La cuestión terminológica no es, o por lo menos no debiera ser, cosa baladí; siguiendo el argumento sobre la IA y la realidad de los sistemas complejos y dinámicos en relación con el ámbito de la computación, exponemos para la sección de Ciencia del blog Ancile, onueva entrada, esta vez bajo el título de: Los procesos trópicos analógicos versus sintaxis computacional.
LOS PROCESOS TRÓPICOS ANALÓGICOS
VERSUS SINTAXIS COMPUTACIONAL
Si bien la información de Shannon es
expuesta en la habitual sintaxis binaria de números enteros (01), debemos
distinguirla de la denominada gödeliana, cuya característica analógica es capaz de la observación de un panorama semántico mucho más rico y complejo, que incluye el propio lenguaje interpersonal con el que
comunicamos emociones, afectos, pensamientos, anhelos, etc…, por lo que se infieren entre ambas manifiestas diferencias que, finalmente, serán desde luego sustanciales.
El
mensaje que genera la comunicación analógica ensalza y da preponderancia al
significado del mismo. El significado en la sintaxis digital (de Shannon)
carece de importancia. De nuevo las diferencias son evidentes. Reconocemos algo
extraordinariamente importante en este punto: el mensaje es reconocido por el
cerebro (la conciencia), cuestión fundamental, porque es este (o aquella) el (la)
que proporciona el significado. Esta distinción que puede parecer paradójica
entre cerebro y conciencia, viene a resolverse porque no todos los científicos
consideran la conciencia como un mero epifenómeno del cerebro. No obstante, en
estos momentos no entraremos en estas consideraciones (de las que sí hablamos
en otros posts al respecto por ser de importancia singular, pero que para los
propósitos de esta entrada no aportan nada nuevo).
Si
algo aprendí del estudio e investigación del fenómeno de la sinestesia, es su
relación directa con el fenómeno de la conciencia*, manifiesta en su manera
analógico comparativa del mundo interno y el exterior, fue que las fronteras de
los mismos sentidos pierden sus límites estrictos convencionales, fundiéndose unos en otros, y donde, incluso las abstracciones más potentes, no pueden eludir ese mecanismo analógico, por que la percepción sensorial puede adquirir presencia sinestésica en esa o aquella
abstracción traída al caso. No es raro encontrar afectas emociones,
pensamientos, intuiciones, de percepciones sensorias de la más variada índole
en estas singulares abstracciones sinestésicas.
El
término ordenador orgánico distribuido (conocido como brainet)[1]
ofrece, en fin, para este modesto intérprete una confusión que va más allá de la mera
cuestión semántico terminológica, siendo esta última muy importante de por sí, también
por las propiedades de un ordenador y la de un sistema complejo analógico
sincrónico, que entran en franca contradicción con lo que, per se, se supone que es un
ordenador o máquina de cómputo.
Nos
parece muy conveniente para quien pretenda defender la tesis de estos supuestos
bioordenadores, atender a la elaboración terminológica adecuada. Las
manifestaciones artísticas, solo como un primer ejemplo, pueden dar cuenta de
abstracciones, emociones, pensamientos, imposibles de englobar con el concepto
de computador, incluso en los considerados como de baja dimensión, como es el
lenguaje, y como ejemplo de alta complejidad podemos situar el discurso poético
y sus singulares desvíos de la norma, no sólo gramatical, sino de la del sentido
común o racionamiento puramente conceptual.
Dicho
esto, planteamos, ante el atrevimiento de estas corrientes neurocientíficas, si
es posible trasladarlo también a una cosmovisión neurocéntrica, donde el órgano
cerebral será el centro de todo lo que existe. Sobre esta cuestión debatiremos
en próximos posts del blog Ancile.
Francisco Acuyo
*Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo. Sinestesia: Pincel del pensamiento, Entorno Gráfico, colección Exagium, Granada, 2023.
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