jueves, 30 de marzo de 2023

¿ES REALMENTE INTELIGENTE LA IA?

 A vueltas con la IA, traemos otro nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez bajo el título: ¿Es realmente inteligente la IA?


¿ES REALMENTE INTELIGENTE LA IA?

 

¿Es realmente inteligente la IA? Francisco Acuyo

A la luz de las apreciaciones, definiciones y acepciones varias sobre el concepto de inteligencia, cabría plantearse la lógica pregunta de hasta qué punto es inteligente la IA, si es que hasta hace muy poco la inteligencia era atributo exclusivo del ser humano.

                Lo primero que nos resulta interesante es que buena parte de los ingenieros de la IA describen a esta como la capacidad de un dispositivo (artefacto o máquina) para realizar tareas que se han atribuido al ser humano de manera habitual. Estos sistemas artificiales emulan áreas del conocimiento propias del ser humano y sus diferentes manifestaciones de inteligencia.

                Veremos que la IA distingue varios tipos, así: una IA específica dedicada para tareas muy concretas como hacer cálculos o jugar al ajedrez, se la define también como IA débil. La IA fuerte, o general es la que opta por la posición más radical, que cree que puede tener todas las capacidades del ser humano; opción que a día de hoy parece totalmente descartada, sin que por ello nos beneficiemos de lo positivo que ofrece desde una óptica tecnológica. La más controvertida sería la concepción de la IA como singularidad, es decir, aquella que superaría la inteligencia humana, superinteligencia que, por definición, ni siquiera podríamos entender.

                Vemos que la cuestión de la IA, antes las perspectivas expuestas, no extraña que cause una extraordinaria expectación popular, sobre todo a raíz de la difusión a través del cine, el comic, la novela de ficción y los propios artilugios que se han ido produciendo (robot, chat inteligentes …).

¿Es realmente inteligente la IA? Francisco Acuyo
                Pero en verdad que la IA es un ámbito lo suficientemente complejo para que el público de a pie no imagine siquiera lo que detrás de ella hay de fundamento intelectual. Cuestión esta, a mi juicio, muy más interesante. De interés no tanto porque los  avances tecnológicos desde esta óptica no lo sean, sino porque desde esta apreciación del pensamiento que la fundamenta, aprendemos no sólo de la IA, sino sobre nuestra propia inteligencia y, sobre todo, sobre la naturaleza de nuestra conciencia, que va más allá del mismo concepto de inteligencia.

                Las escuelas simbólico (lógica) y la conexionista para conseguir la IA, son la muestra definitiva de lo que trato de explicar. La primera (top dwon) es la que utilizan (los sistemas expertos) para representar conocimiento a través de símbolos y razonamiento lógico para obtener un conocimiento nuevo. La segunda (o botón-up) que se sustenta en los datos, la experiencia que estos aportan y que encuentran reflejo en lo que denominamos redes neuronales: machine learning y deep learnig, son ejemplo de esta corriente.

                Si bien la IA es capaz de sintetizar y automatizar tareas muy diversas que, en principio se consideran como intelectuales, el problema surge cuando las mal interpretamos. Si bien estas tareas revisten el campo de la IA con un carácter universal, en su aplicación, es muy dudoso que pueda considerarse que en realidad tengan pensamiento propio. Por otra parte, todos reconocemos que la capacidad intelectual del ser humano es limitada y no puede resolver todo tipo de problemas, ergo, si la máquina quiere emular al ser humano, debe tener, al menos, las mismas limitaciones.

                Si indagamos sobre la famosa máquina de Turing podremos obtener, así lo piensan muchos, que la prueba de que dicha máquina sobrepase ampliamente al dialogar con un humano (y este no sea capaz de distinguir si lo hace con una máquina), no es en modo alguno cosa clara, véanse, por ejemplo, los chats de inteligencia artificial, no obstante, la singularidad importante en relación con la prueba de Turing, debe radicar en que el entrevistado o contertulio debe saber que está hablando con una máquina.

                Más adelante veremos en este blog Ancile, otras cuestiones sobre la posibilidad de que una máquina pueda simular que piensa sin tener realmente pensamiento (experimento de la habitación china) y sobre todo atender a la gran dificultad (entre las filosóficas, éticas…) que supone la comunicación con el usuario, en virtud, o en este caso, supuesto defecto de la ambigüedad del lenguaje, ambigüedad que, como hemos visto en anteriores post de este blog, puede ser una gran ventaja. Sobre estas cuestiones tiene mucho que decir la lingüística computacional.

 

Francisco Acuyo

               

 

¿Es realmente inteligente la IA? Francisco Acuyo

 

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