viernes, 20 de noviembre de 2020

EL MISTERIO Y LA FUERZA DE LA FE

 Para la sección Pensamiento, del blog Ancile traemos una nueva serie de entradas que versaran sobre las diferentes ópticas mediante las que se puede acceder a la cuestión de la fe, que viene a estar muy  relacionada con la problemática de lo trascendente. Y todo bajo el título de El misterio y la fuerza de la fe.


El misterio y la fuerza de la fe. Francisco Acuyo



EL MISTERIO  Y LA FUERZA DE LA FE




Advertencias, exhortaciones, éxtasis, reflexiones, discursos muy variados como tiempo y señal me mostrarían lo que custodia y cifra el grande y nunca a los ojos de la razón entendido prodigio de la fe. La fides más allá, quiero decir, de la creencia credere) que confianza pone en esta o aquella convicción supersticiosa al amparo de un credo religioso, y que quiere de forma irracional y en forma de confianza ciega, cada uno de sus principios imponer. No obstante, la acepción general del término, al menos desde una óptica filosófica, infiere un saber que ¿no puede?1  en modo alguno verificarse racional o empíricamente. Los testimonios de confianza, los postulados que se adoptan como principios de demostración o de revelación ya incitan proverbialmente a toda desconfianza.  

En este arranque argumental parece que la fe a la que nos referimos quiere fundamentarse en los valores éticos que funda el crédito y lealtad entre los hombres. Pero no es el caso, que queremos sin duda trascenderla. No puedo desprenderme del acervo cultural que me impregna como aquel individuo que vio la luz del mundo en una sociedad cristiana. Pero al margen, si fuere esto posible, de mis pocas convicciones y muchas dudas, he de reconocer que toda fe debe partir de la revelación y existencia de un Dios vivo, si es que está estrechamente relacionado con los hombres. Así la pietas 4 ha de superarse en pos de aquel criterio en el que la fe es el acto y el proceso mediante el que los seres inteligentes se ven interpelados, bien por la palabra o intervención divina,5 bien fundada en la naturaleza como medio de revelación … a creer en la existencia de lo trascendente.

La fe como gracia implica que esta no es un tributo que tenga valor ante Dios mismo, más bien será su aceptación como gracia absoluta. Pero sobre todo es la decisión (Kierkegaard) de dar sentido a la propia existencia personal por la existencia de Dios. Todas y estas y otras muchas reflexiones que vendrán, está impuestas por la curiosidad de alguien que, con mente científica, no acaba de entender cómo es que personas insignes y de relieve intelectual extraordinario se decantan por la creencia en lo trascendente. La lista, de llevarse a cabo, sería aburridamente prolija.  No obstante, no por eso dejé de cuestionarme las mismas cosas durante tantos años. Pero siempre mantuve una intrigante relación de simpatía con aquellas mentes preclaras que con razón, sin razón o contra ella, defendieron su fe como razón de clara y profunda de sus existencias. 

¿Por qué tantos otros, no menos perspicaces, instruidos y penetrantes ingenios no pueden asumir estas inclinaciones como realidades que fundamentan ni su mundo ni el que les rodea?   

Trataremos de contestar a estas y otras interrogantes  al respecto en la próxima entrada de este blog Ancile.




Francisco Acuyo



1- Todos sabemos que, sin embargo, han sido muchos los intentos por parte de doctores de la Iglesia de dar cuenta racional de esta fe,  relativa a no otra  cosa que la de la existencia de Dios mismo.   
2- Enciclopedia  Garzanti de la filosofía, Barcelona, 1992, pág. 330.   
3- Al menos para quien suscribe así se suceden.    
4-Piedad entendida como la dimensión social y política, -moral, decíamos-
5-   Es el caso de la religión  bíblica y cristiana.   
6- Véase a Cicerón (Sobre la naturaleza de los dioses), por lo que también Dios puede ser objeto e estudio filosófico.



El misterio y la fuerza de la fe. Francisco Acuyo


























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