Siguiendo con la temática referida a la conciencia, traemos una nueva entrada para la sección, Ciencia, del blog Ancile, que lleva por título: Consecuencias filosóficas del concepto físico -cuántico- de la conciencia.
CONSECUENCIAS FILOSÓFICAS DEL CONCEPTO
FÍSICO -CUÁNTICO- DE LA CONCIENCIA
Las consecuencias filosóficas
extraíbles de la conciencia como factor determinante de la realidad y
estructura del mundo, no son precisamente baladíes y vienen a afectar inevitablemente nada
menos que a la cuestión del libre albedrío. En cualquier caso, la neurociencia
niega esta libre capacidad de decisión, acaso porque mantiene su prejuicio
anclado férreamente al principio copernicano, aferrado a su vez a un claro
determinismo.[1] Pero la
cuestión básica es que el principio de la indeterminación –incertidumbre-
cuántica inevitablemente abre mucho más que una posibilidad del libre albedrío,
amén de que la indeterminación y el mundo de los hechos que se observan en el
dominio de las teorías del caos parecen
excluir una realidad inevitablemente determinista. Si añadimos que la
matemática que funda y configura la física son incompletas, y reconoce que hay proposiciones verdaderas (e indecibles) a partir de los axiomas de la
aritmética (2).
La
ya proverbial frontera construida entre lo sensible y aquello que pueda ser
inteligible de manera abstracta ha concurrido en las diversas dualidades
generadoras de muy diversas controversias (mente- cuerpo, lo múltiple y la
unicidad, sujeto- objeto…), abogándose, por mor de dar mayor crédito a lo que
esté más allá de lo meramente perceptible y, por tanto, sujeto a criterios
subjetivos que al conocimiento lógico matemático, incluso habida cuenta del
reconocimiento de los límites de este (véase el teorema de la incompletitud de
Gödel, brevemente referido en el anterior párrafo), que llevaría, no obstante, a
una controversia en el mismo seno de las matemáticas; todo lo cual no deja de
resultar asombroso, porque en realidad lo que encubría en muchos casos era una
verdadera alergia por cualquier concepción de conciencia subjetiva en la
configuración de la realidad, como si la matemática (no sólo la aplicada,
también la más pura de sus intuiciones) no perteneciese al ámbito de la
conciencia, con todas la consecuencias (en numerosos momentos nada saludables),
de la omisión de cualquier referencia a la trascendencia, sea cual fuere la
índole (divina o profana) de esta.
El
acervo intelectual y científico de Newton y Darwin daban cuenta de la
conciencia como algo, sino deletéreo, sí, como poco o nada fiable, y supuestamente totalmente
prescindible para la explicación del mundo. Con algunas gloriosas excepciones
(Berkeley, decíamos, también Hume o Williams James, entre otros ), la
indubitable realidad de las leyes físicas –universales- eran del todo
suficientes para explicar la estructura, naturaleza y configuración del
universo. Veremos en las siguientes entradas que la importancia de la conciencia será tenida como imprescindible para el entendimiento de la estructura de la realidad.
Francisco Acuyo
[1] En
experimentos llevados a cabo por escáneres deducen que las decisiones se toman
antes de que la persona supuestamente tome conciencia de lo que hace, cuestión
que lleva a otra en relación a lo que entendemos `por conciencia y si incluye
el ámbito de lo inconsciente en el territorio de aquella.
2 Véase el principio de incompletitud de Kurt Gödel.
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