martes, 15 de septiembre de 2020

LA REALIDAD DE LA NADA


Para la sección Pensamiento, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: La realidad de la nada, fragmento del conjunto Todo sobre la nada, inédito por el momento y que se baraja entre varias editoriales su publicación. Cuando esté decido se avisará previamente.


La realidad de la nada, Francisco Acuyo


LA REALIDAD DE LA NADA




¡Oh alma mía,
sal fuera, Dios entra!
Hunde todo mi ser
En la nada de Dios. […]
¡Oh Bien más allá del ser!


Maestro Eckhart
El grano de mostaza





Del nata al vacivus, o del cultismo vacuus latinos (pronombre y adjetivo, respectivamente), se puede trazar la señal, el signo, el punto de partida etimológicos[1] de dos términos que veremos en este corpus de reflexiones sobre la nada,  desfilar en muchos momentos como análogos.  No obstante, debemos reconocer y distinguir convenientemente el concepto de nada en oriente (Upanishads) como conciencia profunda, sin imágenes, y que se relaciona con la nada mística que no es la negación absoluta. Es una realidad inobjetiva e inefable propia de los misticismos más diversos (pues nada puede cambiar sin producirse el contacto con esa región del ser absoluto… que es la nada).[2] Muy interesante diferencia la idea –egipcia- del vacío, relacionada con la abstracción y el concepto de espacio, o lugar que se produce por la pérdida de la sustancia necesaria para formar el cielo.[3]

            Así las cosas, y aunque se dice que la naturaleza aborrece el vacío (la nada) por carente de espacio y lugar, es cierto que nos persigue de la manera más extraña y paradójica: No hay nada más real que la nada.[4] No recabaremos nosotros en esta ocasión documentaciones de carácter neurológico y neurofisiológico de personas que hayan estado sometidas a condiciones diversas[5] que les hayan llevado percibirse como la nada en este mundo[6].

            Demócrito, Lucrecio y Epicuro encabezando la corriente tomista clásica acaso fueron primordiales en occidente en la concepción y necesidad de la nada como vacío en las nociones filosóficas y científicas incluso hasta nuestros días. Plutarco ponía en boca de Demócrito que el algo no existe en mayor medida que la nada,[7] invistiendo a la nada de naturaleza y realidad propia. La movilidad del átomo es la garantía de la existencia del vacío (la nada como topos en donde ha de producirse dicho movimiento, y cuya cualidad incorpórea es característica).
La realidad de la nada, Francisco Acuyo

            Los dos grandes monstruos del pensamiento occidental, Platón y Aristóteles, se postulan en contra del vacío (o de la nada, considerada como espacio intermedio entre el ser inmutable y absoluto y el ser relativo que deviene, siendo para Platón un espacio independiente de los cuerpos que, influiría en pensadores posteriores platónicos)[8], sobre todo la aportación a aristotélica a esta oposición es proverbial y se extiende aún en nuestros días, tratando de refutar que el movimiento implicara necesariamente la existencia del vacío.[9] De nuevo (con matices varios) la nada es rechazada posteriormente como realidad, si acaso como algo concebible o abstracto (estoicismo y otras corrientes de pensamiento de la antigüedad y de un posterior eclecticismo)[10]. Veremos que la contraposición de tomismo y aristotelismo ha prevalecido durante siglos en relación a la concepción de la nada o vacío.

            Lo cierto es que el cuestionamiento de la realidad de la nada o vacío no ha sido (no lo es hoy día) un asunto baladí y controvertido al tiempo. El horror vacui (fuga vacui) medieval y escolástico fue en verdad un principio[11] de rechazo empírico y metafísico que habría de culminar en la clausura teológica del mundo.[12] La realidad de la nada, como se puede ir constatando, será una constante de discusión que no cesa, en el Renacimiento vuelve la controversia con la admisión de algunos a dicha realidad[13] y que culminaría con la concepción revolucionaria de Copérnico y su heliocentrismo, aun cuando el mantiene la idea del mundo como pleno y no postulando nunca un espacio (vacío), pero es claro que el modelo copernicano[14] contiene en germen las ideas de la vacuidad del espacio.[15]


Francisco Acuyo

[1] Curiosamente, nata, es forma femenina del participio natus-a-um (nacido), del verbo nacer (nasci) y su singular y extraña evolución semántica que, proveniente de la expresión latina res nata (la cosa en cuestión), acabó derivando en la expresión en sentido negativo, nada, así el nasci, nacer, dar a luz, …acaba por tener la acepción que reconoce la misma RAE: inexistencia total o carencia absoluta de todo ser. Las acepciones de la RAE en cuanto a vacío son bastante más dispersas (y diversas), pudiéndonos quedar con la acepción primera: Falto de contenido físico o mental; hasta la trece: espacio carente de materia.
[2] Cirlot, J. E.: Diccionario de símbolos, Siruela Madrid, 1997, pág. 327.
[3] Ibidem, pág. 459.
[4] Gregory, R.L. : Diccionario Oxford de la mente, Alianza, Madrid, 1995, pág. 783.
[5] Narcolepsia, anestesias y condiciones diversas bajo el efecto de drogas.
[6] Ibidem.
[7] Diels,H. – Kranz, W.: Die fragmente der Vorsokratiker, Berlín, 1934-35, Los filósofos Presocráticos, Gredos, Madrid, 1979-1980, Plutarco, Adversus colotem.
[8] Donde el espacio sería luz inmóvil que cohesiona el mundo.
[9] Deduciéndose en la Edad Media de esta concepción aristotélica la distinción entre vacío continuo, intersticial y extracósmico.
[10] Como es el que caso de Estratón, Herón y Filón, que llegarían a admitir el vacío intersticial.
[11] Ribas, A.: Biografía del vacío, Destino, Barcelona, 1997, pág. 61.
[12] Tomás de Aquino rechaza la nada del vacío porque el límite del mundo es impenetrable; Duns Scoto que rechaza cualquier correlato espacial al margen de la ubicuidad de Dios.
[13] Telesio y Patrizzi aceptan su realidad en las obras: De rerum natura iuxta propia principia (1586), y Nova de universis philosophia, respectivamente.
[14] Modelo que rompe la oposición entre materia y la quintaesencia etérea (éter) vinculada al símbolo de la luz y cohesión universal, llevando a la confusión entre éter y vacío.
[15] Ribas, A.: opus cit. Pág.98.



La realidad de la nada, Francisco Acuyo

No hay comentarios:

Publicar un comentario