Para la sección Juicios, paradojas y apotegmas, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Más allá del ojo, de la palabra, de la mente.
De Vladimir Kush |
MÁS ALLÁ DEL OJO, DE
LA PALABRA,
DE LA MENTE[1]
Si en verdad el entendimiento de
la realidad de lo eterno hace al hombre más compresivo, y la comprensión abre y
amplía la mente, y en no reconocer la eternidad radica todo desorden y todo
mal; hemos de comprender que en aquél alto entendimiento radica la nobleza de
lo elevado que es lo eterno, por lo que no ha de temerse la decadencia del
cuerpo.[2]
Reflexiones
de tal calibre, por cierto, compartidas por lo más granado de las más subidas
culturas, parecen no encontrar cabida en mundo que agoniza para el espíritu. La
gracia del crecimiento interior no tiene sitio en una sociedad enajenada por la
ideología materialista y por el consumo desbordado.
No hay aptitud ni actitud para abrir al instante sin tiempo que excede, en
palabras del Dante, todo humano lenguaje, y donde la memoria se rinde a tanta
grandeza.[3]
Tratan
las ideologías varias y el pensamiento estrictamente positivo de encontrar la
fuente del bienestar y del vida verdadera en el exterior, en la sociedad y en
la materia, cuando en verdad, se encuentra en lo más íntimo y profundo de nosotros
mismos. ¿No será que, el verdadero héroe, lejos del que hace loables y públicas
gestas, no es sino aquel que pugna en
soledad, en silencio, contra todo contra
todos y, sobre todo, contra sí mismo?
Será
muy conveniente intentar al menos algunas reflexiones al respecto; seguiremos
indagando en próximas entregas de estas breves, tímidas, limitadas, pero muy
sinceras reflexiones de esta sección de juicios, paradojas y apotegmas.
Francisco Acuyo
De Vladimir Kush |
[1] Dante
Alighieri: Divina Comedia, Paraíso, XXXIII
[2] Lao Tse:
Tao Te King,
[3] Dante,
A.: opus. cit.
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