Para la sección Poema semanal, del blog Ancile, ofrecemos la composición última del libro de mismo nombre no incluida en la primera edición de Ancile ,1991 y que se titula Coda a la flor de oro.
CODA A LA FLOR DE ORO
VAYAMOS
a escandir sobre la luz del alma los conceptos; escuchemos meditar de la música
el matiz, si en el silencio inquiere su cadencia.
Cada flor cortada de su ramo extravagante conculca la selecta
ley de lo jamás contado, de lo nunca visto, si alguna vez nombrado con el vuelo
de su música o luz indescifrable.
La inspiración de su alado vuelo vierte sobre el tiempo una
divina lengua que en quietud ecuánime, con leve movimiento, casi siempre en sus
brazos se profana.
Será su luz eléctrico color que sobre el rayo azul en la
tormenta (al sueño de la vida sobre la oscura noche) zigzaguea para ser, entre
sombras, la verdad amada por la luz.
Si verdad es belleza, si belleza es verdad, en la palabra será
el aliento inmortal que enaltece en las esferas; el cósmico conjuro sobre el
alma que, apenas evocado,
fulgurante
desborde en su potencia y, al humilde dominio de estas manos, pinte acaso la
sombra de su eterna crispatura luminosa que quiere hablar anónima y a solas con su forma
predilecta.
Francisco Acuyo, Ancile 1991
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