viernes, 12 de mayo de 2023

METÁFORA Y REALIDADES ¿INERTES FUERA DEL MUNDO DE NUESTRA MENTE?

 Es el mundo de la conciencia y la información conforman algo en verdad tan fascinante que me resulta difícil no seguir recabando fuentes y estableciendo nuevas reflexiones en su interrelación. Así, traigo un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, abundando en esta temática, ahora bajo el título de: Metáfora y realidades ¿inertes fuera del mundo de nuestra mente?


METÁFORA Y REALIDADES ¿INERTES

FUERA DEL MUNDO DE NUESTRA MENTE?


 

Metáfora y realidades ¿inertes fuera del mundo de nuestra mente? Francisco Acuyo


LOS argumentos de algunos científicos para justificar coherentemente una cosmología neurocéntrica buscan amparo, paradójicamente, en argumentos antropológicos o paideumáticos[1] con los que explicar el funcionamiento y construcción de la realidad del mundo. Así pues, si las culturas están inspiradas formalmente de manera acaso enigmática, el científico ahora recurre al mito, y mediante su protección y salvaguardia, exponer criterios (científicos) justificados mediante actos de ficción.[2]

                El recurso al símbolo que, ancestralmente, mostraba, por ejemplo, la devoción por el cielo constelado, se pone en evidencia por sectores de la neurociencia para establecer una explanación coherente de la realidad, poniendo de relieve la disociación mítica con el fin de poner en el centro de toda suerte de interpretación del mundo al hombre, y este como vía única y primordial de entendimiento del universo. Así se vierte o establece otra manera de superación teológica de la comprensión del mundo.

                La introducción de la escritura y la difusión de esta a través de la imprenta fue de capital importancia para lo que algunos neurocientíficos denominan la sincronización de brainets humanas.[3] Estos cerebros computacionales orgánicos son la causa, según estos neurocientíficos, de la realidad que está ahí fuera. Se busca, además, de nuevo paradójicamente, cobijo en el alberge de la filosofía en sus explicaciones; así las cosas, por ejemplo,  acudiendo en algunos casos al genio de Kant: el espacio y el tiempo son formas a priori de la sensibilidad, y todas y cada una de las leyes que se suponen obedecen en verdad al mundo que está dentro de nosotros, siendo el universo un producto que está  necesariamente envuelto con nuestra mente.

Metáfora y realidades ¿inertes fuera del mundo de nuestra mente? Francisco Acuyo
                Claro está, que aquel origen mental del espacio y del tiempo pasa por su creador indiscutible, el cerebro. Toda creación mental o de conciencia es hija directa y predilecta de aquel portentoso objeto neurológico que, añade la neurociencia, da sentido a los cambios físicos de todo lo que acontece en la naturaleza. Las mismas matemáticas, instrumento capital de reconocimiento de la realidad, son un mero producto cerebral, al margen de la opinión de no pocos matemáticos que piensan lo contrario, los cuales pasan a obtener, con cierto desdén por cierto, el marchamo de platónicos.

                Las matemáticas son, para estas perspepectivas neurocientíficas, simples metáforas conceptuales, proyecciones abstractas de lo inerte tangible. Esta puede ser otra muestra clara de la inexcusable falta de conocimiento de lo que es una metáfora.[4] La analogía queda inexplicada: ¿es la mente cerebral la que contiene y compone el mundo? ¿Con quién se compara el tiempo y el espacio de la realidad en sus aproximaciones trópicas?

                Pero insisto en que no es solo un problema semántico, que lo es, también es una aceptación, quizá inconsciente de una de las más arraigadas convenciones y prejuicios materialista del cientifismo mecanicista más recalcitrante: el reduccionismo positivo. De nuevo tendremos que hacernos la pregunta: ¿Mediante qué proceso algo que no podemos medir, la mente, puede ejercer un efecto en el mundo físico? Añadiendo esta otra: ¿De qué manera interactúa la conciencia en la contribución de lo que sea la realidad?

                Es cierto que con estas preguntas nos situamos en los límites mismos de nuestro conocimiento del mundo. El traspaso de ese límite lleva a muchos al dominio muy en boga de la información. A otros nos lleva al ámbito de la conciencia. A estos últimos nos incita a barajar de manera intuitiva una sospecha: que el mundo de la conciencia no tiene que ser siempre un fenómeno neurológico o biológico, y que debe llevarnos a una reconsideración de los organismos vivientes y, acaso también, de lo que está más allá de ellos en su consideración de inertes.

                En la próxima entrada de este blog trataremos de indagar esta realidad de la conciencia que, bien puede ser aún más, la gran desconocida de la ciencia.

 

Francisco Acuyo



[1] Pedagógicos

[2] Vivimos y modelamos nuestras vidas a través de actos de ficción, decía el mitólogo Joseph Campbell.

[3] Nicolelis, M.: ob. cit. pág247.

[4] Véase, sin necesidad de ir a compendios de retórica autorizados, la acepción de la RAE: Traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita.



Metáfora y realidades ¿inertes fuera del mundo de nuestra mente? Francisco Acuyo


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