Como es del todo ostensible, mi interés por el fenómeno sinestésico no decrece, más bien al contrario, cada vez que más atención se le presta, más fascinación produce, por eso, este nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, ocupa este espacio, bajo el título: La singularidad organicidad (analógica y relacional) de la sinestesia.
LA SINGULAR
ORGANICIDAD
(ANALÓGICA Y
RELACIONAL) DE LA SINESTESIA
Si bien las hipótesis puestas en
boga por la mecánica cuántica, contradicen las intuiciones científicas que no
aceptan la existencia del mundo físico como resultado de nuestras propias
mentes, el fenómeno sinestésico parece advertirnos de lo contrario. Podemos
deducir de su fenomenología que, en realidad, las cantidades físicas absolutas
no existen como tales, aunque todo ello nos lleve a participar de un mundo
nuevo de incertidumbres sobre la misma estructura de la realidad.
Si
la percepción sinestésica nos advierte que la información que aporta una
sensación de estas características es relativa, debemos plantearnos ¿a qué es
relativa?: de un color a un sonido, de un sabor a una sensación táctil…. Si
la propia sinestesia evidencia que no hay absolutos para cuantificar la intensidad
de una percepción y su fusión o derivación a otra, nos deriva a la necesaria
consideración de que las cantidades de dichas cualidades (cualias) no son
reducibles a cantidades absolutas físicas, de donde cabe una deducción cuando
menos asombrosa: el conocimiento de la realidad del mundo no puede comenzar en lo que
entendemos ordinariamente por materia, sino que deviene de nuestras propias
percepciones.
En
virtud de lo inferido, no nos queda más que volver a interrogarnos sobre qué es
la realidad y cuál su estructura. Lo que ciertamente me estimula en mis
indagaciones sobre el fenómeno sinestésico en su amplio campo de
manifestaciones (artísticas, sobre todo), de que las magnitudes de las que nos
preciamos de ser conscientes no pueden ser sino relativas para el observador. ¿Supone
esto que necesariamente vivimos en un ámbito físico ilusorio? Para el
sinésteta, en cierto modo, es así. Pero lo más interesante es que para el artista
sinésteta no hay ningún problema o contradicción, porque acepta el mundo como
algo no es describible cuantitativa y absolutamente.
Para
el científico esto plantea, sin embargo, una problemática, al menos en la
convención de su metodología, porque sería aceptar que la cualidad física no
será más que una representación cognitiva. El mundo como representación, que
una vez describió el gran Arthur Schopenhauer, viene a ser una referencia muy
interesante. La voluntad del sinésteta será la que haga realidad esta relación, transposición de lo que convencional y absolutamente percibimos. Serán, en fin,
estados (enigmáticos) mentales los que producen la realidad del fenómeno
sinéstesico que, no puede separarse de una conciencia que no acabamos de
entender en el mismo ámbito científico. El proverbial problema difícil de la
conciencia, toma una perspectiva muy singular desde la óptica del sinésteta.
Pero,
¿qué tiene de real la sinestesia en el mundo de la objetividad convencional,
materialista, positiva de la realidad? ¿Encierra algo digno de considerar para
el mejor entendimiento de lo que entendemos por realidad y conciencia del
mundo?
Intentaremos
dar alguna noción al respecto en próximas entregas del blog Ancile.
Francisco Acuyo
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