LUNA DE ABRIL, UN LIBRO DE DUELO Y LITERATURA
Se trata de breves testimonios, textos en prosa y poemas, que cada uno de los autores ha dedicado a su familiar fallecido, a modo de terapia creativa y curativa y, a la vez, como sentido y hondo homenaje a los ausentes.
Asimismo, el periodista Juan Vellido, coautor de estos textos, dedica parte de su prosa y poética a cada uno de los familiares homenajeados en este volumen.
El libro, de 52 páginas a todo color, se completa con fotografías de las personas a las que se rinde homenaje, y se acompaña de una dedicatoria firmada por los siete autores, así como de un prólogo de la psicóloga Cristina Morales del Castillo, del “Teléfono de la Esperanza” de Granada.
Publicado en edición no venal por el sello granadino Editorial Tleo, con diseño de cubierta y maqueta a cargo de TADIGRA, e impreso en los talleres de “La Madraza”, este volumen debe su título, según explican los autores, al carácter etimológicamente “luminoso” de la luna, como metáfora del renacimiento constante de la noche y el día, de lo que se queda y de lo que se transforma; y abril como alegoría del tiempo en que la tierra deja brotar las plantas, la flores y la vida; una parábola, pues, de superación del duelo, de vuelta a la vida tras la pérdida.
De izquierda a derecha: José María Medina, Juan Vellido, Cristina Morales (psicóloga), Bárbara Lázaro, Rosa Martínez, Esther Nievas, Lourdes Villegas y Paola Rueda, autoras del libro. |
De izquierda a derecha los autores del libro:: Rosa Martínez, Paola Rueda, Esther Nievas, Bárbara Lázaro, Cristina Morales (psicóloga),Lourdes Villegas José María Medina y Juan Vellido. |
Duelo y
homenaje
Los autores señalan en la dedicatoria:
“Este libro ha sido escrito por y para nuestros familiares ya ausentes. Para nuestros familiares fallecidos, pero no desaparecidos ni lejanos ni ajenos a nuestra existencia o a nuestros anhelos de cada día. Va por ellos esta memoria y estas palabras y estas lágrimas. Y este llanto inagotable que nos surge de sabernos vivos, a pesar de que se nos ha ido acaso lo más importante de nuestras vidas. Va por ellos el silencio obligado, cuando nuestra voz tiembla y hemos de callar hasta que se nos deshaga el nudo que nos oprime. Va por ellos, por lo que nos hicieron sentir y percibir, por hacernos partícipes de su mundo, de su ideario, de sus emociones y de la certeza de vivir en plenitud. Va por ellos, porque nos hicieron ver los misterios de la vida y de la muerte. Va por ellos, porque por ellos nos hemos conocido, por ellos rubricamos esta dedicatoria y por ellos firmamos estas epístolas y estos versos y estas palabras entregadas y vencidas". Luna de abril" surge, pues, a partir de la experiencia ejercitada durante doce semanas en un grupo de duelo del "Teléfono de la esperanza". Y en la certeza, -aseguran los autores de este libro- de que la escritura, dirigida o canalizada hacia las personas fallecidas, puede actuar como elemento curativo o, al menos, paliativo del sufrimiento que el duelo acarrea a quienes lo padecen".
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