Para la sección de Ciencia del blog Ancile, y siguiendo la estela de las inmediatas entradas anteriores, traemos el post que lleva por título: La IA, entre el rol y el mito culturales.
LA IA, ENTRE EL ROL Y EL MITO CULTURALES
No creo exagerar su digo que el factor integrador, holístico observado en
el universo de la conciencia es lo suficientemente claro y complejo para que un algoritmo pueda
mecánicamente construirlo, por muy potente que sea, por lo que en realidad la
IA juega un rol más cultural que técnico, el cual no hace sino sustentar el mito de
la IA.[1]
Parece que el uso, tan humano por otra parte de la metáfora biológica, para
hablar de supercomputadoras muy bien puede llevar a equívocos reduccionistas
que pueden avocar, sino lo ha hecho ya, a una cultura tecnológica que divaga
muchas veces en un ámbito que roza lo absurdo, lo burlesco, lo irrisorio, lo
estrafalario y carnavalesco, que ya se puede reconocer invocado por la propia IA
a través de los muchos memes de los que hoy podemos disfrutar o sufrir, según
sea el caso. ¿Qué mejor caldo, más propicio de cultivo para alimentar una nueva
literatura del absurdo que esta contradictoria situación en donde la razón, la
lógica, los principios básicos de la ciencia que constituyen los fundamentos
de la IA, entran en franca colisión con la realidad ambigua de la existencia de
aquellas entidades que tienen conciencia del placer y del sufrimiento que
supone estar vivos? ¿Debemos replantearnos al albur de estas nuevas tecnologías
qué es la vida? ¿Qué es la conciencia?
El socarrón del absurdo no podrá menos que poner en duda que
las mentes sean como las computadoras digitales, meros sustentadores físicos de símbolos
puestos en grado de igualdad. Sobre todo, si entendemos que esta lógica se ampara
en Frege, Russell y Whitehead, sin al olvidar a Descartes, para
quien la comprensión del mundo no era más que un juego de entendimiento y
manipulación de representaciones apropiadas, y que su razón imperante debería
dar un sentido no sólo al mundo, también a la vida. Que la razón es una mera
adición de parcelas, o lo que es lo mismo, no es otra cosa que cálculo (Hobbes) necesita, porque es inevitable, una respuesta cualitativa que tendría que ir acompañada de una
profunda ironía.
La afirmación wittgensteniana de que el mundo era la
totalidad de los hechos atómicos lógicamente independientes, recogida por
algunos teóricos de la IA, donde la lógica y el parámetro estrictamente racional
fundamenta la realidad, curiosamente, habrá de encontrar respuesta en la
pulsión, en la emoción, en la angustia de no encontrar sentido a la vida misma,
por lo que será, paradójicamente, la singular lógica del absurdo la que acabará por
imponer sus sarcásticos juicios ante esta realidad individual y sociológica
[1] Paper,
S.: en Graubard S. R. editor, El nuevo debate sobre la inteligencia
artificial, Gedisa editorial, Gedisa editorial, Barcelona, 1999, pág. 23.



















