martes, 12 de noviembre de 2024

ARTE: LA VIDA EN BUSCA DE SENTIDO

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: Arte: La vida en busca de sentido.



ARTE: LA VIDA EN BUSCA DE SENTIDO



Arte: La vida en busca de sentido. Francisco Acuyo


 

Si bien es cierto que la corriente reduccionista de la ciencia puede considerarse como una vertiente poco sensible a lo que hoy consideramos como humanismo, no es menos verdad que el arte se ha hundido hasta las trancas en el humanismo más profundo, si su sustento es fundamentalmente el ámbito de lo subjetivo. La ciencia, no obstante, está cambiando en muchos de sus dominios esta visión encorsetada de la realidad, tomando presupuestos que pueden considerarse en no pocos casos como netamente humanísticos, en tanto que el valor del sujeto que observa, que siente, que busca lo real tiene un valor acaso como nunca antes lo ha tenido en el método científico (ejemplo claro y más espectacular lo encontramos en los dominios nada menos que de la física, como puede ser la teoría de la relatividad o la mecánica cuántica).

Arte: La vida en busca de sentido. Francisco Acuyo
                Aquella voz que clama en busca de sentido, de Victor Frankl, para una terapia coherente con las necesidades más profundas del ser humano, es algo consustancial a la dinámica que impulsa la creación artística (y por qué no, la investigación científica). Mas, también una vía de curación ancestral del espíritu.  Parece claro que la frustración en la búsqueda de sentido provoca neurosis, pero también las produce cuando se inhibe la necesidad creativa de todo ser humano y que se desarrolla proverbialmente a través de la manifestación artística, no siendo esta última la única manera de realización creativa.

                Más allá de la eterna cuestión de si la vida tiene o no sentido, o si merece la pena vivirla en virtud del significado que encontremos en ella, subyace un impulso arrollador que no debe y acaso no puede reprimirse, pues, es paralelo a la dinámica de la vida misma que se resuelve creativamente: debemos realizarnos, conformarnos, en definitiva, ser, y la senda del crecimiento creativo es esencial. Cuántas veces no me pregunto si el nihilismo y la angustia existencial que nos consume en la posmodernidad no se debe a una serie de inhibiciones que arraigan en la vertiente positivo materialista de nuestros días que incide en reprimir lo ancestral espiritual, por un lado, por otro, la negación de la búsqueda esencial de sentido y, finalmente, el olvido o la represión inconsciente de la necesidad de crecer y desarrollarse a través de los procesos dinámico creativos,que son, digo, consustanciales a la dinámica de la misma vida.

                No se trata de liberar sólo  la voluntad de sentido[1] de todo hombre, ya que no solo es el desarrollo de esa voluntad de sentido lo que lacera y tortura al mismo, es la represión de la capacidad creativa que todo ser viviente y consciente tiene para realizarse. El arte es el excepcional aglutinador para saciar la sed espiritual, de significado y de realización creativa, de aquí su extraordinario valor terapéutico.

                La infelicidad proviene no solo de la persecución constante e irracional de ser feliz, sobre todo, en no ver que, aun en el sufrimiento, hay sentido, trascendencia y resolución creativa para reponerse y ser en el cambio pues, todo dolor produce una fuerza natural de creación que nos modifica y modifica el mundo.

                El arte es la manifestación más extraordinaria del homo patiens  (del hombre que sufre) y, no obstante, observa y crea belleza. Es una vía de libertad y de realización que nos ayuda incluso a desprendernos de nosotros mismos como conciencia personal herida, para trascender esa misma conciencia personal del dolor para ser en la belleza[2], que es creación. Es, en fin, el modo de superar la cosificación a la que nos vemos sometidos en una sociedad donde se niega la propia autotrascendencia, pues el ser no es más que una mera cosa.

                Por todo esto ahora sería momento idóneo para recordar al Goethe del Fausto cuando decía:

Extrae primero el alma con firme persistencia.

 Ya en su mano las partes, las clasifica.

 Mas el espíritu —que mantenía unidas

 dichas partes— por siempre habrá perdido.

 

                Es por todo esto que el arte pone de manifiesto la idea pascaliana de que el corazón tiene razones conoce que la razón desconoce, porque su pulsión creativa va más allá de una visión reduccionista del mundo y de nosotros mismos, si su misión es precisamente la autotrascendencia.

 

Francisco Acuyo

 

 


Arte: La vida en busca de sentido. Francisco Acuyo


 

 



[1] Frankl, V. L.: Psicoterapia y humanismo. ¿Tiene sentido la vida?, Fondo de Cultura Económica, México 1984.

[2] Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo, 2ª edición,  Entorno Gráfico, colección Exagium, Granada, 2022.

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