jueves, 9 de noviembre de 2017

LA LEGIO VERNÁCULA: HISPANIA ENTRE JULIO CÉSAR Y OCTAVIO AUGUSTO.

Proseguimos con la andadura de Historia de un Diario, para la sección de mismo nombre del blog Ancile, con un nuevo post que lleva por título: La legio vernácula: Hispania entre Julio César y Octavio Augusto.



 La legio vernácula: Hispania entre Julio César y Octavio Augusto.Francisco Acuyo



LA LEGIO VERNÁCULA:

HISPANIA ENTRE JULIO CÉSAR Y OCTAVIO AUGUSTO.


 La legio vernácula: Hispania entre Julio César y Octavio Augusto.Francisco Acuyo




Desde  los crustae[1] –republicanos- de Azaila,[2] las pinturas de Celsa,[3] el mosaico opuis tessellatum,  en Ampurias,  hasta el fresco del Pavo Rea;,[4] o el templo de Vich, los acueductos, los puentes, los faros, los foros, los teatros, los pórticos, las termas, los arcos y otros monumentos sin cuento que poblaron la Hispania romana, llegó a configurarse muy singularmente el entorno urbano y rural de nuestra geografía (también el espíritu selecto de los avisados pobladores que se vio impregnado por los genios de Marcial, Quintiliano o Séneca….), no en vano aquellas magnas obras arte miran los siglos con infinita distancia, y entre ellos el Coliseo, que el poeta, tras su estancia en Roma, habría de causar hondo efecto, y en su perpetuo reflejo, todavía me parece escuchar de labios del mismo Marcial aquel: “Omnis Caesareo cedit labor Amphiteatro, unum pro cuntis fama loquetur opus[5].” [Sic]
                A este fragmento habría que añadir este otro no menos interesante que decía: Los consejos del insigne rétor, Quintiliano, quien se diría fuese envidia del mismo Isócrates, advertían en, De causis corruptae eloquentia, del descuido y aun de la depravación del arte de la elocuencia, que tanto hubo de  influir en Tácito y que fue sin duda senda a seguir por quien suscribe este momento de nuestra historia que, a la sazón, habría de conformar la imperecedera, Institutione oratoria, guía indiscutible de la retórica y su filosofía para cualquiera tiempo. [Sic]
 La legio vernácula: Hispania entre Julio César y Octavio Augusto.Francisco Acuyo                Tras el relato de estos fragmentos que reproducimos, la historia de este Diario toma singular carta de naturaleza. Ofrece visiones (¿de primera mano?) del acontecer histórico de la Hispania cuando en plena guerra civil parecía consumirse  Roma. Especialmente emotivo fuera aquel otro fragmento en que el gran Julio César lloraba ante el monumento a Alejandro en Cádiz:[6] ¡Qué poco he conseguido, ¡oh!, insigne Alejandro, con el mismo tiempo,  y aún a  edad más temprana ya conquistaste medio mundo…! […] [Sic]; para finalmente privar a Pompeyo del gozo de la conquista de Hispania; indeleble recuerdo dejó su derrota en Ilerda, [7] y, finalmente en Munda,[8] gracias a lo cual fue posible la romanización de Hispania, no en vano los nombres de Lucio Cornelio Balbo, Legio Vernácula, totalmente constituida por soldados hispanos.
Lucio Decidio Saxa y Ticio pasaron a formar parte del eximio senado romano, siendo todos ellos nacidos en la Hispania,  contando, además, con la ilustre
                Tras la muerte de César (en los idus de marzo del 44 a. C.), los conjurados intentan restaurar la república, muchas ciudades hispanas serían arrastradas a participar directamente en la guerra civil, lo que llevaría a dichas urbes a una posición preponderante cultural y políticamente en los momentos en los que se jugaba el designio de la misma Roma. Así resumía nuestro historiador su relato: Seis siglos nos contemplan junto al sentir de occidente en Hispania, como la que será nuestra lengua y la primera pericia de unidad hispánica;  así como el municipio, el Derecho y la sistemática jurídica, la educación superior….[…] [Sic]
 La legio vernácula: Hispania entre Julio César y Octavio Augusto.Francisco Acuyo                Si importante fue el paso de Julio César por el crecimiento cultural y político de Hispania, no iría a la zaga el de su sucesor, el emperador Octavio César Augusto. Este párrafo que trascribimos literalmente puede servirnos de singular referencia  para imaginar la situación del carácter e idiosincrasia de nuestro pueblo:
La legión de Julio César, la III macedónica, la V Victrix y la VI Alaudae, la VII hispánica y las Augustas I y II, las más eminentes y aventajadas tropas del Imperio romano, hicieron falta para, durante una guerra de veinte años, el doble de lo que césar necesitó para doblegar a las Galias, hicieron falta para acabar con la resistencia del resto de la Hispania, siendo precisa la presencia  y la dirección del “imperator” en territorio hispano (en Tarraco). Una vez que fue posible la pacificación de Augusto, la Hispania entra en plena comunicación con el imperio romano, lo cual entre, otras albricias, abocaría a los periodos de los grandes emperadores hispanos. [Sic]
                Tras estos párrafos vinieron otros de no menos consideración y dignidad histórica, los cuales dejaremos para próxima entrada.


Francisco Acuyo







[1] Imitación de mármol recortado conformando diversas figuras.
[2] Teruel.
[3] Velilla del Ebro.
[4] Siglo I d. C. en Bilbilis (Calatayud).
[5] Marcial: Liber despectáculis, epigrama I. Todo esfuerzo cede ante el anfiteatro de César, la fama hablará solamente de esta obra en lugar de todas las demás.
[6] Pensaba Julio César en su frustración al contemplar lo poco que había hecho en relación a las conquistas de Alejandro con la misma edad.
[7] Lérida, año 49 antes de Cristo.
[8] La actual Montilla.



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