miércoles, 6 de octubre de 2021

LA LUZ Y SU CONSTANTE UNIVERSAL: LO REAL (COMO UN TODO) MÁS ALLÁ DE DICHA CONSTANTE

 La realidad y la diversidad de sus facetas (si es que en verdad las tuviera) es la temática que abordamos en estos últimos post del blog Ancile para su sección de Ciencia, en este caso bajo el título: La luz y su constante universal: Lo real (como un todo) más allá de dicha constante.




LA LUZ Y SU CONSTANTE UNIVERSAL:

LO REAL (COMO UN TODO) 

MÁS ALLÁ DE DICHA CONSTANTE

 



La luz y su constante universal: Lo real (como un todo) más allá de dicha constante. Francisco Acuyo


El uso –teórico y práctico- de la denominada constante universal de la velocidad de la luz ha sido y es en verdad útil y de una importancia incuestionable en física. El modelo de la relatividad general de Einstein así lo ha corroborado y puesto en evidencia, estableciéndose como un marco singular y capital para el entendimiento de la realidad física y de su fenomenología, así lo demuestra su aplicación para la mayoría de mediciones que tienen interacción con el universo.

                No obstante, no son pocos los cosmólogos que aún con herramienta tan poderosa de medición y sobre todo de predicción, no acaban de poder explicar, en virtud de sus aproximaciones, cómo es que el cosmos goza de semejante inmensidad y, lo que es aún más enigmático, cómo es posible ese grado homogeneidad manifiesto (uniforme en todas las direcciones) del que participa, sobre todo si la velocidad de la luz ha sido constante desde la génesis del Big Bang. Además, todo parece indicar que con la constante de la velocidad de la luz, el centro teórico del universo no alcanzaría el límite exterior del mismo, dando esto lugar a un universo heterogéneo, que no es precisamente lo que se observa.[1]

                Como vemos, las consecuencias de la naturaleza de la constante universal de la luz, no sólo afecta al ámbito de lo inmensamente pequeño (al dominio de lo cuántico), también en el terreno de lo inmensamente grande, como es el de la cosmología. Las relaciones de ambos territorios y su fenomenología no han tenido una convivencia precisamente pacífica en la física teórica. Buena cuenta de esta controversia (que no es nueva, data de los filósofos griegos, que ya conjeturaban que en la aparente diversidad del mundo ocultaba una unidad subyacente) la da el intento de llegar a una teoría unificada (Theory of Everything), mediante la cual establecer un modelo simple para unificar todas y cada una de las interacciones que son posibles en la naturaleza y sin contradicciones. Contradicciones extraídas, sobre todo, por lo observado en el mundo cuántico, donde el azar parece campar por sus respetos, dominio decimos al que a lo más a lo que podemos llegar (que no es poco) es al cálculo de probabilidades de que suceda un determinado evento cuántico.

                Este intento de unificar en una sola teoría las explicaciones sobre las interacciones de las fuerzas básicas de la naturaleza y sus respectivas interacciones (gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil) ha sido y es una constante  de la ciencia física, añadiendo la cosmología la necesidad de una fuerza inflacionaria así como la materia y la energía oscuras, que exigirían una suerte de partículas fuera del modelo estándar. De hecho la relatividad general y la física cuántica mantienen sus diferencias, cuya principal inconsistencia radica en la exigencia de la incorporación de la gravedad cuántica.[2]  De cualquier manera, la mecánica cuántica aplicada al ámbito de lo infinitamente pequeño se ha mostrado como una herramienta predictiva eficacísima, aunque deba reconocerse que una teoría total muy bien pueda resultar un imposible, sobre todo si atendemos a las derivaciones lógico matemáticas del teorema de la incompletitud de Gödel.[3]

                Todas estas idas y venidas en la búsqueda de una visión completa y coherente de la realidad del mundo ha tenido también, inevitablemente, que afectar (¿filosóficamente?) al concepto de realidad, y hasta qué punto podemos aspirar a reconocer lo que esta sea. De las aproximaciones que de ella se han hecho se ha podido abordar una panoplia grande de fenómenos con predicciones cada vez más exactas. De todas formas estamos lejos de un determinismo laplaciano de totalidad de conocimiento de lo que la realidad consista, y para ello confrontamos, de nuevo, con la incertidumbre de la realidad cuántica del mundo.

                Veremos en próximas entradas de este blog Ancile, que la realidad no es algo tan evidente como nuestros sentidos, e incluso nuestra razón común, nos muestran en primera instancia.

 

 

Francisco Acuyo

 



[1] Según algunos teóricos, en realidad, al principio del Big Bang, la velocidad de la luz no era constante, sino que era superior a dicha velocidad, y a la medida que el universo se consolidó en su expansión ralentizándose y con ella la de la luz.

[2] Véanse como alternativas a superar esta inconsistencia entre ambas la teoría de supercuerdas y la teoría de gravedad cuántica de bucles.

[3] Nos viene a decir que cualquier teoría matemática suficientemente compleja o es inconsistente o incompleta, por lo que la física (si apoyada en la verificación matemática) tampoco puede ser completa.


La luz y su constante universal: Lo real (como un todo) más allá de dicha constante. Francisco Acuyo


No hay comentarios:

Publicar un comentario