viernes, 17 de abril de 2020

ÉTICA Y ESTÉTICA DE LA TRAGEDIA EXISTENCIAL

En este nuevo post para la sección Pensamiento, del blog Ancile, traemos nuevas reflexiones al albur de la cuarenta por el Covid 19, y todo bajo el título: Ética y estética de la tragedia existencial.



ÉTICA Y ESTÉTICA
DE LA TRAGEDIA EXISTENCIAL



Ética y estética de la tragedia existencial. Francisco Acuyo





QUE el trágico devenir existencial está siempre en duro enfrentamiento y franca controversia con la indignación ética del moralista, es un hecho antropológicamente incuestionable. La severidad y la inclemencia de nuestro tránsito existencial, frente a la incomprensión ética de lo que acontece en nuestras vidas, acaso no sea sino una palmaria muestra de nuestras limitaciones intelectuales, pero también como señal de una energía inabarcable a nuestros sentidos que muy bien puede permanecer inalterable y fuera de cualquier sufrimiento.

            Esta catástrofe mundial[1] muy bien puede entenderse como muestra durísima de esa confrontación entre la realidad cruda del devenir existencial y lo que pensamos que no debiera suceder. Al margen de las responsabilidades humanas,[2] queda expuesta una de las muchas maneras en las que el ser humano entra en una nueva aventura de vida. Aventura cruel en muchos casos que no hace sino poner en evidencia la insospechada aparición de trágicas circunstancias que causan un dolor infinito y que, no obstante, nos enfrentan también a la relación de fuerzas, potestades y potencias que no acabamos de entender en nuestras vidas.

Ética y estética de la tragedia existencial. Francisco Acuyo

            Cuando torpemente afrontamos estas terribles circunstancias debemos ser conscientes que esos fracasos llevados a término por errores nuestros, pueden abrir nuevas vías de designio que debemos considerar. Señales oscuras, sin duda, pero precisas de atender. El carácter oculto, mítico de las catástrofes se hace evidente en el terror que produce individual y colectivamente y que va más allá de la realidad misma de la hecatombe. Se arraiga en lo más profundo de nuestras conciencias (en lo más hondo inconsciente) y nos llama a la heroicidad individual y colectiva y nos lleva al ámbito de lo nunca hollado y conocido.

            ¿Podemos entender, o mejor, interpretar estos nefastos acontecimientos como una señal o llamamiento hacia un nuevo orden de interpretación del mundo y del tráfago existencial? ¿Negaremos, como tantas otras veces hemos hecho, esta llamada por volver a la convención y los intereses anteriores a ella? ¿Sabremos aprovechar este abrupto y feroz despertar para abandonar el hechizo del sueño de la búsqueda de la felicidad permanente en este mundo?

            Quien estime que, a pesar de los principios inevitables y verdaderos de la realidad del dolor, se ofrecen los instrumentos más inesperados para acceder a la realidad no menos incuestionable de la belleza, podrá constar que es posible la revelación de la ley genuina que propicia la liberación de sufrimiento y de la ilusión de realidad que nos lleva a permanecer en el mismo. Es el momento de la introversión, de la inmersión para una auténtica autoconciencia y dominio para llenar el vacío interior que todos contenemos, y que se mantiene en una inquietante espera dentro de nosotros en forma de una insatisfacción permanente y agobiante.

            Cuando momentos de crudo dramatismo invade la vida de los hombres, no es raro que aparezca la necesidad de la asistencia taumatúrgica, divina, sobrenatural como figura benigna del destino, acaso así, en la desesperación y la angustia no estará, al menos, nada mal, reconocer esta apremiante necesidad, y entenderla y atenderla en su dimensión más profunda que, desde luego, se sitúa muy lejos de cualquier fantasía protectora consciente (o inconsciente), pues nos habla de aquella visión del Cusano, donde aparece como la puerta por la que se accede al más alto espíritu de la razón que impide la entrada hasta que ha sido dominado. [3]



Francisco Acuyo



[1] Nos referimos a la que afecta a la humanidad en estos momentos a través del coronavirus Covid 19.
[2] Gubernamentales en muchos casos.
[3] De Cusa, N.: De visione Dei.



Ética y estética de la tragedia existencial. Francisco Acuyo

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