Era totalmente inevitable traer a este humilde blog al ínclito poeta, del amor por antonomasia, Garcilaso de la Vega, a esta sección de Ancile. Queden pues sus versos inmortales aquí grabados con su ígneo arrebato de pasión sincera y elevada para quienes tengan a bien acudir a la imprescindible llamada del amor y la poesía.
¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas,
dulces y alegres, cuando Dios quería!
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas.
¿Quién me dijera, cuando en las pasadas
horas en tanto bien por vos me vía,
que me habíades de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?
Pues en un hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me distes,
llevadme junto el mal que me dejastes.
Si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes, porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
SONETO
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
coged de vuestra alegre primavera,
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la risa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.
SONETO
Oh hado ejecutivo en mis dolores,
cómo sentí tus leyes rigurosas!
Cortaste el árbol con manos dañosas,
y esparciste, por tierra fruta y flores.
En poco espacio yacen mis amores
y toda la esperanza de mis cosas,
tornadas en cenizas desdeñosas,
y sordas a mis quejas y clamores.
Las lágrimas que en esta sepultura
se vierten hoy en día y se vertieron
recibe, aunque sin fruto allá te sean,
hasta que aquella eterna noche oscura
me cierre aquestos ojos que te vieron,
dejándome con otros que te vean.
VILLANCICO
Nadie puede ser dichoso,
señora, ni desdichado,
sino que os haya mirado.
Porque la gloria de veros
en ese punto se quita
que se piensa mereceros.
Así que, sin conoceros,
nadie puede ser dichoso,
señora, ni desdichado,
sino que os haya mirado.
SONETO
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escrebistes, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.
Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.
Qué belleza!... esto es disfrutar de las Ligas mayores! Felicidades, amigo y que tu blog siga creciendo y cumpliendo tan importante misión en el caleidoscopio cultural y artístico del mundo hispano.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno.
Jeniffer