martes, 3 de enero de 2023

LA PARADOJA COMO CURIOSIDAD

 Curioseando sobre diversas materias llegamos a conclusiones paradójicas que se recogen para la sección de Ciencia del blog Ancile, y todo bajo el título de: La paradoja como curiosidad.



LA PARADOJA COMO CURIOSIDAD

 

La paradoja como curiosidad. Francisco Acuyo


SI la curiositas latina nos habla del cuidado y la inquietud a un tiempo (sufijo cura) como la cualidad (dad) que atempera el deseo de saber, es del todo cierto que cuando me enfrentaba a los convencionalmente aceptados como distintos e incluso contrapuestos conceptos de physis y psyché, no podía menos que sentir una grande incomodidad, porque no acababa de integrarme ni sensorial, ni intelectual ni espiritualmente en el status quo de dicho divorcio, por cierto, no del todo bien razonado, pues su ruptura no acaba de acomodarse a una intuición profunda que se arraigaba no sabía entonces muy bien a dónde.

                Recordaba  algunas aproximaciones al fenómeno sinestésico, porque sería precisamente a través de esta rareza sensorial (y retórica) donde nos encontraríamos con mayor grado de dificultad la supuesta precisión diferencial y dicotomía ya proverbial, a saber: entre mente y cuerpo. Acaso porque es la misma dualidad que se manifiesta entre el hecho medible y el valor subjetivamente apreciable.

                En el ámbito de la ciencia positivo materialista, ante fenomenologías como la sinestesia, pretende ofrecer respuestas desde ópticas estrictamente biologicista (neurociencia), con las que ofrece un mundo de facticidad donde la mente no tiene cabida. La conciencia subjetiva no pasa de ser una irracional interacción que no explicaría la realidad de lo que acontece. El racionalismo empirista impone su ley. Pero, ¿no olvidan algo fundamental?: la dependencia de que alguien o algo experimente necesita y exige en sus relaciones lógicas (entre las afirmaciones o proposiciones y su experiencia abstracta), de la conciencia.

                Si se dice que el ejercicio científico exige un reduccionismo mediante el que se excluya al observador para poder acercarse a lo que la realidad sea, dicha simplificación no solo pone de manifiesto su exclusión de la creación conceptual[1] racional, también de uno de los pilares de la realidad misma, como es la conciencia. Curiosa e inquietante paradoja.

                Si es verdad, como relata su etimología, la paradoja es un más allá (para) de la creencia u opinión (doxa), estamos en disposición de indagar ese más allá que bien pudiera llevarnos al entendimiento de la experiencia misma. Mas para ello debemos contar, necesariamente, con la conciencia.

La paradoja como curiosidad. Francisco Acuyo
                A los semiólogos les gusta (nos gusta) indagar en las fronteras mismas de la lengua y del signo lingüístico para derivar en posibles teorías sobre si la conciencia es una ficción meramente lingüística. En cualquier caso, ni el positivismo lógico ni el análisis lingüístico, nos han llevado a conclusiones definitivas. Acaso, como sucede con la ciencia de los sucesos cerebrales, que se sitúan en sus análisis de manera incompleta, pues, no acaban de resultar definitivas sus aproximaciones sobre si el fenómeno de la conciencia es en sí un epifenómeno cerebral.

                ¿Tendremos que reconsiderar, a estas alturas de la ciencia, junto a la ontología y la epistemología, a la metafísica? Los grandes paradigmas de la ciencia y sus derivaciones filosóficas más parecen intentar imponer una suerte de desiertos de significado, que soluciones a dichas paradojas, sobre todo porque no acaban de superar el agotado paradigma positivo materialista, donde los significados, propósitos, sentido o valores no, dicen, aportan nada a la metodología y conclusiones de su ciencia.

    Es cierto que a raíz de la contemplación de las paradojas que conlleva la curiosidad por la búsqueda de significados en la propia ciencia, se hace difícil establecer fronteras contundentes entre las paradojas que se dice*, son artificio de la mente (la dicotomía cartesiana rex cogitans y rex extensa, o lo que es lo mismo, entre mente y cuerpo), y las que siempre se han tenido como propias de los misterios naturales (origen del universo, de la vida, de la conciencia...).

    La necesidad de encontrar sentido y significado sitúa en el limite lógico racional al lenguaje mismo (esto puede observarse de manera privilegiada en el dominio del lenguaje poético), y al concepto de racionalidad., y a la poesía como una manera de epistemología participativa, que se mueve entre la intelectualidad de lo racional y, paradójicamente, entre lo irracional intuitivo.

    Abundaremos sobre esta y otras cuestiones en próximos post de este blog Ancile.



Francisco Acuyo



[1] Schrödinguer. E.: ¿Qué es la vida?, Tusquet, Barcelona, 1987.

*De Quincey, C.: Naturaleza esencial: el alma de la materia, Atalanta, Gerona, 2022, pág. 39.




La paradoja como curiosidad. Francisco Acuyo




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