martes, 16 de noviembre de 2021

LA SEMIOSIS DE LA INTERPRETACIÓN CUÁNTICA: LA INCERTIDUMBRE CUÁNTICA Y LA AMBIGÜEDAD POÉTICA

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos una nueva entrada que abundará en la cuestión de la realidad como percepción y, ahora, también, como semiosis del mundo, y todo esto bajo el título: La semiosis de la interpretación cuántica: La incertidumbre cuántica y la ambigüedad poética. 



LA SEMIOSIS DE LA INTERPRETACIÓN CUÁNTICA:

LA INCERTIDUMBRE CUÁNTICA 

Y LA AMBIGÜEDAD POÉTICA

 

 

La incertidumbre cuántica y la ambigüedad poética.  Francisco Acuyo


CUANDO Steven Weinberg decía que era un error exigir de manera demasiado estricta que las nuevas teorías físicas se ajustasen a nuestros prejuicios filosóficos, coloca en franca constatación que los complejos procesos de interpretación de la teoría cuántica ponían en evidencia que la comunicación entre la realidad (fenoménica ) y los procesos interpretativos (incluso los más inusuales, como es el caso) exigían de una semiótica particular, pero sobre todo manifiestan una comunicación entre la naturaleza y los procesos de la conciencia, y que estos pueden y deben estudiarse desde una óptica que atañe al mundo fascinante de los signos

                La función de onda(1) que sustituye a los procesos clásicos de entendimiento e interpretación de las partículas, estrictamente ubicados y valorados, nos habla de un lenguaje cuyos signos son números (complejos, para mayor acercamiento) que nos ofrecen las posibles configuraciones del sistema en cuestión a describir o supuesto objeto real, y cuya interpretación necesita no tanto de una certeza, sino de una probabilidad mediante la que los objetos en cuestión estén o puedan situarse en uno o en otro  lugares del espacio.

La incertidumbre cuántica y la ambigüedad poética.  Francisco Acuyo
                Una interesante analogía del mundo cuántico ofrecida por el propio Weinberg sería respeto a la música: así emparentaba la onda sonora reconocida y estudiada por la física clásica y objetivada su posición en un punto determinado del aire, y la onda cuántica que, a diferencia de la sonora, no es posible asignarle una ubicación concreta sino es de manera probabilística; de esta manera, y acaso sin proponérselo, pone sobre el tablero de la realidad una forma singular de interpretación –semiótica- para afrontar o mejor comunicar los significados  que exige dicha comunicado para ser ofrecido de manera coherente a los potenciales hermeneutas del mismo, y así ofrecer congruentemente dicho significado o significados que comporta(n). 

                En el ámbito de la física el problema sobreviene por la problemática que supone la medición y estrecha relación con la incertidumbre. Sin embargo, para los que estamos acostumbrados a tratar con la incertidumbre como una norma básica de aproximación y entendimiento en el ámbito del lenguaje, y sobre todo en el dominio interpretativo del lenguaje poético, esto no nos resulta en modo alguno tan incómodo y desconcertante. Se reconoce que los grados interpretativos del signo lingüístico (vimos también del matemático)(2) y sobre todo del signo poético,  se enriquecen en ese grado de ambigüedad que acaso propicia ser mucho más creativos: abre la amplia panoplia de posibilidades reales de este o aquél designio poemático manifiestos en variantes tales como el tipo de verso, ritmo, cadencia, maneras sintácticas del mismo así como la influencia de todos ellos en su capacidad expresiva y semántica.

             El acto de medición  en física cuántica parece transferir (colapsar) las diferentes probabilidades en una posición concreta que hace real ese momento y lugar determinados, también como la hace la música: el acorde centrado o realizado toma cuerpo musical en una de las notas de las que son posibles, por lo que la apercibimos (o la escuchamos) por sí sola. Así las cosas, las probabilidades que generan la incertidumbre (decíamos en física y en la música, también en la poesía) nos hablan de la realización de una de esas probabilidades y en virtud de la interacción con el entorno (observador, conciencia…) que hacen del caos de posibilidades impredecibles, algo coherente, apreciable, así: un verso, un acorde musical, una posición de una partícula…..

          Nos parece que el origen de las probabilidades de la mecánica cuántica tiene pues, una singular analogía con los fenómenos que precisan de una hermeneusis semiótica, ya que sus signos, sean números, palabras, acordes, notas musicales... acaban por sustituir a los procesos clásicos y deterministas de entendimiento e interpretación. Se verá que esto llevó a dos maneras de interpretar en física cuántica el origen de las probabilidades, estableciéndose (como ya adelantábamos en anteriores entradas) una óptica realista y otra instrumentalista(3) que, también pueden ser emparentadas con la visión semiótica del mundo.

                De todo ello y de algunas cosas más daremos cuenta el próxima entrada del blog Ancile.




Francisco Acuyo

                .



               (1) De modo muy elemental recordamos que la función de onda es una manera de representación (matemática en forma de función compleja) del estado físico de las partículas, donde se establecen coordenadas espaciales virtuales de las partículas.
                    (2) Véanse las entradas sobre matemáticas y poesía de este blog.
                    (3) Veremos que, ambas, se encuentran en una convivencia nada pacífica.


La incertidumbre cuántica y la ambigüedad poética.  Francisco Acuyo


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