viernes, 19 de junio de 2015

ELOGIO DE LA DECEPCIÓN, MODELO DE DISEÑO EDITORIAL.

Reproducimos del blog Atticus diseño gráfico, la entrada sobre el libro Elogio de la decepción, para la sección del blog Ancile dedicada a este espacio de diseño artístico y editorial.

Enlace a la página Atticus ediciones

atticusediciones@gmail.com




  El libro de reflexiones y pensamiento del poeta Francisco Acuyo titulado, Elogio de la decepción, del cual ofrecemos una muestra breve del contenido de unas meditaciones que, aún situadas a una distancia de la creación poética, siempre la poesía estará al fondo de todas ellas. Libro singular que desde aquí recomendamos vivamente y desde el que podrán constatar nuestra cuidadísima  labor de diseño editorial en un conjunto de textos realmente profundos y no menos aquilatados. 


Elogio de la decepción, Atticus ediciones, Ancile






ELOGIO DE LA DECEPCIÓN, 
MODELO DE EDICIONES EJEMPLARES




Elogio de la decepción, Atticus ediciones, Ancile




La soledad individual, tomada o tenida presente por virtud del engaño o la decepción, nos muestra con preclara y mayor clarividencia la dimensión extraordinaria de la amistad verdadera, en tanto que nos enfrenta a nosotros mismos en una singular reflexión del ser. La conciencia decepcionada, vuelta hacia sí misma por el desengaño, ve con total claridad la cierta dimensión de la soledad y de la imprescindible philía como afecto, mas también cómo la razón vive de solidaridad y plena y cálida convivencia.




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Qué gran bien, querido amigo, nos hace la visión de la verdad a través de la decepción, si nos muestra el engaño. La amenaza siniestra de la manipulación nos queda manifiesta y evidente la falsificación intencionada; mas la fórmula magistral del sabio queda patente en la bondad posible, si el hombre es la medida [sic] de todas las cosas, pues el juicio justo y la observación de la verdad serán así elementos sustanciales de la bondad misma. Me parece grande dignidad este reconocimiento: mediante el mismo aquella realidad de excelencia (areté) humana es posible. La inteligencia y la verdad aspiran a la finalidad acaso más legítima, pues al mirarse en ella, entiende sin asomo de ninguna duda el imperativo de mirar al otro, porque el otro, al fin y al cabo, en la amistad, no es sino otro yo mismo. Será por eso  que la estupidez se manifiesta siempre peligrosa. A tenor de ella olvidamos lo que somos y, por tanto, lo que el otro, potencialmente, representa para la realización de nosotros mismos: la memoria será, pues, fundamento solidario y de libertad recurso imprescindible para todo tipo de concordia y de sabiduría.




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Nunca hizo falta, caro hermano, si eres en verdad otro yo mismo, de más  razones que este corazón único que compartimos en su latir unánime para la comprensión de potenciales disensiones que, al fin,  no harían más que, si cabe, afianzar los lazos que nos unen, pues  bien sabemos lo íntimo de alegrías y penas  sin mediar siquiera una palabra. Por todo esto sé que tan insignificante falta en relación a las explicaciones que mereces por mi ausencia en este o aquel evento, no debiera ser motivo de disgusto; y porque veas que soy muy consciente de la rara y singular preeminencia del vínculo que tan estrecha y afectivamente nos hace uno, quisiera relatarte, en ligero y particular desfile, la razones por las que la amistad verdadera ha de mantenerse siempre muy lejos de cualquier sospecha. Así paso, en desordenado pero creo que entretenido y rápido cortejo, una suerte de consideraciones muy a propósito a tan estupendo asunto, y en relación con las razones sobre las que se funda la confianza más genuina, porque no puede ser  ninguna otra mejor que la amistad.






Elogio de la decepción, Atticus ediciones, Ancile

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