jueves, 30 de noviembre de 2017

DE LA ABSTRACCIÓN DEL VERBO A LA GRÁFICA SENSORIAL DE LO VIVO EN EL VERSO: A COLACIÓN DE LA TEORÍA DE GRAFOS.

Para la sección de Poesía y matemáticas, del blog Ancile, Traemos una nueva entrada que lleva por título: De la abstracción del verbo a la gráfica sensorial de lo vivo en el verso; a colación e la teoría de grafos.



De la abstracción del verbo a la gráfica sensorial de lo vivo en el verso; a colación e la teoría de grafos. Francisco Acuyo




DE LA ABSTRACCIÓN DEL VERBO 

A LA GRÁFICA SENSORIAL

DE LO VIVO EN EL VERSO: 

A COLACIÓN DE LA TEORÍA DE GRAFOS








Cuando describía el poema (y el verso, como constructo vivo e integrador del mismo)[1] como un sistema dinámico y complejo, lo hacía pensando (entre otros razonamientos que pudiesen dar curso y explicación a la realidad material, lingüística -gramatical, métrica, retórica…-) en clarificar su organización singular a la búsqueda de conceptos y explicaciones instrumentales, lo suficientemente potentes como para abordar la alta complejidad de su fenomenología –en concreto, métrica-. Aludía sin ningún complejo a las diferentes ramas de las matemáticas estableciendo analogías (según algunos lectores de este tratado, audaces, otros ininteligibles) con el funcionamiento y estructura de los versos, como ladrillos fundamentales del edificio poemático. Con la distancia que dan de los años en que fueron concebidas estas páginas, y aludiendo en algunos momentos a disciplinas y ramas de las matemáticas que mucho tienen que ver con la teoría de grafos (teoría de juegos, de redes, estadística, de descripciones topográficas -llevadas al cabo, sobre todo, en el sentido de los cronotopos bajtinianos-… , fractales, propias de los sistemas complejos), hoy me doy cuenta que los nodos, grados, aristas, conexiones, ciclos, caminos, ponderaciones, atractores, y otros muchos términos que se ha puesto al servicio de la descripción de dichos sistemas, casan primorosamente con algunos aspectos de las estructuras y dinámicas del verso y del poema. Me centraré ahora, como entonces, sólo en la cuestión métrica, no siendo esta la única aproximación analógica posible con el fenómeno poético.

De la abstracción del verbo a la gráfica sensorial de lo vivo en el verso; a colación e la teoría de grafos. Francisco Acuyo                El conocimiento abstracto incide de una forma muy especial en el ámbito poético, interconectando con lo sensorial y sensitivo de manera no menos particular,[2] que vendrá a afectar a todos los componentes dinámicos que integran la estructura orgánica del poema, a saber: la componenda lingüística, gramatical, fonética, retórica, métrica…, todo lo cual es susceptible, como una compleja red neuronal, de ser imaginable como exorbitante urdimbre gráfica interconectada entre sí. Como en anteriores entradas, exponemos que la estructura poética puede ser representada como modelización matemática mediante la asociación de grafos atendiendo a aquellos elementos estructurales que mencionábamos en su composición íntima, mediante las cuales podemos aprender el funcionamiento orgánico y complejo del verso y su incidencia en la totalidad poemática.

                Advertía que el aspecto métrico y rítmico del poema puede ser uno de los ámbitos más interesantes para el mejor entendimiento de sus mediciones y la eufonía y expresividad del poema, mediante el que la utilización del instrumento matemático de los grafos hacer expresión viva de su funcionamiento y, como si de una estructura topológica se tratase, establecer parámetros sobre sus
De la abstracción del verbo a la gráfica sensorial de lo vivo en el verso; a colación e la teoría de grafos. Francisco Acuyo
propiedades en un nuevo marco de explanación de su realidad y naturaleza. La trivial pero fundamental relación de aristas y vértices de la teoría de grafos puede ofrecernos un mapa revelador de sus movimientos y transformaciones estructurales que nos permitan una comprensión de los fundamentos y necesidades rítmicas y métricas para la correcta, exacta y más expresiva posibilidad de eufonía, si lo trasladamos al ámbito de la métrica. Cerraré este post solo mencionando la sorprende fórmula de Euler, mediante la que el genial matemático de Basilea expone la relación geométrica entre formas poliédricas: C + V = A + 2; y que nos habla de la sorprende relación que es aplicable a cualquier poliedro convexo, dando igual el número de caras, ángulos poligonales, o en los planos de las caras, ni en las longitudes de las aristas que contenga, expone una fórmula para una familia infinita  y dispar de figuras, y cuya traslación desde el ámbito topográfico geométrico al ámbito de las estructuras métricas, pone en evidencia que es posible hablar de las componendas de medidas superando estas en virtud de una relación numérica combinatoria. Pero de esto daremos cuenta gráfica en próxima entrada de este blog.


Francisco Acuyo





[1] Acuyo, F.: Los fundamentos de la proporción en lo diverso: sobre la simetría y la asimetría endecasilábica, tesis doctoral, Departamento de Lingüística y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Universidad de Granada, Granada 2007. Fundamentos de la proporción en lo diverso: nueva edición corregida y adaptada, Jizo ediciones,  de Ensayo, nº 17, Granada, 2009, pp.
[2] Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo, Artecitta ediciones (Fundación Internacional Artecitta), Granada, 2010.


De la abstracción del verbo a la gráfica sensorial de lo vivo en el verso; a colación e la teoría de grafos. Francisco Acuyo

martes, 28 de noviembre de 2017

INTRODUCCIÓN. PARA UNA HISTORIA DE LA MISOGINIA

Para la sección, Microensayos, del blog Ancile, que redacta y confecciona el profesor y filósofo Tomás Moreno, traemos una nueva relación de trabajos que llevan el título general de: La misoginia como construcción ideológica: La supuesta triple inferioridad del mujer. Esta primera entrada está presentada bajo el título: Introducción. Para una historia de la misoginia.




Introducción. Para una historia de la misoginia. Tomás Moreno,





INTRODUCCIÓN. 

PARA UNA HISTORIA DE  LA MISOGINIA  



   
Introducción. Para una historia de la misoginia. Tomás Moreno,




                Tras las exaltadas y entusiastas visiones acerca de la negatividad femenina encontraremos
                agazapada la silueta sombría y monstruosa de lo no humano
                (Dialéctica de la sexualidad. Género y sexo en la filosofía   contemporánea, Alicia H. Puleo).



Al recorrer la tradición filosófica occidental desde la perspectiva temática de la diferencia sexual, dos hechos saltan a la vista, según Wanda Tommasi. En primer lugar, el hecho de que los filósofos, al afrontar esta cuestión, no han tratado realmente de la diferencia de los dos sexos, sino solamente de uno de ellos: el femenino. En segundo lugar, el hecho de que casi siempre han hablado de éste último en términos de desvalorización y de desprecio. Ambos hechos están, sin duda, relacionados entre sí. Si tenemos en cuenta las explícitas y reiteradas alusiones de los textos de los filósofos de nuestra tradición intelectual a las mujeres o al peyorativamente denominado sexo débil, por lo general encontramos esa evidente disparidad. Casi nunca ha habido en la historia un auténtico libre juego entre los dos sexos sobre la base común de la identidad humana. El predominio de un único punto de vista androcéntrico, cuando no crasamente misógino, tan arraigado en nuestra cultura patriarcal, ha hecho que se pusiese simbólicamente en el centro al hombre, al macho -esto es precisamente  lo que significa androcentrismo- y que, inevitablemente, se pensase que la mujer era un ser inferior, defectuoso, imperfecto respecto al modelo ideal más alto de humanidad: el varón[1].

0. 1. La diferencia sexual y la génesis de la alteridad

Introducción. Para una historia de la misoginia. Tomás Moreno,Lo masculino y lo femenino emergerán así, desde su inicio, como polos contrapuestos e irreductibles: lo masculino como criterio de juicio y como medida de valor para juzgar al otro sexo y éste otro, lo femenino, como lo injustamente  medido y valorado. Lo masculino se vinculará con la cultura, la razón, la fuerza, la acción, el poder, la autonomía, la vida pública, la lógica, mientras que lo femenino se asociará con la naturaleza, la irracionalidad, la debilidad, la pasión, la dependencia, la sumisión, la vida doméstica, la intuición etc. Precisamente por ello, como ha probado F. Hèritier[2], operando de forma tan dispar con estos dos estereotipos antitéticos -elaborados por el Patriarcado y que tan grabados están en nuestro imaginario social y cultural-  la diferencia sexual ha actuado profundamente como significante, que no sólo ha servido para constituir la estructura diferencial profunda de una sociedad determinada -desde la cual organizar las distintas formas sociales, diferencias culturales, jerarquías e instituciones sociales con sus complejas articulaciones-, sino también para configurar en profundidad todo el pensamiento de un autor o de una doctrina filosófica, incluso cuando sus explícitas opiniones e ideas relativas a la diferencia de ser hombre o mujer, estén arrinconadas en lugares marginales o recónditos de su pensamiento.
            Explorando la tradición filosófica occidental a la luz de esta cuestión (la diferencia de los sexos), Genevieve Fraisse[3]  observa que en los distintos filósofos la reiteración de este filosofema está caracterizada por la confusión de planos y niveles y, con frecuencia, por la marginalidad de esta temática, sobre todo en la época moderna. Pese a ello -y dado que la diferencia sexual actúa en el lenguaje y en el saber, no sólo como significado que se tiene ante la vista, sino a un nivel más profundo como significante- será posible descubrir sus huellas en la base conceptual de un pensamiento y de un autor, aun cuando los lugares en que brote explícitamente esta cuestión  sean relativamente marginales o aparentemente secundarios.
            De ahí que Jacques Derrida haya caracterizado nuestra tradición metafísica filosófica -muy marcada sexualmente, en su opinión- como falogocéntrica (hegemonía de la racionalidad y de los significantes masculinos) conectando así dos de los rasgos por los que dialécticamente ha transitado el pensamiento occidental: logocentrismo (referido al predominio de la lógica identificadora, ordenadora e instrumental del Logos,  de la Razón occidental) y falocentrismo (alusivo al dominio de lo masculino y a la  preponderancia del falo como significante en la filosofía occidental), “uniendo así la crítica al logos y al falo como denuncia de la tradición androcéntrica que ha identificado como femenino el lugar de la diferencia”, en expresión de R. M. Rodríguez Magda [4].
            Fue, sin duda, Simone de Beauvoir, en El segundo sexo (1949) quien por primera vez trató seriamente de analizar este proceso –llevado a cabo por el poder masculino-patriarcal- de subordinación, marginación e insignificancia de la mujer, conceptualizada como lo Otro, excluida a la alteridad como un ser ciertamente diferente, extraño, periférico, inferior: “La mujer se determina y diferencia con relación al hombre, y no éste con relación a ella, ésta es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el Sujeto, él es lo Absoluto: ella es lo Otro” [5].
Introducción. Para una historia de la misoginia. Tomás Moreno,            Este Poder, como instancia represiva, no sólo ha negado y excluido lo femenino como lo otro, y lo ha confinado, unas veces, en el encierro ideológico o simbólico (del eterno femenino o del misterio femenino) y, otras veces, en el encierro real (del harén, la casa, la familia, el convento) -nos recuerda R. M. Rodríguez Magda- sino que, también, en su dimensión normativa, le ha impuesto unas normas de conducta precisas, unos roles determinados, unas formas específicas de acción.  “De este modo la mujer pasa de ser lo definido como ‘lo otro’, a convertirse en ‘lo definido por el otro’ (el hombre)”. Ha sido, pues, “el discurso masculino quien le ha dicho a la mujer lo que ella era, no porque lo descubriera, sino porque inventó y forjó ese ‘su ser’ en sus discursos, y eran los únicos donde ella pudo y hubo de reconocerse. Concluyendo nuestra autora que “la mujer como ‘objeto’ es una ‘invención’ de los discursos masculinos”[6].
            No otra es la conclusión a la que llega a este respecto Celia Amorós, cuando sostiene que “el discurso filosófico es un discurso patriarcal, elaborado desde la perspectiva privilegiada a la vez que distorsionada del varón, y que toma al varón como su destinatario en la medida en que es identificado como género en su capacidad de elevarse a la autoconciencia”[7]. En efecto, así heterodesignada la mujer, en el marco del pensamiento occidental, el discurso dominante masculino, radicalmente misógino, ha tratado sistemáticamente de marginarla y excluirla de la auténtica humanidad, por el simple hecho de su diferencia sexual, y de expulsarla al ámbito de la alteridad. (Continuará)



TOMÁS MORENO





1 Wanda Tommasi,  Filósofos y mujeres. La diferencia sexual en la Historia de la Filosofía, Narcea, Madrid 2002, pp. 15-16.
2 F. Hèritier, Masculino, femenino: el pensamiento de la diferencia, Ariel, Barcelona, 2002.
3 Gènevieve Fraisse, La differenza tra e sessi, Turín, 1996, p. 48.
[4] Rosa María Rodríguez Magda, El placer del simulacro. Mujer, razón y erotismo, Icaria, Barcelona, 2003, p. 45.
[5] Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo, Buenos Aires, Siglo veinte, 1977, t. I, pp. 12-13.
[6] Rosa María Rodríguez Magda, El placer del simulacro, op. cit., pp. 16-17 passim.
[7] C. Amorós, Hacia una crítica de la razón patriarcal, Anthropos, Barcelona, 1985, p. 23.



Introducción. Para una historia de la misoginia. Tomás Moreno,

lunes, 20 de noviembre de 2017

DESDE EL APPENDIX PROBI, HASTA LOS PRIMEROS AUTORES CRISTIANOS: LA CRISTIANIZACIÓN DE HISPANIA.

Para la sección, Historia de un Diario, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Desde el Appendix probi, hasta los primeros autores cristianos.La cristianización de Hispania.

Desde el Appendix probi, hasta los primeros autores cristianos.La cristianización de Hispania. Francisco Acuyo


DESDE EL APPENDIX PROBI, HASTA LOS PRIMEROS 

AUTORES CRISTIANOS:

LA CRISTIANIZACIÓN DE HISPANIA.



Desde el Appendix probi, hasta los primeros autores cristianos.La cristianización de Hispania. Francisco Acuyo


Tras el Appendix Probi y la formulación de su gramática de errores, hemos podido constatar la evolución de las lenguas en nuestra Hispania de la forma vulgar a la normativa. También los glosarios de Verrius Flaccus, del Verborum significatione y el Origines sive etymologiae, de Isidoro de Sevilla, ofrecen señas claras del latín tardío y popular en España. No debemos obviar bajo ningún concepto las Glosas Emilanienses, ni las de Silos, en esta labor de descripción de desarrollo y evolución de las lenguas románicas españolas. No podemos olvidar los muchos autores clásicos latinos, en sus expresiones coloquiales (Cicerón), o los llanos diálogos del mismo Plauto, en pro del desarrollo del latín vulgar; véase el lenguaje de los personajes de baja estofa en Horacio, Juvenal, Persio, Marcial y, claro está, en el Satiricón de Petronio. De muy digna consideración para el entendimiento del proceso evolutivo del latín vulgar serán también los muy diversos tratados técnicos y sus muchas imprecisiones expresivas; las historias y crónicas de redacción descuidada, las inscripciones latinas, la hibridación lingüística de leyes, cartas, diplomas…. y desde luego las redacciones de  los primeros  autores cristianos. (Sic)
Desde el Appendix probi, hasta los primeros autores cristianos.La cristianización de Hispania. Francisco AcuyoCon este sorprendente texto extraído de uno de los legajos fragmentados, nuestro autor sitúa la  historia en el centro mismo de la evolución de las lenguas de la Hispania, junto con la cristianización de las que ya eran fronteras consolidadas de nuestra España. Acaso la gran persecución de Diocleciano (quien atribuye a los cristianos  la galopante degeneración del Imperio)  fuese la causa de tan pocos documentos y testimonios de la iglesia primitiva en las provincias de la Hispania, en cualquier caso, Tertuliano demuestra que, ya  a principios del siglo III, la Iglesia habría trascendido todo el territorio español. En este punto, traemos otro breve fragmento que nos parece de interés:
En la Carta a los Romanos, Pablo de Tarso confesaba su voluntad de visitar las tierras de las hispanias, y queda supuestamente corroborado dicho viaje entre los años 63 y 67, según los datos expuestos por Clemente Romano. Junto a este dato, será de especial relevancia, la presencia de Póstumo (el usurpador), quien consigue expulsar a las hordas germánicas, aunque posteriormente, con la ausencia de la protección de los Severos, los bárbaros germanos vuelven a nuestras tierras para, finalmente, ir integrándose en las organizaciones militares de la Hispania Romana…[…] Curioso fue el efecto de la política de aniquilación del cristianismo en España por parte Diocleciano, quien acaso obtuvo en nuestra geografía el efecto contrario, célebres son los mártires en Hispania tras las persecuciones del siglo III, siendo necesario tener presente que poco antes de aquellas habría de producirse, en Ilíberis, el primer concilio general de la Iglesia católica en España. Especialmente señalados serán los mártires San Marcelo, centurión de hispano-romano de la célebre legión VII, o, también componentes de esta legión,  los soldados Emeterio y Celedonio;  y junto a estos las santas Justa y Rufina, San Prudencio, Santa Elulalia…. […] (Sic).
Cuando las hispanias se pasan a Constantino, favorecedor insigne del cristianismo, y tras derrotar a Mencio (en puente Milvio, en el año 312) y relegar a su competidor, Licinio, tendría lugar el edicto de Milán, monumento fundamental para la historia de Roma y, a la sazón, del mismo cristianismo, y con el que se pretendía terminar con los fanatismos en defensa de la libertad. Así las cosas, no en vano será el cristianismo quien mantendría vivo el ya decadente Imperio de Roma. Esto, hasta el año 380 en el que la religión cristiana se convierte en la confesión oficial, acabando por tornarse, así mismo, el Imperio en eje vertebrador de la ortodoxia cristiana.
Grande importancia  tuvo la presencia del nuevo emperador hispano Teodosio, si en verdad pretendía: que todos los pueblos regidos por nuestra clemencia y templanza profesen la religión que el divino apóstol Pedro enseñó a los romanos […] Pero esto será argumento y relato de nuestra próxima entrada.


Francisco Acuyo





Desde el Appendix probi, hasta los primeros autores cristianos.La cristianización de Hispania. Francisco Acuyo

domingo, 19 de noviembre de 2017

LA TEORÍA DE GRAFOS Y LA POESÍA

Para la sección, Poesía y matemáticas, del blog Ancile ofrecemos una nueva entrada que lleva por título: La teoría de grafos y la poesía.



La teoría de grafos y la poesía. Francisco Acuyo




LA TEORÍA DE GRAFOS Y LA POESÍA






Que el discurso poético se caracterice, entre otras muchas peculiaridades (los proverbiales desvíos lingüísticos del mismo), por la síntesis y economía en sus fórmulas expresivas, me han llevado en muchos momentos a valorar su dinámica estructural en términos análogos a como lo haría respecto a muchos aspectos que corresponde directamente con las matemáticas.[1] El valor de la imagen (véanse la incidencia trópica en su discurso: metáfora, sinestesia, metonimia, sinécdoque…), también es una fórmula poética muy poderosa y sinóptica que garantiza la frugalidad y agilidad de su discurso, abaratando grandemente la extensión de sus expresiones y llevando a un grado de concisión y exactitud de sus alocuciones que no dejarán de resultar harto sorprendentes (se me ocurren las formas tradicionales de nuestra poesía, expresas en canciones muy breves como las seguidillas, o en el de las tradiciones orientales caso especial sería el haiku).  A raíz de alguna observación en el ámbito de la poesía experimental he podido constatar esta peculiar analogía, hasta tal punto que he llegado a ver similitudes con otra teoría matemática especialmente útil y llena de valores estéticos, me refiero a la teoría de grafos.

                  Lo bueno si breve, dos veces bueno, en poesía (y en matemáticas) es una máxima de grande preponderancia y valor matemático y expresivo. Esto, en la estructura métrica del poema, es algo elemental que acaso nunca antes se ha intentando emparentar con el mundo de la teoría de grafos porque su evidencia se ha remitido al dominio de los ritmos y la eufonía del verso, no obstante, podrían hacerse gráficas netamente matemáticas de determinados poemas, más claras en los que están estructurados en estrofas regulares, pongamos un soneto. Las interacciones recurrentes se darían en la sílaba décima (obligada) y las otras en las sílabas acentuadas propiamente en los versos endecasílabos (¡ª, 2ª…. 6ª……8ª…10ª), pudiendo quedar una gráfica (muy rudimentaria e hipotética en este caso); digamos, de una cuarteta  del soneto  que tendría la siguiente secuencia acentual e interacciones rítmicas:
La teoría de grafos y la poesía. Francisco Acuyo

Podrían acoplarse los colores pertinentes según criterios de repetición de acentos, cesuras, pausas…. Consiguiendo una gráfica característicamente matemática, convirtiendo todas estas incidencias en un conjunto de puntos (vértices, nudos o nodos) y por un conjunto de aristas o líneas que relaciona pares de vértices.

                  Estos serían esquematismos extraídos de las propias estructuras métricas del verso y del poema, haciéndose posible otros en razón de la gramática y la sintaxis del mismo, de los elementos retóricos…. Lo que nos permite aplicar estudios estructurales del poema en virtud de los grafos extraíbles de dichas estructuras y que acabarían poniendo el poema en relación con campos de las matemáticas como la combinatoria, la matemática discreta, la topología, teoría de algoritmos…..

                  La posibilidad de generar grafos etiquetados y ponderados, dirigidos o dígrafos nos pone sobre la mesa una visión más amplia y más rica, si cabe de la propia realidad del verso, del poema y inevitablemente de la poesía. Seguiremos insistiendo sobre este punto en próximas entradas.


Francisco Acuyo



La teoría de grafos y la poesía. Francisco Acuyo







[1] Véase la sección Poesía y matemáticas en el blog Ancile.

martes, 14 de noviembre de 2017

LOS EMPERADORES HISPANOS DE LA ROMA MÁS ESPLENDENTE

Prosiguiendo con la singular Historia que recoge la sección, Historia de un Diario, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Los emperadores hispanos de la Roma más esplendente.


Los emperadores hispanos de la Roma más esplendente.Francisco Acuyo



LOS EMPERADORES HISPANOS

 DE LA ROMA MÁS ESPLENDENTE




Los emperadores hispanos de la Roma más esplendente.Francisco Acuyo




Tarraco, una de las capitales más influyentes del imperio, erige a divo Augusto el primer templo al imperator, dando lugar con posterioridad a que las familias de este afiancen en la Hispania el impulso de la economía hacia buena parte de sus provincias. La Hispania de los Flavios vio, por mediación de Tito (hijo y sucesor de Vespasiano) el sometimiento y la primera diáspora del pueblo judío, cuyos muchos de sus hijos acabarían teniendo singular asentamiento desde entonces en la Hispania. Cuenta de estos y otros posteriores momentos darían nuestros legajos, y entre ellos de manos del historiador de este Diario, podía leerse en sus escritos lo siguiente:
El muy apreciado Nerva, del clan hispano, pudo con no poca dificultad dictar designios muy favorables para la Hispania, y con la adopción de Marco Ulpio Trajano, jefe de la séptima legión (hispana)  dio opción para el primer imperio de Roma regido por un Hispano. Así el gran Trajano dejó indeleble y rica huella en nuestra tierras en su mandato (el arco de Bará, el acueducto de Segovia, el puente de Alcántara, el embellecimiento de Itálica y una expansión de Roma hacia los máximos límites (limes bárbaro) conocidos, extendidos hasta la Dacia y la misma Partia. […] (Sic).
Los emperadores hispanos de la Roma más esplendente.Francisco Acuyo
El filósofo entronizado en Roma, Adriano, que unificó la Hispania en su máximo grado, y que a la sazón sería el segundo emperador hispano, dio testimonio de tal sentimiento de unidad con la realización de las monedas en las que aparece Hispania como conjunto unitario. De él quedan extraordinarios rasgos como el arco de Medinaceli y la configuración final de Itálica que fueron sin duda reliquias de imposible olvido dejados por este noble emperador.
También hubo de dejar la impronta de la sangre hispana en otro de los más grandes emperadores, Marco Aurelio. Así contaba nuestro autor de la Historia lo siguiente: En la Piazza del Campidoglio, el bronce imponente de Marco Aurelio, ya perece, con su imperial gesto, ofrecer un dejo de estoica ironía (no en vano pudo confundirse durante siglos con el emperador gran protector de la  iglesia, Costantino, a conservarse durante tanto tiempo), que extraído en la inspiración de su obra espectacular de los célebres Soliloquios.[1] El verissimus[2] relato de sus meditaciones son cuna inmortal de francas reflexiones que serán imperecederas para las generaciones, pues, que es el mundo y sus frugales y vanidosas contingencias: “átomos o cosas indivisibles. Y en suma, si hay Dios, toda va bien; si todo discurre por azar, no te dejes llevar tú también por el azar[3].” El inmortal imperator, acaso deja su ascendencia hispana también en la huella de sus juicios imperecederos. No puedo sino deleitarme todavía con el eco de su voz impreso en mis oídos y que pudo ser inspiración del Euis heauton,  su Manual íntimo, de  este insignificante
Los emperadores hispanos de la Roma más esplendente.Francisco Acuyo
diario que ahora leéis y que no busca dejar personal y vana huella, si es que en verdad “Sencilla  y respetable es la misión de la filosofía”. Que no puede inducir a la vanidad.[4]
Sería, al fin, Septimio Severo, superado ya el siglo III quien habría de conseguir el restablecimiento del orden en una Hispania sumida en el caos por posteriores nefandos gobiernos, llegando a crear la provincia de Galicia, y donde se pudieron asentar los cimientos de la que sería la España actual. Llegado a este punto nuestro enigmático historiador relataba con dosis de emotiva confianza en su trasegado discurrir de nuestra historia:
No me canso de repetir, sobre todo en este momento de nuestro devenir histórico, las sabias palabras del mejor guía o mentor que tener pudiese, si viene de  la sabiduría del gran Marco Aurelio: “Estas son las rotaciones del mundo, de arriba  abajo, de siglo en siglo. Y, o bien la inteligencia del conjunto universal impulsa a cada uno, hecho que, si se da, debes acoger en su impulso; o bien de una sola vez dio el impulso, y lo restante se sigue, por consecuencia… Pues, en cierto modo, son átomos o cosas indivisibles. Y, en suma, si hay Dios, todo va bien; si todo ocurre por azar, no te dejes llevar tú también por el azar”[5].

Llegará un momento nuevo en el que la espiritualidad de esta nación y sus instituciones militares, encontrarían fundamento de enorme solidez, todo lo cual tendría que ver con la llegada (anónima) del cristianismo a nuestra tierra. Cuestión de la que nuestro narrador dará cuenta en una próxima entrada.



Francisco Acuyo




[1] O Meditaciones.
[2] Así los calificaba el gran Adriano
[3] Marco Aurelio: Meditaciones, libro IX, Gredos, Madrid, 2001.
[4] Ibidem.
[5] Ibidem.


Los emperadores hispanos de la Roma más esplendente.Francisco Acuyo