que
se colige que dichas reglas permutan, se transforman e incluso eliminan a otras, paradoja
singularmente manifiesta en el discurso poético.
Como
observamos, la paradoja forma parte sustancial de la vida intelectual de los
seres humanos. Así las cosas: ¿Cómo
podemos encontrar significados relevantes de este mundo de aparentes
contradicciones e incertidumbres en el que nos vemos envueltos?
Trataremos
de hallar respuestas en próximos post del blog Ancile.
Francisco Acuyo
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