DUODÉCIMO DÍA
ÁNGELES
(Alemanda)
A la memoria de mi padre,
en esta cuarentena.
ESPEJOS puros se elevan,
semejantes a
los ángeles
en el cielo de
la noche.
Constelaciones
de imágenes
suspendidas entre sombras.
De las cosas
materiales
separadas,
pura luz
no tocada,
vigilante.
Criaturas que más allá
pintan del
tiempo un paisaje
que, ni aquí,
ni allí, infinito,
está por sí en
todas partes.
Ángeles que no son ni esto
ni aquello,
que a todo abren
sus alas en
alto vuelo
y en total
quietud, no obstante.
A mí llegaron de noche
los enviados
estelares,
con ellos nada
en mí mismo
soy, y de todo
inseparable.
Sin palabras las palabras
que pronuncio
son instantes
de eternidad
que no dicen,
si del
silencio inefables:
El árbol, la luz, la estrella,
la solitud de
la calle;
un halo en la
ventana
en la
oscuridad brillante;
los miles de corazones
que pulsan las
soledades
del alma
perdidos para
siempre en
oscuros parajes.
Leí en las huellas de su paso
el constelado
mensaje
donde nada
permanece,
que anunció,
entonces, el ángel.
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