viernes, 19 de mayo de 2023

EL "NO ALGO" DE LA CONCIENCIA

 Que la teoría y ciencias de la información siempre me resultaron fascinantes no es nada nuevo para quienes ya me conocen, no obstante, el hecho de relacionarlas con ámbitos como el de la conciencia acaso no resulte cosa tan conocida, así las cosas, esta nueva entrada para la sección de Ciencia del blog Ancile, hace referencia expresa bajo el título: El "no algo" de la conciencia.


 EL NO ALGO DE LA CONCIENCIA



El "no algo" de la conciencia. Francisco Acuyo



 EN entradas anteriores ya comentábamos el extraño mundo de la realidad virtual de algunas partículas que, a pesar de su breve existencia, habrían de dejar su impronta en el mundo físico, pues estas son susceptibles de ser detectadas experimentalmente. Así pues, estas partículas, deberían considerarse como algo más que meras abstracciones matemáticas. Se dice, que su residencia es el espacio vacío: una nada, por cierto, muy activa y particular, sin embargo. Ese no algo que excita este raro mundo  (como le han dado por denominar a algunos físicos) es profunda y extrañamente creativo. A esta nada estructurada se la ha equiparado en última instancia como información. En cualquier caso, aun así, se sugieren muchas dudas al respecto de su estructura y funcionamiento: ¿Cómo es posible la interacción que observamos (conciencia-materia) que existe en el universo? Nos parece que tiene mucho que decir aquella cosa extraña de definir y que nosotros denominamos conciencia, y que muchas veces la intentamos definir balbuciendo apenas su significado.

                No obstante de lo anteriormente expuesto, se sigue apoyando por cierto sectores de la neurociencia una interpretación estrictamente neurocéntrica del cosmos. El carácter relacional de cualquier sistema cuántico parece dar alas a esta presunta nueva epistemología del mundo. La correlación entre el sistema observado y el observador así parece acreditarlo. Y si bien buena parte de nuestras abstracciones matemáticas así parecen también demostrarlo, no parecen suficientes para describir, no solo el complejo dominio de la conciencia humana, acaso, tampoco la posibilidad de una conciencia extrahumana, sobre todo al albur de la consideración de que cualquier conciencia es deudora o está sometida a la tiranía de una organicidad neurológica; buena cuenta de esta deficiencia la dan todos los fenómenos embarcados en el navío de los fenómenos aleatorios; al fin y al cabo, el cosmos, solo puede describirse en razón de un universo altamente participativo, en el cual, ese no algo denominado conciencia sería el eje vertebrador de cualquier estructura cuya información pueda ser interpretada, creada o recreada para la conformación de la misma.

El "no algo" de la conciencia. Francisco Acuyo
                Lógicamente, cuando tratamos de definir, calificar, denominar ese no algo de la conciencia, nos referimos a todos aquellos procesos que están tanto dentro como fuera de lo que denominamos como consciente, incluyendo todo lo que se refiere al ámbito inconsciente individual y colectivo. Este último es el que acaso nos conecte de manera impersonal y universal, no solo a los individuos de la misma especie, si dueños de ese no algo de conciencia, sino a todo lo que sea susceptible de contenidos psíquicos.

                Esta reflexión puede llevarnos con toda lógica a intuir al menos una suerte de multiplicidad infinita de conciencias, tantas como partes determinantes y constituyentes de un organismo capaz de generar conciencia. Es este un regreso a un pamsiquismo singular mediante el cual las partes que integran el organismo consciente son más que el mismo organismo, de tal suerte que, cada órgano, cada célula, cada molécula, cada partícula atómica o subatómica participa de esta conciencia universal. Pudiendo quizá dar respuesta a Williams James cuando se interrogaba a este respecto:¿Cómo pueden muchas conciencias ser al mismo tiempo una sola conciencia?

                Esta visión puede resultar bastante incómoda para una epistemología arraigada en el método tradicional de la ciencia, por ser profundamente indeterminista y sujeta a una aleatoriedad creativa inevitable. También es previsible que lleguemos a la conclusión de que la misma naturaleza es consciente e inteligente, óptica que nos remonta al pensamiento presocrático con el apeiron de Anaximandro, o al sistema revolucionario de Giordano Bruno.

                Quizá estemos en el dominio de la entelequia leibziana, donde ese no algo consciente es el principio activo que hace autosuficientes y completas a las sustancias, y desde el cual es imposible distinguir entre soma y psyché, pues son parte la misma realidad. Será cuando intentemos explicar o expresar esta apreciación indistinta cuando, sin embargo, de manera inevitable empleemos la dualidad mente y cuerpo, diferenciadas como cosas distintas.

                Todo esto puede llevarnos a conclusiones sorprendentes si insistimos en su reflexión, pero de ellas hablaremos en la próxima entrada de este blog Ancile.

 

Francisco Acuyo

El "no algo" de la conciencia. Francisco Acuyo


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