domingo, 3 de diciembre de 2017

LA MISOGINIA COMO CONSTRUCCIÓN IDEOLÓGICA: LA (SUPUESTA) TRIPLE INFERIORIDAD DE LA MUJER (II)

Para la sección, Microensayos, del blog Ancile, traemos una nueva entrada del profesor y filósofo Tomás Moreno, quien prosigue con su interesantísima reflexión sobre la misoginia, esta vez bajo el título: La misoginia como construcción ideológica: la triple inferioridad de la mujer.

La misoginia como construcción ideológica: la triple inferioridad de la mujer. Tomás Moreno




LA MISOGINIA COMO CONSTRUCCIÓN IDEOLÓGICA: 

LA (SUPUESTA) TRIPLE INFERIORIDAD DE LA MUJER (II)



La misoginia como construcción ideológica: la triple inferioridad de la mujer. Tomás Moreno



0. 2. La ideología misógina y sexista del patriarcado
Limitándonos exclusivamente a nuestra tradición, la que hunde sus raíces en Atenas, Jerusalén y Roma, podemos constatar cómo el discurso ideológico-filosófico occidental -que desde hace más de veinticinco siglos ha presidido nuestro imaginario cultural, nuestro lenguaje y nuestro saber y, con ello, nuestras instituciones sociales y nuestras formas jurídicas- ha sido profundamente patriarcal, misógino y sexista. El patriarcado[1] ha operado, en efecto, durante milenios como una organización social generadora de prácticas de dominación masculina con tendencia a perpetuarse y universalizarse en los diferentes ámbitos de la existencia humana, incluido, lógicamente, el correspondiente a las formas de conciencia legitimadoras de esas prácticas, entre ellas la filosofía.
La misoginia como construcción ideológica: la triple inferioridad de la mujer. Tomás Moreno            “La historia de la representación de la mujer, escribe C. Thomasset, está condicionada por una serie de ideas simples y, por ello, imposibles de extirpar de la conciencia colectiva[2]. En efecto, la historia de la representación y conceptualización de la mujer en los distintos sistemas filosóficos occidentales no nos ofrece una gran variedad de argumentos: es, simplemente, la historia de una exclusión, de la exclusión a la otredad de un determinado grupo humano (las mujeres), por el simple hecho de manifestarse como diferente, o por presentar algún rasgo diferencial o percibido como desigual, respecto del varón dominante, de lo que se ha inferido, falazmente, una supuesta inferioridad natural. Es la historia de la efectiva dominación masculina de la mujer, que afirma, gratuitamente, la superioridad del varón. En este sentido las estrategias y justificaciones utilizadas por la razón patriarcal han sido similares a las utilizadas, en otros casos, para sancionar la superioridad de unas razas o etnias sobre otras, como más adelante examinaremos.
            Los principales temas y tópicos sexistas y ginefóbicos, utilizados por determinados filósofos contra las mujeres -que aluden a su inferioridad fisiológica o biológica, a su inferioridad mental e intelectual, a su inferioridad y perversidad moral e incluso a su déficit ontológico- ya aparecen en las ideologías filosóficas más célebres de la Antigüedad y de la Edad Media. Y sobreviven, más o menos enmascarados, en el pensamiento de la Edad Moderna, en los misóginos románticos y en otros conspicuos representantes del pensamiento positivista, socialista o psicoanalítico hasta reaparecer, finalmente, en la filosofía contemporánea[3]. Muchas de las ideas de los pensadores más venerados por la tradición cultural occidental se encuentran, pues, lastradas y manchadas de estos prejuicios
La misoginia como construcción ideológica: la triple inferioridad de la mujer. Tomás Moreno
contra las mujeres y contra los otros en general (esclavos, bárbaros, heterodoxos, homosexuales, judíos).
            Dos conocidos ensayos sobre esta exclusión a la otredad - Racismo y Occidente de Christian Delacampagne[4] y El zoo de los filósofos de Armelle Le Bras-Chopard[5] - dan buena cuenta de ello. En efecto, en el primero de ellos se trata de demostrar cómo la existencia de discursos filosóficossexistas -defensores de la dominación masculina y de la idea de la inferioridad natural de la mujer- no puede ser separada, en el seno de nuestra cultura, de la existencia de otros “discursos racistas”. Entre “racismo” y “sexismo”, considera su autor, habría intersecciones, temas comunes, relaciones subyacentes, convergencias. Trata, en consecuencia, de denunciar y poner de relieve esas convergencias, mostrando “la imbricación de fantasmas racistas y de fantasmas sexistas en el inconsciente occidental, no con la intención de trazar su historia completa sino simplemente con la finalidad de poner de manifiesto algunos puntos de tangencia[6].
            En este sentido, señala cómo la feminidad se ha presentado en la cultura occidental, desde los cimientos mismos del discurso filosófico, como otredad o alteridad, compartiendo esta categorización peyorativa con otros grupos discriminados (el salvaje, el indio, el judío, el agote, el bárbaro o el esclavo, etc.). Esa segregación y exclusión de “especies” enteras de población, comportaba la activación por parte de la racionalidad patriarcal  de una serie de estrategias y de métodos de demonización,  deshumanización, de exclusión de la humanidad de las víctimas (elegidas por su diferencia): elegir un rasgo diferencial, una carencia, un déficit accidental, accesorio (el color de la piel, el idioma, su no-masculinidad, sus creencias religiosas, sus instituciones sociales y costumbres, o sus orientaciones sexuales) e interpretarlo como esencial, para legitimar así la supremacía de una raza sobre otras, de un pueblo sobre otros, del hombre sobre la mujer etc.      (Cont.)



TOMÁS MORENO



La misoginia como construcción ideológica: la triple inferioridad de la mujer. Tomás Moreno




1 Véase Gerda Lerner, La creación del patriarcado, Crítica, Barcelona 1990; también la obra de Carole Pateman  El contrato sexual, Anthropos, Barcelona 1995.
[2]  C. Thomasset, en Historia de las mujeres en Occidente, dirigida por Georges Duby y Michelle Perrot, Taurus, Madrid 2000, t. II.
[3] Cf. Alicia H. Puleo (coordinadora), La filosofía contemporánea desde una perspectiva no androcéntrica, MEC, Madrid 1993; Amelia Valcárcel, Sexo  y filosofía. Sobre “mujer” y “poder”, Anthropos, Barcelona 1991; Alicia H. Puleo, “Mujer, Sexualidad y Mal en la filosofía contemporánea”,  en Daimon. Revista de Filosofía de la Universidad de Murcia, nº 14, enero-julio, 1997, pp. 167-172. 
[4] Christian Delacampagne, Racismo y Occidente, Argos Vergara, Barcelona, 1983.
[5] Armelle Le Bras-Chopard, El zoo de los filósofos. De la Bestialización a la Exclusión, Taurus, Madrid, 2002.
[6] Christian Delacampagne, Racismo y occidente, op. cit., pp. 196-197.

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