martes, 24 de junio de 2025

LA IA: ENTRE LA EMULACIÓN Y ¿LA VIVENCIA POÉTICA?

A cuentas con la irrupción de la IA en el mundo de la creación artística en general y en la literatura y la poesía particularmente, traemos nuevas reflexiones para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez con el título de: La IA: entre la emulación y la vivencia poética.



LA IA: ENTRE LA EMULACIÓN

 Y ¿LA VIVENCIA POÉTICA?



La IA: entre la emulación y la vivencia poética. Francisco Acuyo


Decíamos que la sinestesia poética, por ejemplo, como fenómeno analógico, nos muestra la potencialidad, gradación y división de la ilusión de la realidad efectiva. Así, entre estas circunstancias discursivas el número poético no nace como pura abstracción sino como reacción, o mejor, oposición al caos (apeiron) de los sentidos, con el objetivo de crear posibilidades (rítmicas, eufónicas, expresivas…) en contacto con la realidad sustancial de las cosas.

    El número poético (métrico) que construye la estructura rítmica del verso tiene una realidad (matemática) indiscutible, por eso, el proceso de sistematización para la emulación del verso mediante las IA es una realidad que no es en absoluto nueva, aunque también es cierto que este número poético, al tiempo, nos hace diferenciar claramente la realidad (matemática) y la existencial, de la que no tiene por qué formar parte un constructo métrico generado por IA, ya que la realidad numérico matemática y la que es propia de la vivencial, están en planos harto diferentes. Así pues, la IA podrá construir un poema en virtud de aquella realidad numérico formal que constituye el verso, pero cosa bien distinta sería crear el pulso existencial (o vivencial del mismo).

    En el discurso poético se observa claramente aquella intuición de Bergson en la que el tiempo vivido (esencial en filosofía) escapa a la función matemática, por lo que la IA y toda su sistemática desvirtuaría la realidad vivida, realidad existencial, decíamos, que se imbuye de conciencia, reconocida en la experimentación subjetiva, la cual no puede responder a un criterio de efectividad computacional.

La IA: entre la emulación y la vivencia poética. Francisco Acuyo

    Así las cosas, podemos hacer una propuesta en forma de interrogación que sería la siguiente: ¿Existe una singularidad especial en el número poético? ¿Contiene los rasgos que son propios a la aritmética? ¿O, los axiomas lógicos que construyen la estructura del verso son adecuados para acercarse a lo real, o son medios para crear lo real?

    Se dice que todos los problemas de la matemática aplicada y computacional se reducen finalmente a resolver un sistema de ecuaciones lineales(1).  Si la dinámica compleja del lenguaje poético no es lineal,  ¿no será el número poético una sutil y singular manera de despojar el carácter específico aritmético de dicho número poético? De hecho, parece, sobre todo en los casos de desvío de la norma preceptiva en favor de la expresividad del verso, que no busca un momento estable, mecánico para su conformación, para que devenga en su construcción métrico matemática, sino que pone un límite a su coherencia formal cerrada invocando al infinito de posibilidades sucesivas en su construcción. ¿No nos muestra acaso el constructo poético que los números, en su ámbito, forman parte del infinito?

    En fin, el número poético nos muestra mucho más que un cómputo métrico (silábico, de pies métricos…), sino que aparece vinculado a lo más profundo de la psique vinculando los números a la imprecisión del dolor, de la esperanza, del amor, de la vida en plena ebullición creativa, cuya potencia queda al margen del determinismo cientificista. El poeta (y el que accede a él a través de su lectura) muestra el poder de lo subjetivo integrándose en una totalidad consciente que, como diría Bergson, nos compromete con una realidad creadora.



Francisco Acuyo



(1) Zellini, P.: La matemática de los dioses y los algoritmos de los hombres, Siruela, Madrid, 2018, pág. 145.

(2) Acuyo, F.: Ob. cit.



La IA: entre la emulación y la vivencia poética. Francisco Acuyo


viernes, 20 de junio de 2025

NIEBLA, DE MIGUEL ORTIGOSA

Para la sección de Poetas invitados del blog Ancile, traemos a nuestro amigo Juan Miguel Ortigosa, que nos trae un poema titulado: Niebla.


NIEBLA






El poeta nazarí Inb Zanrrak, fuel el primero en describir poéticamente el fenómeno de la niebla en El Llano, entrando por el Boquete. En un viaje desde Granada a Rayya  (Málaga), acompañando al sultán Mohamed V, en su viaje, pasando por “Fhas al Rayya” o “Campiña de Rayya, (Málaga), aclarando el origen de Zafarraya, de forma definitiva.




Amanece un día
de inicios de mayo, 
con el cielo azul
y fuego en los campos.

Enhiestos los chopos 
y el aire silente,
un aliento blanco
vomita el Boquete

y su vaho inunda
como el frío incendio
de una marabunta,
las calles y predios.

Es aquel "aliento
de los aires vastos,
--que cantó el poeta--
siempre perfumados".

Y la niebla invade
prados y colinas.
Subiendo a la sierra, 
cabalga su cima.

Primero aparece
como alba peluca,
luego, se derrumba
cayendo en cascada.

Por la falda opuesta
a la que trepara,
desde la ladera
rueda sobre el llano.

Y en ese silencio 
estruendoso y mudo,
como a borbotones,
conforman un mundo.

Ya, con  blanca barba,
la montaña reta 
al sol y la luna,
en luz y belleza.

Y en la gran probeta 
que El Llano compone,
como en catarata,
rebosa en sus bordes.

Y fluye constante
y espectacular,
sin llegar al suelo,
ni quedarse atrás.

De pronto, se lanza
veloz y bajera
por los verdes campos,
brumosa y espesa.

Tan densa se ajusta
que eclipsa hasta al sol,
negando horizontes, 
paisaje y color.

Y hasta las campanas
en los días de niebla,
resuenan más claras,
y se oyen mejor.

Visto desde arriba, 
desde la montaña, 
ese paisaje
sobrecoge el alma:

Un océano albo
de níveo algodón,
flota sobre El Llano,
se llama, "tarol".




               Juan Miguel Ortigosa







martes, 17 de junio de 2025

TIEMPO Y NÚMERO POÉTICO: ¿CREACIÓN O EMULACIÓN DE LA IA?

Abundando en cuestiones de mucho interés sobre la irrupción de la IA en el mundo del arte, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, y bajo el título de: Tiempo y número poético: ¿Creación o emulación de la IA?


 TIEMPO Y NÚMERO POÉTICO: 

¿CREACIÓN O EMULACIÓN DE LA IA?


Tiempo y número poético: ¿Creación o emulación de la IA? Francisco Acuyo


Decíamos que la sinestesia poética(1), por ejemplo, expone la poesía como un singular fenómeno analógico: nos muestra la potencialidad, gradación y división de la ilusión de la realidad efectiva. Así, el número poético a la luz de la sinestesia no nace como pura abstracción, sino como reacción, o mejor, oposición al caos (apeiron) de los sentidos, con el objetivo de crear posibilidades (rítmicas, eufónicas, expresivas…) en contacto con la realidad sustancial de las cosas.

    No obstante, el número poético (métrico) que construye la estructura rítmica del verso tiene una realidad (matemática) indiscutible, por eso, el proceso de sistematización para la emulación del verso mediante la IA es una realidad que no es en absoluto nueva, aunque también es cierto que este número poético, al tiempo, nos hace diferenciar claramente la realidad numérica y la existencial, de la que no tiene por qué formar parte un constructo métrico generado por IA, ya que la realidad numérico matemática y la que es propia de la vivida, está en planos harto diferentes. Así pues, la IA podrá construir un poema en virtud de aquella realidad numérico formal que constituye el verso, pero cosa bien distinta sería crear el pulso existencial (vivencial del mismo).

Tiempo y número poético: ¿Creación o emulación de la IA? Francisco Acuyo

    En el discurso poético se observa claramente aquella intuición de Bergson en la que el tiempo vivido (esencial en filosofía) escapa a la función matemática, por lo que la IA y toda su sistemática desvirtuaría la realidad vivida, realidad existencial, decíamos, que se imbuye de conciencia, reconocida en la experimentación subjetiva, la cual no puede responder a un criterio de efectividad computacional.

    Así las cosas, podemos hacer una propuesta en forma de interrogación que sería la siguiente: ¿Existe una singularidad especial en el número poético? ¿Contiene los rasgos que son propios de la aritmética? ¿O los axiomas lógicos que construyen la estructura del verso son adecuados para acercarse a lo real? ¿O, son medios para crear lo real?

    Se dice que todos los problemas de la matemática aplicada y computacional se reducen finalmente a resolver un sistema de ecuaciones lineales(1).  Si la dinámica compleja del lenguaje poético no es lineal (2),  ¿no será el número poético una sutil y singular manera de despojar el carácter específico aritmético a dicho número poético? De hecho, parece, sobre todo en los casos de desvío de la norma preceptiva en favor de la expresividad del verso, que no busca un momento estable, mecánico, para sus construcción métrico matemática, sino que pone un límite a su coherencia formal cerrada, invocando al infinito de posibilidades sucesivas en su construcción. ¿No nos muestra acaso la poesía que los números, en su ámbito, forman parte del infinito?

    En fin, el número poético nos muestra mucho más que un cómputo métrico (silábico, de pies métricos…), sino que aparece vinculado a lo más profundo de la psique, estrechando los números a la imprecisión de, por ejemplo, el dolor, la esperanza, el amor, de la vida en plena ebullición creativa, cuya potencia queda al margen del determinismo cientificista. El poeta (y el que accede a él a través de su lectura o escucha) muestra el poder de lo subjetivo integrándose en una totalidad consciente que, como diría Bergson, nos compromete con una realidad creadora.

    A veces me pregunto si la IA no pretende llegar al límite mismo de la creación como producto material de nuestras mentes, para generar otras mentes nuevas que, con ánimo humano, sean distintas a las nuestras propias, ¿acaso, como lo hace el poeta que quiere conectar con lo más elevado concebible? El poeta sabe que los conceptos y números que maneja en su labor creadora no pueden enmarcarse en lógicas precisas e impecables preconcebidas, pues lo que lleva a cabo en su proyección creativa es indagar nuevas verdades que integren su saber con un saber imprevisible y desde luego mucho más grande, más elevado ¿por trascendente?

    El número poético cuestiona el determinismo lógico matemático, pues se nutre de la libre imaginación que indaga en lo más excelso de la novedad, si esta es la verdadera sustancia de lo creativo y que, paradójicamente, tiene su origen en lo más primigenio que anima lo vital en nuestro espíritu en vínculo con el mundo. No obstante, el discurso poético concuerda ¿misteriosamente? con el del matemático en lo que se refiere Poincaré cuando decía que: el arte del matemático (como el del poeta) radica en el arte de nombrar.(3)  ¿Podría la IA alcanzar el espíritu de ese arte?


Francisco Acuyo


(1) Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo: Sinestesia, cincel del pensamiento, Entorno Gráfico, Granada 2025.
(2) Zellini, P.: La matemática de los dioses y los algoritmos de los hombres, Siruela, Madrid, 2018, pág. 145. 
(3) Acuyo, F.: Ob. cit.
(4) Poincaré, H.: L’avenir des matthematiques, Roma, 1909, pág. 172.





Tiempo y número poético: ¿Creación o emulación de la IA? Francisco Acuyo



viernes, 13 de junio de 2025

LAS LEYES DEL CAOS Y EL DISCURSO POÉTICO: COMPLEJIDAD, DINAMISMO Y NO LINEALIDAD

Seguimos con las reflexiones sobre la posibilidad de una reproducción, o mejor emulación, del discurso poético por la IA, y todo para la sección de Ciencia del blog Ancile, y bajo el título de: Las leyes del caos y el discurso poético: complejidad, dinamismo y no linealidad.


LAS LEYES DEL CAOS Y EL DISCURSO POÉTICO:

COMPLEJIDAD, DINAMISMO Y NO LINEALIDAD



Las leyes del caos y el discurso poético: complejidad, dinamismo y no linealidad. Francisco Acuyo


¿Podría la IA reproducir o emular un sistema dinámico -caótico-? Decíamos en otra ya lejana ocasión (1)  que el verso y el poema habían de considerarse desde una óptica dinámica, compleja y no lineal. Esto incluía su aspecto estructural numérico, versal o métrico. Establecíamos el verso y el producto final de este en el poema como un sistema dinámico complejo (¿sujeto acaso a las leyes del caos?): o lo que es lo mismo, entendido como un compuesto muy singular estructurado por partes interconectadas, de cuya vinculación se obtienen datos que no están siempre previsiblemente en disposición del observador de dicho sistema. Se considera no lineal porque en realidad su producto es más que la suma de las partes que lo componen, por lo que no puede su funcionamiento ser considerado mecánico, ya que cada uno de sus constituyentes se comporta como una organicidad dinámica, es decir, como un organismo.(2) Este indeterminismo choca frontalmente con las preceptivas métrico-mecánicas que confrontan con la realidad dinámica y compleja de la poesía y que han llevado en muchas ocasiones a mal interpretar sus estructuras como rígidamente sujetas a un cómputo cerrado o mecánico.

Las leyes del caos y el discurso poético: complejidad, dinamismo y no linealidad. Francisco Acuyo
    ¿Quiere decir esto que puede emular la IA la estructura versal de un poema? Quizá deberíamos enfrentar antes otra cuestión no menos peliaguda, y que es estrictamente matemática: ¿Es el algoritmo una entidad numérica real? Todo parece indicar que sí, dado que puede ser aplicado a entes concretos. El número (y su derivada algorítmica) son objetos lógicos, instrumentos para el conocimiento y reconocimiento del mundo exterior, pero, no debemos olvidar que la realidad numérica (se ha venido insistiendo en esto por muy diversos sectores de investigación) no coincide con la realidad del lenguaje,(3)  o, ¿en poesía sí? Los factores numéricos (métricos) parecen indicar lo contrario.(4)  ¿Cómo interpretamos esto? ¿Tiene algún significado?

    La nueva ciencia del cálculo nos dice que la abstracción matemática y la realidad física viven de forma inseparable. Puede ser el número poético una muestra de esta interacción e integración singulares. Este es un argumento potente para establecer la importancia del número. Boezio decía que todo lo que existe en la naturaleza y suponemos real debe su forma a las matemáticas. Pero, deviene ahora otra interrogante que hace aún más intrincado el asunto: ¿Qué es real? Según Platón lo real es lo trascendente y deviene de los dioses porque tiene que ver de manera inevitable con lo potencial. Me pregunto, si la poesía, en su faceta numérica (y según Platón)(5) ,  no es la conversión del alma desde el mundo del devenir al de la verdad y el ser, precisamente por su recurso numérico (divino), tal vez como sucede en la música con las obvias diferencias. Pero, ¿cuál es el carácter del número en poesía? O lo que es lo mismo, que es lo que distingue al número poético del mero producto numérico (aritmético-matemático). El alma, según Platón, tiende a establecer relaciones, comparando (analogizon) entre cosas contrapuestas. Este es un rasgo (analógico) del número poético inducido en el ritmo del verso que hace del discurso poético algo verdaderamente singular. Veremos en qué sentido.

Las leyes del caos y el discurso poético: complejidad, dinamismo y no linealidad. Francisco Acuyo

    ¿Puede reducirse el poema a un producto algorítmico de cálculo y expresión digital? Si la poiesis (según Heidegger) se basa en la producción para llegar a la verdad del desvelamiento, esta, no obstante, debemos distinguirla de aquella otra propia de la técnica moderna, con pretensiones (industriales, de consumo, diríamos hoy) bien distintas. Desde una óptica lógico matemática, o mejor, filosófico-matemática, el número poético nos muestra que los entes no son más que potencia (dynamis)(6),  agente de la physis que hace germinar a los entes sobre el modelo de las progresiones numéricas. Así las cosas, el número es la última defensa de una existencia en acto: en nuestro caso, el número es lo que da existencia al acto discursivo rítmico, eufónico, poético. Esta es la relación entre el número y la physis en poesía. ¿Esta relación debe entenderse que va más allá de un medio abstracto de número y de un sistema algorítmico de descripción traducible o emulado de un potencial poema?

    Las dificultades a lo anteriormente expuesto radica en que la poesía es una suerte de ciencia de la paradoja,  lo demuestra que puede ser un instrumento ideal de reinterpretación del mundo de lo real, al igual que puede serlo la matemática, con la diferencia sustancial de que la poesía es motor o mejor organismo generador de paradojas que no hacen sino reflejar las contradicciones del mundo, o lo que es lo igual, las insuficiencias racionales de nuestras aproximaciones sobre lo que percibimos con los sentidos (véase, la sinestesia poética). En definitiva, la mecánica puede explicar el movimiento solo en virtud de la inmovilidad, en clara contraposición a lo que el discurso y el número poético evidencian en su manifiesta dinamicidad, complejidad y no linealidad anunciadas. 



Francisco Acuyo





(1) Acuyo, F.: Fundamentos de la proporción en lo diverso, 2ª edición, Jizo, Granada, 2009.

(2) Un sistema lineal está sujeto al teorema de superposición, que nos indica que un sistema puede separarse en “pedazos” más pequeños y analizar cada uno de esos “pedazos” individualmente, para conocer su respuesta y al terminar de estudiarlos de manera separada, se puede sumar la respuesta obtenida en cada uno de ellos y conocer la respuesta total del sistema.

(3) Zellini, P.: La matemática de los dioses y los algoritmos de los hombres, Siruela, Madrid, 2018.

(4) Por ejemplo, cuando determinadas posiciones acentuales señaladas numéricamente influyen en la expresividad del verso mostrando sensaciones y emociones diversas según la situación acentual. Un ejemplo muy señalado es observar cómo cuando un acento se sitúa en lugares que la preceptiva no reconoce ortodoxia métrica, sin embargo, es de capital importancia para conseguir los efectos de expresividad o emotividad o sorpresa... pretendidos. Vease: Fundamentos de la proporción en lo diverso.

(5) Platón, Obras completas, La república, Aguilar, Madrid, 1987.


(6) Platón,  El sofista, ob. cit.



Las leyes del caos y el discurso poético: complejidad, dinamismo y no linealidad. Francisco Acuyo


martes, 10 de junio de 2025

DEL NÚMERO POÉTICO A LA SINESTESIA PASANDO POR LA IA

Bajo el título: El número poético a la sinestesia pasando por la IA, traemos una nueva entrada para la sección de Ciencia del blog Ancile.


DEL NÚMERO POÉTICO A LA SINESTESIA

 PASANDO POR LA IA



El número poético a la sinestesia pasando por la IA, Francisco Acuyo



Cuando comencé a indagar el fascinante y a un tempo inquietante mundo de la IA, no pude evitar una serie de interrogantes que, creo que entre otras muchas, son inevitables, a saber: ¿Son las redes neuronales susceptibles de ser emuladas por la IA? ¿Es la conciencia un fenómeno netamente neurológico? ¿Es la conciencia, por tanto un epifenómeno del cerebro? ¿Replicamos verdaderamente los procesos cognitivos humanos cuando usamos la IA? De ser así, ¿haría falta una nueva teoría de la mente y del conocimiento?

    Si realmente existen sistemas informáticos (ANI, inteligencia artificial limitada) que actúan y piensan como humanos, ¿nos emulan, o podrían ser autónomos? Y de ser así, ¿podremos controlar dichos sistemas? ¿Si se supera el test de Turing, y no somos capaces de distinguir la máquina de IA del ser humano, ¿significa esto que el proceso del sistema informático es igual al que realiza analógicamente un ser humano? Finalmente, ¿pueden las máquinas comprender problemas expuestos en lenguaje natural? Y, de ser así, ¿podrán ellas mismas realizar construcciones lingüísticas de toda suerte e índole, incluidas las artísticas o literarias?

    Para resolver estos problemas e interrogantes derivados se idearon las técnicas que ofrecen el enfoque simbólico o el conectivo. El primero ha mostrado sus límites en virtud del techo de complejidad, ya que cuando corregían un error, acaban por crear más errores nuevos. La conectividad, mediante la que se crea inteligencia, lo hace a través de su estructura y no de los contenidos, lo cual ha permitido resolver problemas sin necesidad de comprenderlos.
El número poético a la sinestesia pasando por la IA, Francisco Acuyo Pero, ¿puede una cantidad de estructura, de complejidad, de retroalimentación de datos… producir experiencia?

     Por lo que sé, hasta la fecha, se pueden, mediante IA, completar estados experienciales, no crearlos. Esto me lleva, en la segura limitación de mis conocimientos sobre IA, si no será que esta pretende negar lo fenomenológico de los qualia, de la experiencia, en definitiva.  Pero a todas luces, lo que no se puede negar es la dimensión cuantitativa de la experiencia, y que esta no es posible reducirla en su totalidad conceptualmente. Con esto, en modo alguno  negamos las entidades conceptuales y abstractas, solo decimos que no tenemos un acceso inmediato o sentido a ellas, como si de una experiencia cualitativa se tratara, queremos decir que, por ejemplo, la palabra conciencia no es la conciencia. O lo que es igual: los estados de experiencia son cualidades que no pueden ser descritos exhaustivamente a través de cantidades (se entiende de datos, por muy ingentes que estos sean).

    Mas, insistimos en esto: ¿se puede deducir una cualidad de una cantidad? Parece, en principio al menos, que ningún parámetro numérico puede decir qué se siente cuando se está triste o cuándo se está enamorado. No obstante, parece que la poesía recurre a unos peculiares parámetros numéricos para construir las estructuras de forma expresiva de su discurso (a través del verso), y en ellos, en muy diversas ocasiones, parece descansar o fundamentarse cualidades experienciales muy concretas. Es por esto que el número métrico en poesía es un caso muy singular que atañe al problema difícil de la conciencia, que diría David Chalmers, y que se observa muy singularmente en los denominados desvíos de la preceptiva métrica y de los fenómenos cualitativos detectados en el uso de determinadas figuras y tropos como la metáfora, la sinécdoque, la metonimia, la hipálage y, sobre todo, la sinestesia. 

    Daremos cuenta de todo en siguientes entradas de este blog Ancile.




Francisco Acuyo



El número poético a la sinestesia pasando por la IA, Francisco Acuyo


viernes, 6 de junio de 2025

MIGUEL EL DE MIGUELICO, POR MIGUEL ORTIGOSA

Para la sección de Narrativa del blog Ancile, traemos un relato de nuestro amigo, escritor y poeta  Miguel Ortigosa, que lleva por título; Miguel el de Miguelico, en el que saborearemos mucho más que un relato costumbrista al uso.


MIGUEL EL DE MIGUELICO






  Desde que comencé hace ya casi una año, a escribir estos relato, siempre me decía, "mañana toca el de "Miguel el de Miguelico" (mi tío Miguel), pero me producía un respeto tan imponente,  que siempre lo dejaba para más adelante, porque pensaba que iba a defraudar su memoria y hacer también fraude a la gente que lo leyera, porque no iba a reflejar  ni de lejos siquiera, parte de su vida, de su realidad.

  A pesar de todo, hoy me he decidido, y espero poder reflejar, si no toda su barroca personalidad y austera realidad, al menos un ramillete de sus virtudes y capacidades, de su filosofía de vida, de la elevada poesía que desprendía su aura, de su actitud vital ante los problemas que le presentó la vida, de su bonhomía extensa e intensa, de su capacidad de empatía con todo el mundo, de su incapacidad de odio y ausencia de sentimientos de venganza o revancha, para los que le habían hecho daño, de sus manos rotas de hacer el bien, de su bondad, de su honestidad y honradez, de su integridad a quemarropa, hasta las últimas consecuencias, hasta el último día de su vida.

  Nació Miguel Ortigosa Chica, allá por 1887, hijo de Miguel Ortigosa Frías, (Miguelico Ligerete) y de Carmen Chica García. Fue otro "Miguel" en la larga tradición en la saga de los Miguelicos: hijo de Miguelico Ligerete, que fue hijo de Miguel Ligero, hijo de Miguel Escalera, vecino ya, de Alfarnate. Y que continúa la tradición en la familia: Miguelico, su hijo; Miguel el de Miguelico, su nieto; José Miguel el de Miguelico, su biznieto y no sé si andará ya por ahí algún Miguel, tataranieto.

  Antiguamente, como podéis comprobar fácilmente todos, se seguía mejor el rastro de la saga familiar, por algún nombre dominante, que por los apellidos.

  Casó con Julia Romero Arrebola, una mujer buena que lo acompañó en todas las vicisitudes, alegrías y penas de la vida, posicionándose siempre juntos, fueran las que fueran las dificultades. En la paz y en la guerra.

  A su muerte temprana (relativamente joven en 1964) por una enfermedad incurable, sufrí uno de esos traumas sentimentales de juventud, de imborrable recuerdo. Aún lo visualizo en mi memoria y se me enturbian los ojos: ella, en el lecho mortuorio y él sentado junto a ella, ausente de toda la realidad del entorno, la contempla mirándola con desesperada ternura. —"¿Pero por qué me dejas?; pero si yo no necesito que me hagas nada, si tú sabes que me apaño bien sin tu ayuda... Yo sólo te quiero aquí a mi lado, para tenerte, para mirarte, para que estes conmigo, para que nos hagamos compaña... ¿Por qué te vas?" Mientras lágrimas silenciosas bajaban hasta su barbilla. Y es que que él era así desde siempre. De toda la vida, sobretodo, desde que enfermó su mujer, era un hombre que sabía cocinar, fregar, barrer, coser, planchar y hacer cualquier tarea de la casa con la misma destreza que segaba,  escardaba o manejaba la yunta en las sementeras. Fue el mayor de seis hermanos,  junto a Enrique Candelaria, Margarita, Julia y Emilio Ortigosa Chica, (Emiliano, mi padre) que murió prematuramente a los 48 años, dejando ocho hijos:el mayor, Emilio, de apenas 17 años y el menor, yo, con tres recién cumplidos. Desde entonces hizo de verdadero padre de todos nosotros y de protector y asesor de mi madre, viuda y con ocho hijos, a los 45 años. De ahí la especial vinculación nuestra, con "tito Miguel", que además ostentaba la representación oficial de la familia, en las solemnes ocasiones en que se le demandaba. Aún recuerdo con emocionada ternura, cuando, como patriarca de la familia, acudió con nosotros a la petición de mano de mi futura esposa, la Conchi de Juandes, elegantemente vestido con traje oscuro, impoluto y sombrero de fieltro, negro. La calidez y altura humana que le dio al acto, resultaba conmovedor. Recordarlo, se me representa como un patriarca del Antiguo Testamento.

  Durante los difíciles años de la República, sobre todo después del golpe de estado que provocó la guerra, como hombre de ideología progresista y de filiación republicana, ocupó la presidencia de Izquierda Republicana local y al inicio del conflicto, desempeñó la presidencia del Comité de Abastecimiento de Alimentos a la población. Dando aquí otra muestra de su integridad y honestidad: en el reparto de alimentos de inicios del invierno del 36 al 37, como era de justicia, asignó los correspondientes lotes a las familias de varios dirigentes de la derecha local, que habían huido a la zona nacional en los días anteriores. Esto provocó las protestas de algún grupo minoritario de izquierdistas, movilizados por agitadores provenientes de zonas tomadas por los franquistas, de Loja sobre todo. Miguel se mantuvo firme y esto llevó,  a que un grupo de los exaltados, elevara un escrito al Comité de Guerra y al Centro de Mando Militar, ubicado en Ventas, con petición de fusilamiento para Miguel Ortigosa Chica, por delito de traición.

  Dado que al término de la guerra, en la farsa de juicio celebrada contra él, como represaliado rojo, sufrió asimismo la petición de pena de muerte, yo creo que fue el único, en nuestro conocimiento, en recibir dos peticiones a la pena máxima, una por los "rojos" y otra por los ,azules.

  Ante las protestas de un grupo de energúmenos que, en la puerta del Comité de Abastecimiento gritaban: "¡cuando ganemos la guerra, vamos a echar candelas de ricos, que son todos unos fascistas!", tronó la voz de Manuel Arrebola Martín, "Fantasías", recriminándolos y que, después ha sido repetida cientos de veces en ambientes izquierdistas, —"¡Sí, vamos a echar candelas de ricos, pero las vamos a prender con "probes" que están más resecos y arden mejor", en referencia a que, si bien los ricos merecían castigo por insolidarios y golpistas, algunos proletarios lo merecían también por egoístas e injustos.

  La frase fue lapidaria, rotunda, demoledora; no necesitaba de muchas explicaciones para entender la dura critica, cargada de ironía, a sectores proletarios "pancistas" e insolidarios.

  "Fantasías" al final de la guerra, fue represaliado y sufrió la condena a veinte años de cárcel, e indultado, como todos, en el 46.

  Conocí a este hombre, a finales de los cincuenta, cuando contaba ya, con ochenta años. Me pareció un buen hombre, con una personalidad acusada, diligente y con talento. Aceptó, como Félix Herrero, su marginación y resolvió su subsistencia y la de su familia, explotando como autónomo, un rebaño de cabras para leche y cría. Las más hermosas, por cierto. Murió en 1963, a los 85 años de edad.

  Pese a la petición inicial del fiscal, contra Miguel Ortigosa Chica, de pena de muerte y después cadena perpetua, la condena final se redujo a seis años. Y es justo reconocer que fue gracias a testimonios favorables de elementos señalados del nuevo régimen e incluso, miembros del clero.

  Cumplió la condena, dos años en Granada y Málaga y el resto hasta seis años, en el pais Vasco, en concreto en la cárcel de Bilbao.

  La convivencia durante cuatro años, con presos políticos de gran talla intelectual, científica y humana, fue la suerte de Miguel el de Miguelico (mi tío Miguel), que a sus méritos personales y condición natural, unió los cursillos acelerados de formación integral de las personas, que significaron los años de relación carcelaria. ¡Y bien que los supo aprovechar!.

  Creo que ahora se  puede entender mejor, que cuando digo que era un ser excepcional, no es un chauvinismo infantiloide de amor propio  familiar.

  Disfruté mucho de mi tío Miguel, en su papel de padre reciclado mío y de mis hermanos. Y digo, como decía de él: "¡Y bien que lo aprovechamos!". Cuando nos acompañaba en la tradicional matanza familiar, de inicios de cada invierno, que presidía en su rango de patriarca, y en las larguísimas veladas a la lumbre de la chimenea, mientras se cocían las morcillas, en las que nos daba una charla magistral, a mis hermanos y a mí, por ejemplo, de cómo se formó el universo-mundo. Decía que la tierra era una lágrima incandescente, que salió del Sol y que se solidificó con el paso de los siglos, así como la Luna, era una lágrima que, salida de la Tierra, nos acompaña desde entonces todas las noches. Y esto, en la década de los cincuenta, cuando la astronomía y la geología aún andaban a gatas, cuando Alfred Wegener todavía no había escrito sobre la deriva continental, ni se hablaba aún de la tectónica de placas y mucho menos, del origen terrestre de la Luna.

  Otras noches o días, la conversación derivaba hacia otros derroteros totalmente distintos, pero en todos ellos, daba fe y testimonio, de una formación humanista, científica y racionalista, muy lejos del común de un hombre rural típico y tópico de la época, incluso de los que tuvieran alguna formación básica. Esto, unido a un exquisito sentido común y a una inteligencia natural e intuitiva,  adornada del arte innato de buen conversador, es lo que le daba ese arrebatador atractivo, que tanto fascinaba a todo el que lo trataba. Tengo que decir aquí, que el 90% de la memoria de los relatos que he escrito, proceden directamente de él o indirectamente, a través de mi hermano Emiliano.

  No me resisto a trasladaros la respuesta que me dio en una ocasión, a la pregunta, que en mi permanente debate teológico-científico de mi primera juventud, le hice un día:—"tío, ¿qué es para ti el Cielo?" La respuesta, no tiene desperdicio: —"sobrino, si a un hombre le llega la hora de morir, y la Parca se lo encuentra con el espíritu tranquilo, porque cree que siempre actuó en conciencia y justamente confortado, muere conforme y con una leve sonrisa, como desde ese momento su estado es inmutable, disfrutará para siempre de ese cielo y esa sonrisa.

  Definitivamente, esas respuestas y tantas otras, me convencieron más que las que, desde siempre había aprendido en la escuela y en la catequesis, del catecismo de "Ripalda". ¿Influyó todo esto en cambiar con el tiempo mi fe, por el marxismo racionalista? ¡Hoy, sólo deseo ser de mayor, como mi tío Miguel!

  Tuvo Miguel el de Miguelico, la suerte y el enorme privilegio, de sobrevivir a su verdugo, el dictador Franco. En los años anteriores a la llegada de la democracia, Miguel, se había convertido ya en el verdadero e indiscutido icono de toda la izquierda en el pueblo. La izquierda más activa, se había organizado en torno al partido comunista, no tanto por el conocimiento a fondo de su ideología, como porque todos nos identificamos con el partido que más había luchado contra la dictadura. También Miguel Ortigosa Chica, cuya militancia en tiempos, había sido en la extinta Izquierda Republicana.

  Y llega el primer mitin de las elecciones generales de 1977, del Partido Comunista de Santiago Carrillo. En el antiguo cine, lleno a reventar, queda mucha gente en la calle que con las puertas abiertas de par en par, sigue el acto desde la vía pública. En la tribuna de honor, Miguel el de Miguelico, mi tío Miguel, con su terno oscuro e impoluto y su sombrero negro de fieltro, que toma la palabra: —"a partir de esta noche, ya puedo morir tranquilo y en paz, porque he podido comprobar que, aunque haya tenido que esperar cuarenta años, los principios que defendíamos hace tanto tiempo, eran justos y acabarán abriéndose paso en nuestro pueblo, en España y en el mundo. Sé que vais a obtener la victoria y sólo os pido mesura, prudencia y magnanimidad, para saber ejercer el poder que os otorgará el pueblo con sus votos. ¡Viva la libertad!"

  Una atronadora ovación, cerró su intervención, pero, para entonces, la mitad de los asistentes, ya llorábamos a moco tendido.

  En el pueblo, arrasó la izquierda y en España, ganó la democracia. Y con la Transición, ganamos todos. Al año siguiente se proclamó la Constitución española.

  En noviembre de 1979, meses después de ver a "su izquierda" triunfar en las primeras elecciones municipales, murió tranquilo,  contento y satisfecho. Cuando expiraba, le vi una sonrisa en su cara.¿Alguien puede creer que no está en su Cielo?



                         Juan Miguel Ortigosa






martes, 3 de junio de 2025

LA AUSENCIA DE LA NADA

Un fragmento de un texto inédito para la sección de Pensamiento del blog Ancile, que lleva por título: La ausencia y la nada.


LA AUSENCIA DE LA NADA




La ausencia y la nada. Francisco Acuyo




Ya la honda oquedad de los que se fueron se ha transfigurado en una ausencia cuya marcha pesa profunda en las entrañas y suena aún como una traslúcida resonancia, y todas las páginas en blanco de su falta yacen sepultas en las insondables cavernas de la nada. Son muchas las facetas de la nada. Sé muy bien, y las posteriores páginas de esta crónica nueva y a la vez inveterada darán cuenta de ello, que el estudio y cavilación de los que indagaron por los dominios de la nada fueron en momentos no demasiado numerosos, mal agradecidos por la razón y peor pagados por cualquiera lógica que propusiese con sentido común ser coherente; esto sucede de consuno al tratar con la excentricidad –o profundidad- que ocupa o habita en los reductos infinitos de la nada. Hablar de la nada es el inquirir imposible contra la múrice móvil e infranqueable de un océano de paradojas que se suceden como olas inmensas de verdad e incertidumbre, una tras otra sucesiva e irremisiblemente; es, en fin, atender con juicios cabales a la discordancia, a la incongruencia y al despropósito continuos. Entrar en su territorio es dar la razón al filósofo en aquella luminosa oscuridad de: el algo no existe con mayor medida que la nada,  y no hay provecho para nadie, y la contradicción es cosa hecha. Todo juicio, toda razón, toda lógica será impedimento para su penetración e inteligencia. El veneno de su incoherencia no se diría probable que pueda la razón aderezarlo. ¿De dónde proviene el ultraje a cualquiera juicio testimonial que quiera aprehenderla? La infidelidad a la lógica aparecerá tan manifiesta, que la sospecha de su realidad se tornará incertidumbre, y quedarán todos los preparativos de coherencia trastornados.






Francisco Acuyo


La ausencia y la nada. Francisco Acuyo

viernes, 30 de mayo de 2025

EL CÍRCULO DEL AMOR AUSENTE

Para la sección de Poesía, del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: El círculo del amor ausente.




EL CÍRCULO DEL AMOR AUSENTE



El círculo del amor ausente. Francisco Acuyo




   Aflicción a la ausencia siempre fiel,
no es signo de alabanza engañador
pues, nunca la esperanza del amor
tocar pudo, si el alma fue su piel.

   Trazó un ángel con luz el redondel
del tiempo, en él dibuja en derredor
la eternidad: de carne, en su interior
formó el lienzo, de espíritu, el pincel.

  En sus manos sostuvo el infinito
el ángel un instante, en ellas puso
el imán de una fábula inaudito,

   y en su atracción azul pinta la ausencia
que trazó de invisible sombra incluso
la inmortal del amor circunferencia.





Francisco Acuyo





El círculo del amor ausente. Francisco Acuyo



martes, 27 de mayo de 2025

HUMANS, MACHINES, LANGUAGE

Para la sección de Noticias del blog Ancile, traemos un post adelantando la celebración del Congreso Internacional: Humans, Machines, Languaje, que se celebrará en la Facultad de Traducción e Interpretación de Granada. Adjuntamos el siguiente enlace para mayor información. Pinchar en la propia página del Congreso en el siguiente enlace: Humans, Machines, Language, o en el subtítulo de este post:


HUMANS, MACHINES, LANGUAGE







 Decía en otra ocasión* que: Una de las características más singulares de todo arte creativo es, sin duda, el tratamiento e inferencia de las cualidades sobre las que basa su constructo de creación; de hecho, todo lo deducible cuantitativo y medible (por ejemplo, en poesía, la métrica) deviene de ese procedimiento, dignidad, cortesía y recurso especiales. La subjetividad de donde procede son claramente estados de experiencia que son netamente cualidades, y su descripción cuantitativa exhaustiva no es posible sino de manera aproximada. Es claro que ningún patrón o parámetro numérico mecánico puede expresar el sentir, la emoción de esta o aquella percepción, ideación o sentimiento. Esta apreciación descrita, creo, es uno de los rasgos más determinantes para limitar a la propia inteligencia artificial en el proceso de generación de potenciales formas de expresión artística, no hay manera de reducir a datos lo que se siente al ver un hermoso cuadro o al realizarlo. Esto es harto interesante porque, en los intentos de la IA por acercarse al proceso creativo consciente del ser humano, pone de relieve desde otra óptica no menos interesante, el problema de la conciencia.

    En verdad que los procesos creativos son los que más cerca están para alentar una reflexión y una indagación sobre lo que la conciencia sea y, acaso, cuál sea su origen y destino. Todo parece indicar, a día de hoy, que los estados creativos que devienen de la experiencia vital no pueden tratarse de manera análoga a cómo procesa datos un ingenio informático, es más, esos estados de experiencia no pueden ser tratados de manera análoga a como lo hacemos con los procesos químicos y físicos. Ahora bien, ¿cómo afecta el desarrollo de la IA en el tratamiento  del lenguaje, sobre todo en los procedimientos de traducción de textos diversos? Es claro que la IA habrá de afectar no solo a la sociedad en todos sus ámbitos, pero de manera particular en el tratamiento del lenguaje y la traducción: no será lo mismo la aplicación de la IA a textos técnicos de la índole que sea, a saber, textos científicos, jurídicos, comerciales, etcétera, que aquellos que se consideran  literarios o artísticos, o lo que es lo mismo, plenamente creativos, con toda la suerte de sutilezas que conllevan, como puede ser el especial discurso poético. De todo esto y otras muchos aspectos de la IA se darán cuenta en este interesantísimo Congreso que tenemos precisamente en nuestra Universidad. Daremos una breve semblanza del mismo:

Humans, Machines, Language es un congreso internacional que tiene lugar en la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada el 24 y 25 de junio 2025, organizado por el grupo HuMaLa, que forma parte de la Asociación Británica de Lingüística Aplicada, en colaboración con la Universidad de Granada.

El eje principal de este congreso gira entorno al bienestar del ser humano en el mundo rodeado de aplicaciones de inteligencia artificial, desde el punto de vista de la seguridad, privacidad, transparencia, no discriminación y bienestar social y ambiental, y una aproximación teórica  y práctica.

La perspectiva se centra en la interacción entre el ser humano y la máquina a través del lenguaje.

El congreso cuenta con charlas de diferentes participantes procedentes de diferentes países y continentes.

Este congreso será un lugar para el debate y la reflexión, a través de charlas plenarias de expertos tanto del mundo académico como la industria, y una mesa redonda entre académicos desde un punto de vista interdisciplinar.

Si tiene ocasión acudan a este evento o infórmense en la página de la organización, que de nuevo traemos en el enlace siguiente: Humans, machines, language.






*Veáse como ejemplo : Conciencia y transexperiencia, en este mismo blog, https://franciscoacuyo.blogspot.com/2024/05/conciencia-y-transexperiencia-o-la.html




viernes, 23 de mayo de 2025

LOS GENES Y EL CAPARAZÓN , POR JUAN MIGUEL ORTIGOSA

Traemos para nuestra sección de reflexiones y pensamientos un trabajo de nuestro querido amigo Juan Miguel Ortigosa, poeta, escritor, pensador de la ciencia, y bajo esta último interés traemos este texto bajo el título de Genes y el caparazón.


LOS GENES Y EL CAPARAZÓN 





Cuando Darwin y Mendel  publicaron sus trabajos de Evolución biológica por selección natural o Las leyes de la herencia en los que, el causante original de su evolución, determinación o transmisión, el gen, aún no se conocía ni siquiera superficialmente, qué fuera ese "bichito", al que sólo se conocía por sus efectos. 

    Aún tardaríamos más de un siglo en poder conocer a fondo su forma, composición, funciones y el determinismo que su presencia supone en cualquier organismo. Pero conocidos sus secretos, quedó claro que sus funciones son las que dominan, deciden, proyectan y determinan la  existencia y el desarrollo de cualquier organismo vivo, y sus características, incluido el hombre. Es a través del gen, donde actúan "las leyes de la herencia" de Mendel y las "leyes de la evolución por selección natural" y supervivencia del más apto de Darwin. El cambio y adaptación no es del organismo como conjunto, sino de esos microscópicos entes, llamados genes e incluso no de todos, sino de uno o unos pocos que provocan minúsculos cambios de comportamiento de la estructura soporte, que vamos a llamar "caparazón" y en concreto, ciñéndonos al hombre, como "caparazón" o cuerpo humano, con todos sus órganos internos y externos.

 


  Desde hace siglos, el hombre intuía que algo desconocido intervenía en  la conformación y características de los distintos elementos del caparazón: el niño saca los ojos azules de su abuelo o el pelo rubio de su madre. Pero no sólo en lo físico, sino que también se transmite en lo psíquico o espiritual: "el mayor era tímido como su madre, el tercero tenía un genio y un pronto como su padre o la menor heredó un exquisito sentido artístico de su abuela".

    Ya desde Aristóteles, las capacidades que determinaban las características del "caparazón", se suponían contenidas en las mezclas de semen, en los distintos "humores" que dominaban la forma de ser y actuar o cualquiera de las formas explícitas o intuidas, pero en las que se detectaba un acusado denominador común: el fuerte determinismo del agente encargado de las características físicas y psíquicas del "caparazón".

    Estudios realizados posteriormente demostraron que el ADN (ácido desoxirribonucléico) contenido en el núcleo de las células, era el responsable de llevar las instrucciones genéticas en el desarrollo y funcionamiento de los organismos y por lo tanto el responsable, a través de los genes que lo componen, del determinismo de las características del "caparazón". 

    Cuando en la década de los cincuenta, Francis Crick y James Watson, investigan sobre la configuración en doble helice del ADN de la vida, estudios que vieron la luz en una publicación en 1968, este descubrimiento sería determinante en el estudio y elaboración del genoma humano, tras más de veinte años de estudio y esfuerzo realizados por "un consorcio internacional para el estudio del genoma humano", con la participación de más de tres mil científicos de todo el mundo, de la empresa pública y la privada. Por fin, en el año 2021 se publicó el mapa completo del "genoma humano". La ciencia fue capaz de ubicar, identificar y determinar, el sitio, función y acción de cada uno de los genes implicados en la determinación y conformación del cuerpo humano. El hombre pudo asignar con exactitud y meridiana claridad, lo que la ciencia había predicho, estudiado o vaticinado durante años. Pudimos saber para siempre qué genes y dónde se ubicaban y eran los responsables y determinantes directos, del color de nuestros ojos, de nuestra complexión física,  de aquella enfermedad hereditaria, del rasgo específico del carácter de una persona o de sus cualidades, aficiones o en otros casos, handicap determinados. Llegamos a confirmar científicamente, lo que había sido durante mucho tiempo una intuición y un objetivo de estudio: la absoluta determinación de la herencia genética en los seres vivos. La férrea dictadura del gen sobre el conjunto del material celular que conforma el ser vivo. Y en concreto, la total hegemonía del gen, sobre lo que no sería más que el "caparazón" humano, convertido en el soporte físico o "terreno de juego" para esos genes determinantes. Parece como si en ese momento, el hombre perdiera su papel de "rey de la Creación", a favor de los  hegemónicos genes, de los que se convierte en poco más que un servidor más de la acción de éstos.

    Y aquí la gran paradoja:  en el momento en que el ser humano conoce más a fondo las capacidades, características y acciones del gen, cuando constata la evidencia y acepta de la manera más incontestable su papel como mero "caparazón" o sostén de los poderosos, hegemónicos y determinantes "genes", se abre la opción contraria y antitética: el "humildado" y humillado "caparazón humano", usando la inteligencia que las leyes de la evolución y la capacitación que los genes le permitieron, aprovecha para estudiar los códigos del ADN, elaborar un mapa del genoma humano ( y de cualquier ser vivo) situando y evaluando a cada gen en su función concreta y su lugar especifico en el genoma. Conocido ésto y actuando con la herramienta de la "ingeniería genética", se erige de nuevo de dominado en dominante y de determinado en determinante: anulando genes de acción perniciosa (que pueden provocar graves enfermedades hereditarias) abriendo la posibilidad de engendrar seres humanos "a la carta",  donde no tendría, mayor dificultad elegir color de ojos, complexión física, carácter, sensibilidad artística etc. Creando todo tipo de productos transgénicos dotados de propiedades y características múltiples. De nuevo el ser humano parece recuperar su papel de "rey de la creación". Y sigue estudiando los genes y sigue investigando, y sigue disponiendo, creando y determinando sus acciones y determinaciones, como ya hizo el gen durante cientos de millones de años sobre todos los seres de la creación.

    Con la informática, la inteligencia artificial y la cibernética, se dota de capacidades potencialmente ilimitadas a sofisticados robot y hacen progresar la biónica, hasta convertir en una realidad cercana, al hombre biónico de la película de ciencia-ficción de los setenta, "The Six Million Dolar Man". 

    La realidad del futuro puede que sea una realidad virtual regulada y dirigida por la IA, mediante complicados y certeros "algoritmos" elaborados y ¿controlados? por el hombre y que hará que la "inteligencia artificial" y la biónica, lleguen a conseguir logros ilimitados en la evolución de su desarrollo. Determinados, eso sí, por la inteligencia humana, que los usará como soporte para su propio beneficio y supervivencia... o no!.

     ¿Qué Soma nos darán en ese "mundo feliz", para soportar la angustia de constatar que, de nuevo, el hombre haya podido ser destronado como "rey de la Creación?".

    ¿Podrá la IA con sus complicados algoritmos y apoyada en la biónica que ella misma perfeccionaría, rebelarse y manipular "al caparazón humano" que la creara, como éste hizo con los genes que lo conformaron y determinaron? ¿Se está produciendo ya? ¡¡Quizá...!!"




                 Juan Miguel Ortigosa


miércoles, 21 de mayo de 2025

LA PÁGINA EN BLANCO

Para la sección de Pensamiento del blog Ancile, traemos un fragmento de un libro en preparación titulo Poética del silencio: en el ser del verso, la música de la nada, fragmento que lleva por título: La página en blanco.



  LA PÁGINA EN BLANCO



La página en blanco. Francisco Acuyo


De la nada, Señor, me habéis sacado

a nuevo ser, […]

Lope de Vega


¡El universo contra la nada!

       W. Shakespeare



Nada. La nada: suspendida como un epitafio invisible  en el vacío de la página en blanco. Mas, virtuales palabras quieren, insistentes, la nada poblar sobre el papel no escrito con lo nunca visto y antes sustanciado. No obstante, la palabra se ha convertido en ceremonia, en algo insostenible para cualquiera concepto y, para la lógica, en no más que aderezo, y aderezo insípido a mayor abundamiento ¿Qué nos dice el dios de los filósofos de la nada? ¿Qué el Dios, de cuyo concepto formal adquieren fundamento las perplejidades del don de la fe viva y su ortodoxia doctrinal? ¿Qué, el demiurgo estricto, extremado y riguroso de la ciencia positiva ante la infinitud que ahuecan los espacios siderales, y aún los entresijos más íntimos y oscuros del microcosmos?  ¿No infiere un agravio profundo a la razón y a la experiencia –material- esa página en blanco que, sin embargo, diríase que sostiene el mundo? Pero, ¿cómo, siendo remunerador liberal del vacío la nada parece que, con el término natural de todas las cosas acabará, y en su propia disolución, por sostener la existencia misma?

La página en blanco. Francisco Acuyo

¿Será la bizarría acreditada por la nada harto más relevante para el conocimiento de la realidad que la de la misma materia? La nada es de desconocido linaje, de acreditada oscuridad y rareza reconocida, y todo esto no siendo más que nada; causa ha sido de no pocas y agrias controversias y muchas y profundas reflexiones que todavía, ahora, se suceden no siendo la nada vista, ni oída, ni palpada jamás. Es pues, el vacío de la nada la esfera donde las explicaciones suelen quebrar de sutiles; pero no por eso dejarán muchos el delicado y perspicaz intento de indagar y satisfacer en ella la curiosidad de la que, por cierto, también es reflejo este relato extravagante. En cualquier caso, nos sugiere el vacío de la nada que, siendo un lugar al completo indescriptible, será siempre harto interesante, sobre todo, si es ¿sitio? donde la realidad obtiene la posibilidad de sustanciar su materialidad y, si es que hay, como aparenta, un antes para la materia y un después para la nada. ¿Es así, o de forma semejante, que inscribe el ser la rara hazaña de surgir y subsistir y permanecer con su escritura material sobre la nada inaudita de la página en blanco? 




Francisco Acuyo



La página en blanco. Francisco Acuyo



martes, 13 de mayo de 2025

UN JARDÍN SIDERAL

Traemos para la sección de Poesía del blog Ancile, el post titulado: Un jardín Sideral



 UN JARDÍN SIDERAL




Un jardín Sideral. Francisco Acuyo





Para Antonio Campos

En el reconocimiento de la vida 
interior como tejido del mundo.


En una noche de observación estela
r




    No pide el alma mía más subido
deleite, que no sea el esplendor
contemplar que, ya espíritu, interior-
mente se hubiese estrella entretejido.


    Invisible ilumina su sonido
de rojo, de amarillo en el sabor
sonoro que combina un color
que al labio sabe azul, si se ha sentido.


   ¡Oh amor!, que celeste cultivaste
este jardín sensorial, sentible,
sensitivo, en el sideral espacio.


  Eternidad, efímero contraste
sobre tu luz veloz que a lo sensible
nos llegó, fugazmente, tan despacio.



Francisco Acuyo




Un jardín Sideral. Francisco Acuyo