Ofrecemos en dos entradas las reflexiones y consideraciones varias que se expusieron en la presentación del corto Abaddona en la sede ESCO (Escuela Superior de Comunicación), en Granada, por parte de los presentadores del acto, a la sazón Liberato A. Pérez Marín, Director de Estudios de Empresa en ESCO, deliberando sobre el romanticismo y sus contradicciones y paradojas, y Francisco Acuyo, poeta y editor, sobre las interacciones de la literatura (la poesía) y el cine. Aquí y al final de la entrada aportamos enlace de la noticia en Granada digital.
ALGUNAS BREVES CONSIDERACIONES
SOBRE EL ROMANTICISMO
Liberato A. López Marín, Azahara Vigueras, Fermín Rodríguez, Óscar Framil, Jorge Acuyo y Francisco Acuyo, abajo |
Siempre
ocurre que, cuando explico a mis alumnos y alumnas, en el transcurso de una de
mis asignaturas, que el Romanticismo no se limita a una rosa sobre una almohada
tras una noche con destellos de pasión, alguna cara se arruga con antojos
caprichosos. Molesta porque los tópicos nunca deberían de romperse.
O
sí.
“El
romanticismo es algo más, va más allá”, les cuento, “es vida y muerte, destino
y libre albedrío, es libertad ante la tiranía y esclavitud ante el amor. Es el
terror gótico ante lo desconocido que se esconde tras las brumas de la noche o
del alma. El romanticismo, en definitiva, es contradicción, como lo es el mismo Hombre
con mayúsculas.
Es
el instante de las caras que descubren nuevos tintes que añadir al adjetivo romántico. El de las mentes que deslizan
preguntas que viven entre la filosofía y el arte, la poesía y la historia en
una suerte de matemática casi mística.
Alguien
se atreve a tomar la palabra y concluye: “Profesor, entonces aun nos
encontramos bajo la influencia del Romanticismo”. A lo que el aquí firmante
añade: “somos hijos de él”.
El
Romanticismo tiene héroes que sufren la vida, que se enfrentan al destino con
la altanería vital del rebelde. ¿Miedo? Por supuesto, ¿al destino? Está claro,
pero la heroína romántica, rodeada de circunstancias adversas e incitada por un
halo fantasmal, siempre presente, que la rodea, toma una decisión que tiene
visos de falsa libertad.
El
destino, cerrado, determinista, encarnado en la cara de un joven hierático que siempre
acompaña a la protagonista, ya ha
marcado su rumbo.
¿Dónde
se encuentra la verdadera Libertad? ¿Dónde el libre albedrío?
Rota
la división entre la realidad y la ficción, como si se tratase de un nuevo mito
de la caverna, no somos conscientes de la presencia que nos induce, como marionetas
de la Divinidad, a tomar un camino. ¿El camino? ¿Acaso no tenemos otro? ¿Acaso
no podemos variarlo?
Todo
se encuentra adherido a un fuerte existencialismo, casi derrotismo vital, que
viene a robarnos el pequeño halo de esperanza que se cuela por las rendijas de
la vida, y no existe más que un culpable:
Abaddona, un ángel exterminador que
se culpabiliza, en un acto de autoagresión, de todo lo que desembocó en la
rebelión contra Dios.
El
ángel caído, se niega a entrar en los Infiernos y vaga, como adolescente de
rostro cándido, entre nosotros, vaciando sueños de suicidio entre los jóvenes
que comprenden la muerte como el máximo acto de rebeldía romántica ante un
mundo prosaico y vulgar que no los comprende.
“No
hay nada más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio.
Juzgar que la vida vale o no vale la pena ser vivida es responder a la pregunta
fundamental de la filosofía.” Dice Albert Camus en su libro El mito de Sísifo.
Pero
tal vez olvida Camus que si Larra, Ganivet, Wolf, Pavese, Sylvia Plath, Dido,
Ofelia, Ana Karenina, Madame Butterfly o aquel Andrés Hurtado del barojiano El
Árbol de la Vida, han decidido poner el punto y final a sus vidas, es solo
porque Abaddona, el exterminador, se encontraba cerca de ellos, susurrándoles
al oído.
Tan
cerca como lo puede estar de mí o de vosotros que os encontráis sentados en
este Aula Magna de ESCO, deseando que termine mi intervención para ver el
cortometraje de Óscar, Jorge, José Antonio, Germano, Marta, Daniel, Salva,
Cristina, Álvaro, Fermín, Daria.
Tal
vez solo necesitamos girar la cabeza para encontrarlo ahí, mirándonos, callado
como la misma muerte.
Muchas
gracias.
Liberato Antonio Pérez Marín
Excelente exposicion del Profesor y Director Liberato Antonio Pérez Marín acerca del magnífico cortometraje que han realizado estos talentosos artistas. Felicidades!
ResponderEliminarCordiales saludos desde Miami.
Jeniffer Moore
Muchas gracias, Jeniffer. Es un placer ayudar a jóvenes artistas. Un saludo cordial desde Granada.
ResponderEliminarLiberato A.