martes, 24 de noviembre de 2020

BREVE REFLEXIÓN PSICOTEOLÓGICA SOBRE EL CORONAVIRUS, POR ALFREDO ARREBOLA

 Para la sección Apuntes histórico teológicos del blog Ancile, traemos la nueva entrada de nuestro colaborador Alfredo Arrebola que lleva por título: Breve reflexión psicoteológica sobre el coronavirus.




Breve reflexión psicoteológica sobre el coronavirus. Alfredo Arrebola





BREVE REFLEXIÓN PSICOTEOLÓGICA 

SOBRE EL CORONAVIRUS 



“Sueña el rico en su riqueza,
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
[…]
Pues el delito mayor del hombre
es haber nacido. 

(Calderón de la Barca, 1600 – 1681)



Sin la menor duda, la comedia filosófica “La vida es sueño” representa la producción máxima del inmortal autor madrileño, y, posiblemente, de todo el teatro barroco europeo. El pensamiento calderoniano me ha servido para confeccionar esta sencilla y breve reflexión psicológica y -¡ cómo no! - teológica sobre la terrible y letal pandemia denominada SARS-COV-2, a la que ya le he dedicado cinco artículos en sus diversos aspectos.

Sin embargo, viendo que cada día somos más conscientes de lo mal que se están poniendo las cosas, como lo vienen repitiendo al máximo los medios de comunicación social (Prensa, Radio y Televisión), a mi mente han acudido las palabras de mi inolvidable amigo – y uno de los mejores escritores granadinos – Luís Rosales Camacho (1910 – 1992), quien nos dejó escrito: “El dolor es un largo viaje, es un largo viaje que nos acerca siempre. Qué nos conduce hacia el país donde los hombres son iguales. Y yo quiero decir que el dolor es un don, porque nadie regresa del dolor y permanece siendo el mismo hombre. Las personas que no conocen el dolor son como las iglesias sin bendecir”.

Han pasado, ciertamente, muchos años de la muerte del lírico poeta nazarí, pero sus palabras merecen ser recordadas ante el Coronavirus que ha originado una crisis económica a nivel mundial, con la tendencia de echar la culpa siempre a los otros, a los que no son de los nuestros, a quienes tienen el poder y las decisiones en nuestro país y en nuestro mundo, como escribe el P. Benjamín Echevarría en “Capuchinos Editorial. Ocubre 2020 (N.o 72). No obstante, ante este desastre, nos encontramos con una llamada a la responsabilidad de cada uno de nosotros. Y, a la verdad, de alguna manera responsables somos todos porque nos hemos ido acomodando a un estilo de vida, que nos ha llevado a donde nos encontramos en la actualidad. Lo que ineludiblemente nos conduce a plantearnos, como “creyentes” laicos cristianos, una serie de interrogantes vitales, propias de todo ser racional y pensante: ¿Qué es lo que da sentido a mi vida? ¿Cómo vivo? ¿Para qué vivo en este inquieto mundo? Preguntas, ciertamente, muy genéricas, pero obligadas dentro de las circunstancias que nos rodean y acucian a cada instante.

Breve reflexión psicoteológica sobre el coronavirus. Alfredo Arrebola
Se han apoderado de nosotros, sin la menor duda, la pena y la angustia existencial. Pero también, queridos lectores, existe un “Existencialismo cristiano” que, arrancando en san Agustín (354 – 430), ha sido expuesto y defendido por filósofos de la talla de Soren Kierkegaard, Miguel de Unamuno, Maurice Blondel, Gabriel Marcel, J. Maritain, etc.: todos ellos buscando, sin duda, ese Misterio Fontal que es Dios, escondido bajo mil nombres que las culturas le han atribuido. Dios es -escribe Leonardo Boff, Teólogo y Filósofo recientemente fallecido, Misterio no sólo para nosotros sino también para sí mismo, pues su esencia primera es ser Misterio. Él se autocomunica, y al autocomunicarse se muestra así como es: no como soledad sino como comunión de divinas Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, cf. “Cristianismo. Lo mínimo de lo mínimo”, pág. 12 (Madrid, 2013).

Por tanto, Dios, Misterio supremo, no abandona al ser humano creado amorosamente por Él;¡ni siquiera en estas tristes circunstancias de pandemia universal!. Y no olviden esos necios e irresponsables agnósticos que no todo lo que se presenta bajo el nombre de cristianismo es cristiano y, además, que junto a otros caminos religiosos y espirituales, el verdadero y auténtico cristianismo también participa de la misión común que es mantener viva la llama sagrada de la presencia divina en cada persona, en la historia y en todo proceso cósmico. San Pablo, locamente enamorado de Jesús de Nazaret, lo dijo aún mejor: “DIOS LO LLENA TODO”. Y ésta es la razón óntica de que mis reflexiones vayan siempre dirigidas a todos los que con fe o sin fe, se dejan fascinar por la figura de Jesús y ven en él “un tesoro escondido en el campo” (Mt 13,44).

No siento, pues, el más mínimo miedo de publicar a los cuatro vientos que los políticos no están cumpliendo las expectativas de un pueblo que no deja de sufrir día tras día. Sólo se ve, por desgracia, una política muy agresiva: atacar de forma teatralizada allí donde importa más quién insulta y quién menosprecia al contrario que solucionar los problemas. Como español, yo me siento plenamente defraudado: ¡ni derechas ni izquierdas, términos totalmente obsoletos y vergonzantes, para un pueblo que aspira a vivir en paz y armonía!. Las energías que gastan nuestros políticos deberían invertirlas en ayudar a España y sacarla de esta situación tan complicada, originada por el terrible y letal coronavirus. En la mente de todo español está muy firme la idea de que España necesita más que nunca a sus políticos unidos, luchando por salir de este pozo en el que estamos.

Breve reflexión psicoteológica sobre el coronavirus. Alfredo Arrebola

Es cierto, por otra parte, que son muchos y variados los efectos psicológicos que acarrea toda pandemia: ataques de ansiedad y depresión por miedo a contraer el virus, hipocondría que se apodera de algunas personas por la probabilidad a contagiarse; situaciones puntuales tales como los rumores y confinamiento domiciliario y, sobre todo, el atiborramiento de noticias repetidas al respecto en la televisión o radio, etc. No sé si es cierto lo que he leído en una revista: “Cerca del 40% de las noticias que recibimos sobre el coronavirus son falsas”.

Pero, como dice el refrán, “A grandes males, grandes remedios”, el psicólogo Jesús M. Iriarte nos ofrece algunas pautas y consejos que él ha recogido de la APA (American Psychological Association): Conocer los hechos: adoptar un enfoque más clínico a la hora de seguir la información sobre el virus, para lo que es necesario basarse en fuentes creíbles; conectarse en redes sociales puede fomentar una sensación de normalidad, como buscar ayuda adicional: personas abrumadas por el nerviosismo, tristeza persistente u otras reacciones prolongadas que afectan negativamente a su desempeño laboral o sus relaciones interpersonales, deben consultar con un profesional de salud mental capacitado y experimentado,(Capuchinos Editorial, pág. 25. No 72).

Analizada teológicamente la nefanda covid-19, pienso que la estrategia número uno es, para el creyente, la seguridad de que Cristo,¡que a tantos enfermos curó!, camina con nosotros para lograr el antídoto y podamos vencer esta nefasta pandemia. Y sigo creyendo que Dios no va a hacer milagros ostentosos. El es un milagro vivo y candente que nos lleva de la mano y trabaja con los científicos para encontrar la medicina adecuada y superar totalmente el virus. Más aún: mi corta “mente teológica” sigue afirmando que, ante la muerte de un ser querido infectado, el mejor duelo y la mayor ayuda humana está en Dios que da “la vida eterna”.Ya nos lo dejó dicho el genial San Agustín: ¡“Señor, nos hiciste para Tí, y nuestro corazón estará inquieto hasta no descansar en Tí” (Confesiones, Libro 1o).

No lo olvides, amigo lector, y reflexiona un poco: Hemos sido creados para amar y ser amados. Dios, que es amor (1Jn 4,16), nos ha creado para hacernos partícipes de su vida, para ser amados por Él y – cómo no! - para amarlo y también amar con Él a todas las demás personas. Este es el “sueño” de Dios para el hombre. No nos engañemos, pues, con sueños tontos. Tratándose de la vida o la muerte y del sentido de la existencia, el protagonismo lo tiene Cristo, Hijo de Dios vivo.




Alfredo Arrebola

Villanueva Mesía-Granada, Noviembre de 2020.




Breve reflexión psicoteológica sobre el coronavirus. Alfredo Arrebola






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